Este mes, dentro del mes del terror, la revista Tierra Adentro publicó mi cuento «Lo que debes observar», ilustrado por Valeria Álvarez.
Los comportamientos cuestionables que las nuevas tecnologías parecen fomentar y un tipo de somnofilia fueron los elementos principales para este texto.
What lives that does not live
from the death of someone else?
L. Compton, Nekromantik
Me gustarían mucho sus ojos en blanco, sus labios mudos,
su sexo glacial, ojalá estuviera usted muerto.
Por desgracia, tiene el mal gusto de estar vivo.
Gabrielle Wittkop, El necrófilo
No deja de sorprenderme cómo, a través de un pequeñísimo orificio, se pueden filtrar fragmentos de la vida o la muerte privada de quién sabe qué latitudes del mundo hasta ésta.
Por eso una cinta negra cubre la webcam de mi laptop, para evitar ser observada. Me aterra la sola idea de que alguien se cuele de la misma forma en mi intimidad, que invadan mi espacio con voracidad y morbo, ¡yo soy entrometida por una cuestión científica!
Desde que trabajo en casa, empecé a dedicar un par de horas a la semana a visitar la misma página en internet. Lo hacía por periodos restringidos porque era consciente de que no podía destinar a ese hobby un porcentaje tan alto de mi dinero y tiempo, hasta que encontré un sitio que ofrecía descuentos para acceder sin restricciones a cambio de una cantidad fija mensual.
Al final decidí comprar BlackShades, el creepware que se hizo famoso cuando se descubrió el caso de Cassidy Wolf, esa modelo adolescente a la que uno de sus compañeros de la facultad espió desde su webcam durante un año entero. Pero no tardó en volverse monótono. Ver tener sexo a las mismas parejas o la vida ordinaria de personas solitarias, tener conversaciones por Skype o masturbarse con pornografía llega a ser muy rutinario, así que probé con otro software espía. (Continuar leyendo en Tierra Adentro...)