Los
predilectos (Alfaguara, 2013) de Jaime Mesa (escritor de Puebla,
México 1977) es la segunda novela publicada del autor, la primera
fue Rabia (Alfaguara, 2008) y
cuya reseña también aparecerá pronto por aquí. El autor fue
becario del FONCA en el área de novela durante 2008-2009.
Actualmente imparte talleres de creación literaria y es editor.
Los
predilectos tiene una narrativa
circular en primera persona y donde el autor le da vida a una voz
femenina, pues la protagonista es Scarlett Kunzen, una mujer que a
sus más de treinta años rememora su vida a partir de su mayoría de
edad, cuando toma la decisión de salir del hogar nuclear para
enfrentarse a un mundo del que ya poco cree que la pueda sorprender.
Y precisamente que sea una protagonista es una de las muchas
singularidades de esta novela, pues remite precisamente a esa
“reciente” objetividad de la escritura a la que alude Mesa en esta entrevista:
—En
realidad fue más fácil escribir como mujer de lo que yo pensaba —
asegura
el autor, y luego añade—: Lo que hice, el truco literario
que
hice fue nunca pensar que tenía que escribir como una mujer.
Yo
me sentaba a escribir y no decía: “ay cómo escribirá una mujer,
cómo
lo haría una mujer”, porque se hubiera tronado la narración,
hubiera
quedado muy artificial. Entonces lo que hice fue que descubrí que
sí,
a
pesar de las diferencias normales y obvias entre un hombre y una
mujer,
al
final de cuentas la condición humana se impone: le tenemos miedo a
lo mismo.
Y
con esa neutralidad o punto medio entre hombres y mujeres,
fue
en la que me sumergí a escribir la novela.
Y
es una narrativa sobre la que Margo Glantz, en su ensayo
¿Neutralidad o sexualidad de la escritura? dice:
'La enunciación de un discurso femenino organizado por una
cabeza masculina no termina en el siglo XVIII', refiriéndose
a ciertas obras de Choderlos de
Laclos, Diderot y Bataille donde se le otorga trascendencia a esas
letras escritas por plumas masculinas que otorgan voz a figuras
femeninas, que cuestiona esa necesidad de asignar sexo a la escritura
y que aboga precisamente por esa neutralidad de la que habla Mesa.
A
sus dieciocho años, Scarlett Kunzen nota que es una mujer con una
genética sobresaliente y que al saber su futuro asegurado
económicamente, no tendrá que preocuparse por cuestiones mundanas
como buscar una profesión o desarrollar sus habilidades en
actividades específicas, por lo que decide salir de esa supuesto
refugio familiar donde todos los lujos no pueden otorgar las
experiencia efímeras de la vida que anhela conocer.
Scarlett
viaja y descubre todo lo que hasta entonces había permanecido oculto
a su realidad perfecta: aficiones sexuales mortales que conoce a
través del anuncio en internet de un gift giver (persona
seropositiva que desea infectar a una persona sana) y que la
convierte en un bug chaser (persona
que busca ser infectada con VIH) a través del raw sex o
sexo piel a piel, que restringe el uso de condones, para lograr dicho
objetivo. Después de su primer encuentro con un gift
giver, este la lleva a una
convertion party (orgías
sexuales para bug chasers y
gift givers) también
llamadas Russian roulette parties, fiestas
sexuales en donde se reúnen personas infectadas y no infectadas y el
riesgo de contagio se vuelve muy latente y da lugar al fuck
to death o el acto sexual en el
que hay contagio de VIH. Las últimas dos acepciones en inglés
definen a la perfección las razones de estas fiestas y personas por
realizar tales actos: el contacto directo con una enfermedad fatal
como una forma de muerte temporalmente incognoscible pero certera.
