No te pierdas el último capítulo de: La ciudad es mi letra🏽
Lola Ancira nos llevará a lo más profundo del terror psicológico para retratar la locura y el terror a través de sus relatos que ocurren en lugares como la Castañeda y Lecumberri
Mi primer taller de cuento de 2024 inicia el lunes 8 de enero, ¡las inscripciones ya están abiertas! Serán 5 sesiones de 2 horas cada una, de 6 a 8 p.m., y leeremos autoras de América (especialmente Centroamérica y Sudamérica) cuyas temáticas aborden lo fatídico y lo ominoso, ¿nos acompañan?
Les esperamos este Jueves 07 a las 18 h en la Presentación del Libro: Tristes sombras de Lola Ancira (@lola_lien)
«En este libro los cuentos dan voz a aquellos que han sido marginalizados y condenados a vivir entre las sombras de la locura, la nostalgia, la perdida y la desesperanza. Los personajes, vencidos por la vida misma, se refugian en el recuerdo de lo que tuvieron, en el abandono, las promesas caducas y el desaliento. El psiquiátrico «La Castañeda» y «El Palacio de Lecumberri» son los espacios que albergan el ultimo destino de cada protagonista cuyo final es la inevitable metamorfosis a sombras.»
La escritora Lola Ancira @Lola_Tusitala reflexiona sobre la muerte y la obsesión de los vivos por contactar, ya sea con magia o espiritismo, a quienes han trascendido este plano. Lee su artículo “Hablar con los muertos” en @revista_unam.
Al palpar la cercanía de la muerte, vuelves los ojos a tu interior
y no encuentras más que banalidad, porque los vivos,
comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales.
Miguel Delibes
Nuestros muertos, nuestros vacíos, nos conforman. Llevamos de la mano a uno o varios fantasmas a los que no queremos soltar para no sentirnos del todo deshabitados. Nos acompañan de día y de noche, en la risa y el llanto. O eso queremos pensar para resarcir el abandono en el que nos deja la partida de los que queremos. Incluso hablamos con ellos, imaginamos sus voces, ésas que, de a poco, se van diluyendo entre los días de nosotros, los
vivos. Los que permanecemos. ¿Qué le preguntaríamos a quienes ya no están? ¿Por qué creemos que ellos, en esa otra dimensión o plano, tendrán respuestas para lo que muy probablemente no habrían podido responder en vida?
La muerte es uno de los grandes enigmas para el ser humano, ese inconcebible hecho de dejar de ser o existir; representación física de la soledad más absoluta. Las tradiciones funerarias que expresan la diversidad cultural reflejan el interés milenario por comprender este proceso natural. De acuerdo con La muerte (1966), del filósofo francés Vladimir Jankélévitch, nos quedan dos opciones al no poder pensar la muerte: “o bien pensar sobre la muerte, acerca de la muerte, a
propósito de la muerte; o bien pensar en algo distinto a la muerte; por ejemplo, en la vida”.
La filosofía y religión se han referido al alma como la esencia del ser humano. Aunque sus características varían, según la tradición y perspectiva, coinciden en que es el espíritu o “soplo animador” del cuerpo humano. En culturas como la egipcia y la tibetana, existen el Libro de los muertos1 y el Bardo thodol,2 guías para que las almas de los difuntos superen cualquier dificultad y logren llegar a un lugar paradisiaco y a la iluminación, respectivamente.
Nos vemos mañana (con una charla sobre la literatura de terror) y el martes (presentación de _Despojos_) en Guanajuato, en el marco de las Jornadas Malditas