Parecido a lo anterior también está un fetichismo sexual llamado
feederism (acto
compulsivo en el consumo de cualquier tipo de alimentos), donde
los gainers (personas
alimentadas) y
los feeders (personas
que preparan o aportan los alimentos) crean una relación enfermiza y
desigual donde ambos lados están de acuerdo en ejercer sus
peligrosos roles.
Esta
cercanía con la muerte me trajo a la mente la película Kissed (Lynne Stopkewich, 1996) cuya
temática central es la necrofilia desde una perspectiva femenina -no objetiva- y
quizá, por lo tanto, con una sensibilidad y emotividad sorprendente
que transforman a esta parafilia en un acto apasionado, más allá de
lo meramente sexual.
Scarlett
relata aquí algunos de esos hechos con cierta parsimonia que le ha otorgado el
paso de los años y de la misma manera relata acontecimientos
impactantes con una belleza que logra atraer al espectador/lector,
que nos vuelve partícipes de esas fiestas, descripciones que logran
transmitir esa fijación y gusto por tales actos que por la mayoría
de las personas podrían ser repudiados o reprobados, incluso aunque
en lo más profundo de su ser sientan la misma atracción fatalista.
Tras
esa etapa de “perdición”, Scarlett se interna en una clínica de
rehabilitación para adictos (en su caso, a la comida y al sexo) y es
donde conoce a tres jóvenes ucranianos, los hermanos Dimitri y
Kosntantin y a Soseki, pocos años menores que ella y pertenecientes
a una afamada banda de rock que empezaba a declinar por falta de
material nuevo derivado de sus excéntricas vidas y excesos con
drogas o alcohol. Los cuatro formaron entonces un idílico grupo de
los denominados por la protagonista como beautiful and
damned y que eran precisamente
eso, personas jóvenes,
hermosas y 'malditas' o 'condenadas' por sus futuros previamente
escritos, que al saberse en la cima y teniendo todo lo que podrían
desear, no hacían más que disfrutar el momento, el instante, con
una juventud que parecería eterna y una conciencia adormilada por el
placer, con deleites y satisfacciones momentáneos que compraban
segundos de una fruición de la que ignoraban los límites y el
precio, ignorando también al futuro y las posibles consecuencias que
tendrían que enfrentar, pero siempre teniendo consciencia de la
muerte como el final.
Respecto
a esta forma de llevar sus vidas, que recuerda la locución latina
Carpe diem y a La Celestina, obra de Fernando de Rojas,
reseña que escribí hace algún tiempo aquí y de la que transcribo tres
párrafos fundamentales para justificar la mención:
En
la obra, todos los personajes coinciden en la atracción sexual y el
disfrute placentero de los cuerpos jóvenes y hermosos, se saben
dentro de un tiempo de vida fugaz y tienen una interacción estrecha
con la muerte. Les importa vivir el presente, no lo que pasará en el
futuro, pues el destino es desconocido y este podría ser glorioso o
traer la fatalidad. Rechazan los conceptos tradicionales de moral y
crean su propio código moral, donde todo vale para obtener los
placeres y beneficios propios.
Calisto
y Melibea se encuentran en la situación de vivir un presente
indefinido, gozando de noches de deleite, preocupándose sólo por
ver llegar la hora en que sus cuerpos se reúnan de nuevo en la
oscuridad cómplice de la noche. Pero el destino teje en estas noches
la ruina y muerte de ambos.
Para
Albert Camus, en este caso, “Matarse, en cierto sentido, y como en
el melodrama, es confesar. Es confesar que se ha sido sobrepasado por
la vida o que no se la comprende…Es solamente confesar que eso "no
merece la pena".
A
pesar de que la atmósfera en la que se desarrolla la novela
generalmente está alejada de nuestro país, Mesa describe
características específicas de la cultura ucraniana con gran
detalle y logra crear una vívida imagen del sviata vecheria o
cena de la víspera de navidad, donde describe algunos platillos y
tradiciones ucranianas muy bellas: “A la usanza más antigua,
Konstantin dispuso un lugar libre para considerar a los parientes
fallecidos, cuyas almas deberían retornar para asistir al banquete.”
Sobre
el título de la obra, es la misma Scarlett quien explica (después
de analizar la vida de una afamada actriz que al final de sus días
perdió gran parte de su fama y a la que conoció en persona -de la
que fue testigo en su ascendencia y decadencia y del único vestigio
perdurable que dejó en la tierra y en el anonimato-) que es
únicamente a través de la descendencia como se logra la permanencia
en la tierra, a través del perfecto legado genético. Porque la
memoria tiene límites y es imperfecta, y para formar parte de ese
limitado listado artístico de nombres eminentes hace falta algo más
que el simple gusto de perdurar: se necesita cierto talento, visión,
capacidad y un don.
Scarlett
me trajo a la mente a un personaje bastante peculiar que entró en mi
vida hace una década: Violeta Schmidt (de Diablo Guardián) y
un dato curioso es que, cronológicamente hablando, Violeta tendría
una edad aproximada actual a la de Scarlett. En esta formidable entrevista, Mesa habla sobre la importancia de los personajes en su
narrativa y de dónde surgió:
Otra
cosa sobresaliente de esta novela son los personajes, los cuales
están muy bien construidos. Se ve que hay un trabajo muy intenso en
saber de dónde vienen, qué piensan y hacía dónde van. ¿Qué
tanto te preocupa la construcción de los personajes y cuánto de tu
propia personalidad les diste?
Jaime
Mesa: Vengo de la tradición de los novelistas rusos, franceses e
ingleses del siglo XIX, de estas largas novelas donde lo importante
siempre es el personaje. Se recuerda vagamente la trama de Crimen y
Castigo de Dostoievski, pero todo mundo recuerda a Raskólnikov,
incluso con el paso del tiempo, Raskólnikov se vuelve un estereotipo
que la gene puede decir “ah, él se comporta como Raskólnikov”;
la importancia de desarrollar a los personajes en la literatura, y
máxime en la novela, es que con el paso del tiempo es a ellos a
quienes recordamos, son quienes realmente construyen una novela ¿por
qué? pues porque no son individuos, es decir, no son copias exactas
de una persona que respira y vive en el mundo o son una copia de su
autor, sino que son construcciones armadas con cientos de pedazos de
muchas personas, entonces de esa forma se vuelven grandes
Frankensteins armados con los símbolos y la esencia de muchas
personas, y que pueden ser buenos satélites o receptores de una
corriente humana; uno puede encontrar a Madame Bovary o a Anna
Karenina que al paso del tiempo ya representan arquetipos que son
reflejo de un grupo muy fuerte de la población.
Otra
coincidencia interesante la encontré en la página 156, donde cierto
personaje le propone a Scarlett, quien no encuentra el sentido de la
vida a sus 26 años, escribir un libro. Y la coincidencia es
precisamente que a mis 26 años publiqué mi primer libro (y aunque
ya tengo varias respuestas favorables, sigo buscando el significado
de la vida).
Finalmente,
pocas páginas antes de que termine la novela hay una explicación
exacta de quiénes son 'los predilectos': esos seres de vidas
públicas que dan de qué hablar porque siempre hay alguien que
preste atención a su existencia, los predilectos se encuentran
completamente alejados del anonimato, son más que el resto,
que esas vidas ordinarias y comunes que jamás serán iluminadas por
reflectores o enaltecidas por escenarios.
No
está de más decir que este libro me enganchó desde el primer
párrafo y para comprobarlo, pueden empezar a leer las primeras
páginas de Los predilectos en este enlace de Alfaguara y
comprar el ejemplar impreso en Librerías Gandhi o el ePub en este
otro enlace.
Son
muchas las frases seleccionadas que transcribí y aún así me
faltaron algunas, pero todas valen varias lecturas y un análisis
personal:
“De
niña me parecía que el obituario de una estrella de cine o
televisión involucraba un atisbo de lo que ha sido y de lo que será
la vida del resto de nosotros. Pequeños resúmenes de ilusiones y
fracasos. Como si al momento de morir (cuando la agonía de un astro
anuncia la inminencia de un sistema solar) acuñaran un nuevo
estereotipo, un cliché que aún no es cliché, y eso nos diera paz
para continuar sabiendo que todo permanece. Esas vidas expuestas son
como cartas astrales: prefiguraciones cósmicas de lo que podríamos
hacer con nuestra breve y banal existencia.” P. 13
“Quizá
a veces convenga no saber demasiado de uno mismo.” P. 14
“Yo,
hablándome a mí misma con esta honestidad mentirosa que otorga la
soledad.” P. 16-17
“...
proclamaba formalmente su muerte; es decir, el olvido.” P- 24
“...
los adictos se parecen a los genios, cuya conciencia los margina del
exterior, de los demás, bajo el conocimiento de que la grandeza
reina en ellos.” P. 38
“Creo
que entre más sólido sea algo más riesgo hay de ruptura. Los
linajes y, sobre todo, las personas se quiebran.” P. 55
“...
nada cambiará hasta que realmente necesites cambialos porque estás
al borde de ti mismo.” P. 57
“¿Qué
si te tocan los papeles secundarios? ¿Qué si te toca trabajar en
una empresa pequeña y nunca vienen de otra más grande a
contratarte? ¿Qué si eres bueno, el mejor de tu clase, el mejor del
lugar donde trabajas, y nunca vienen por ti? ¿Qué si vas afuera y
no puedes? Bien para los que no se dan cuenta de su lugar. Pero a
quien busca su lugar en el mundo, ¿qué tal le sentaría enterarse
de que es el personaje incidental? ¿A qué edad? ¿A los treinta?
Mejor que sea a los sesenta cuando lo descubras. ¿La gente no piensa
en eso? ¿En el papel que les tocó desempeñar? ¿O sí lo hacen y
por eso existen tantos satisfactores baratos y efímeros para evitar
la subida del índice de suicidios? Acostúmbrate y se feliz. ¿Quién
puede vivir con una verdad así? Por lo visto, todos. O, al menos, la
gran parte. Porque tampoco se suicidan seis mil millones de personas.
¿Diez millones? Aún sigue siendo poco.” P. 59
“De
entre todas las personas siempre preferí a las que han conseguido
algo, sea lo que sea. Invariablemente estarán insatisfechos,
pero su nivel de frustración será menor.” P. 60
“...
¿y fui yo la que se imaginó con el virus dentro y dueña de un
poder inconmensurable?” P. 63
“El
melodrama como catarsis.” P. 68
“Era
como saber que alguien más tiene un objeto, o es dueño de recuerdos
más exactos que tú y lo envidias.” P. 86
'...
no podía soportar la idea de una vida anónima, sepultada en algún
país europeo donde sólo tú estuvieras
consciente de que vivías. A pesar de que sabía, a la manera de una
premonición maldita, que al cabo de los años cualquier lugar sería
“un país europeo donde sólo tú estuvieras consciente de que
vivías.”' P. 103
“Daba
entrevistas donde se dedicaba a hacer crecer el mito con mentiras que
realzaban algo tan común como hallar un tema para escribir una
canción.” P. 104
“...
se dirigió a su casa a iniciar su infierno personal.” P. 118
“...
con su amistad me había perdonado como otras personas jamás lo
habían logrado hacer.” P. 120
“Ahora
sé que pocas veces guardamos el recuerdo de nuestra última vez
porque pensamos que siempre habrá otra y otra, que el sexo es algo
tan fácil de conseguir que siempre habrá alguien dispuesto.” P.
120
“...
lo inalcanzable es perpetuamente inalcanzable, aun cuando lo tienes,
porque en ese momento desaparece...” P. 129
“El
genio nunca compite. El genio sólo esta ahí y hace las cosas.” P.
136
“Pero
sobre todo, un deseo muy explosivo de comerlo,
sí, esa era la palabra, comerlo, de tomar una de sus manos y lamerla
hasta un punto doloroso, de tomar sus labios y morderlos, de
arrancar, de arañar, de masticar.” P. 139
“...
luchas esforzadamente contra nuestros más profundos defectos o, si
somos más realistas, contra nuestra naturaleza.” P. 146
“La
soledad no sirve, como muchos piensan, para estar contigo mismo, sino
con los demás. sirve para aprender la mirada que el mundo tiene
sobre ti y sobre los otros. Aprender el lenguaje de los demás.” P.
148
“Me
sentí como si acabara de terminar con el hombre de mi vida y nos
despidiéramos con un abrazo. Llena de sindicación y tedio, El
arrepentimiento vendrá después. No ahora. Por el momento es
suficiente la culpa Para dejar que te siga abrazando aunque sientes
que estás en contacto no con un desconocido, sino más bien con un
enemigo. Un enemigo íntimo, Tratas de apartarte, pero llegan
inesperadamente fugaces flashazos de un pasado muy cercano, los
pasados cercanos que se encuentran a un año de distancia, y empiezas
a llorar. Eso es la desolación, la inmovilidad bajo el deseo de
salir de ahí.” P. 148
“Lo
único que teníamos en común eran su atenciones hacia mi condición
deprimida y triste.” P. 150
“Lo
que hace la diferencia es que nos consideramos importantes,
necesarios para el mundo. Y eso no es verdad. Nuestras vidas no
tienen la menor importancia más que para unos cuantos conocidos
cercanos. Sin embargo, pensar que somos importantes, invulnerables,
genera cambios y que el mundo evolucione. Si todos aceptáramos
nuestra condición transitoria y finita, aún perseguiríamos
animales por las llanuras y nos comeríamos los unos a los otros,
estaríamos a la expectativa de los relámpagos y de la lluvia. Pero
piénsalo, mueres y ¿qué pasa? Nada. Absolutamente nada.” P. 163
“¡Es
tan fácil abandonar el tormento de la creación para sucumbir a la
bella y perfecta pasividad de contemplar lo que alguien más ha
creado!” P. 170
“Los
niños (...) significaban algo que podía romperse con una facilidad
extrema y que, sin embargo, no había que romper...” P. 174
“La
gente suele cansarse si después de algunos minutos no les cuentas
una tragedia personal o indicios de descontento. Las vidas felices y
tranquilas no son dignas de atención. Son, por lo general,
aburridas.” P. 194
“...
debemos tener cuidado con lo que preguntamos a alguien que no
conocemos porque podemos acertar y detonar todos sus males. Esa
necesidad idiota de interesarnos por los demás.” P. 194
“Y
como siempre, la novela que sucede en nuestras cabezas se opone
completamente a la realidad.” P. 199
“¿Qué
no las historias de hadas le han permitido mantener la esperanza a
generaciones desde que la humanidad sufre desgracias?” P. 202
“Uno
es lo que es desde el principio, lo demás son modificaciones a
nuestra naturaleza, el mejoramiento consciente de nosotros.” P. 203
“Y
hablas, y estudias tus gestos antes de ejecutarlos y despliegas tus
mejores elementos en ese juego de conquista cuyo peligro aún estás
a muchos años de descubrir. Pero todas las personas, aun los grandes
amores, empiezan así. Sin conciencia.” P. 215
“Nadie
sabe por qué termina amando a una persona determinada. Tampoco nadie
sabe si tenemos uno, dos o más amores de a vida. Nadie sabe,
obnubilada por el dolor, cuando termina una relación, si realmente
ese amor es el único, o si se desvanecerá con el paso de los años.”
P. 218
“...
yo, en mi vida, había gozado y sufrido de la misma manera con
situaciones y personas reales como imaginarias.” P. 233