Reseña personal: El
club de los suicidas y otros cuentos (1878) de Robert Louis
Stevenson (escritor escocés,1850-1894) son relatos que constituyen
una misma historia o novela policíaca publicada en 1878 en la London
Magazine, y que forma parte de una compilación de narraciones en
secuencia que pueden leerse tanto de manera individual como
en conjunto. Estos cuentos forman parte del primer volumen de Las
nuevas noches árabes, antología
de la obra de Stevenson hecha por él mismo, y son un exponente formidable de la literatura
victoriana. La obra está narrada en tercera persona y está compuesta por singulares y atribulados personajes.
Específicamente, El
club de los suicidas consta de tres cuentos redactados con
maestría y están enfocados en la historia del príncipe Florizel de
Bohemia y su “confidente y Caballerizo Mayor”, el Coronel
Geraldine, durante su permanencia en Londres. Gracias a un
acontecimiento fortuito, llega a ellos la información sobre el Club
de los suicidas, que intriga en demasía al príncipe, quien decide
enviar al Coronel para averiguar de que se trataba y así confirmar
la información:
“-¡Afortunados
seres! -exclamó el joven-. Cuarenta libras es el precio de la
entrada en el Club de los Suicidas.
-¿El
Club de los Suicidas? -inquino el príncipe-. ¿Qué demonios es eso?
-Escuchen
-dijo el joven-. Ésta es la época de los servicios y tengo que
hablarles de lo más perfecto que hay al respecto. Tenemos intereses
en distintos sitios y, por este motivo, se inventaron los trenes. Los
trenes nos separan, inevitablemente, de nuestros amigos, y por ello
se inventaron los telégrafos para que pudiéramos comunicarnos
rápidamente a grandes distancias. Incluso en los hoteles tenemos
ahora ascensores para ahorrarnos la subida de unos cientos de
escaleras. Ahora bien, sabemos que la vida es sólo un escenario para
hacer el loco hasta tanto el papel nos divierta. Había un servicio
más que faltaba a la comodidad moderna: una manera decente, fácil,
de abandonar el escenario; las escaleras traseras a la libertad; o, como he dicho hace un momento, la puerta secreta de la Muerte.
Esto, mis dos rebeldes compañeros, es lo que proporciona el Club de
los Suicidas. No supongan que estamos solos, ni que somos
excepcionales, en el muy razonable deseo que experimentamos. A un
gran número de semejantes nuestros, que se han cansado profundamente
del papel que se esperaba que representaran, diariamente y a lo largo
de toda su vida se abstienen de la huida final por una o dos
consideraciones. Algunos tienen familias, que se avergonzarían, y
hasta se sentirían culpadas, si el asunto se hiciera público; a
otros les falta valor y retroceden ante las circunstancias de la
muerte. Hasta cierto punto, ése es mi caso. No puedo ponerme una
pistola en la cabeza y apretar el gatillo. Algo más fuerte que yo
mismo impide la acción; y, aunque detesto la vida, no tengo fuerza
material suficiente para abrazar la muerte y acabar con todo. Para la
gente como yo, y para todos los que desean salir de la espiral sin
escándalo póstumo, se ha inaugurado el Club de los Suicidas.”
Como bien lo expone Stevenson, el suicidio es una acción demasiado problemática
para la sociedad, dejando de lado al propio interesado, por lo que esta asociación se encarga de 'disfrazar' el condenado acto.
El
club de los suicidas es, entonces, una sociedad de desencantados
individuos que buscan llegar a aquello a lo que no pueden acceder de
manera personal y dejan en manos de un tercero (por más de un
motivo): la muerte. Específicamente, la
literatura ha revelado la constante inquietud tanto del hombre como
de la sociedad sobre el tema del suicidio.
Quizá ese miedo por obtener la muerte no sea meramente físico, sino metafísico: “¿Hay algo en la vida que desilusione tanto como obtener lo que deseamos?”
El
suicidio es un fenómeno humano universal que ha estado presente en
todas las épocas históricas y, sin embargo, las distintas
sociedades han mantenido hacia él actitudes enormemente variables en
función de los principios filosóficos, religiosos, morales e
intelectuales de cada cultura, pues muchas
religiones monoteístas lo consideran un pecado y algunas autoridades
lo juzgan como un delito, que era precisamente como lo concebía
Florizel, por lo que se dio a la labor de perseguir al responsable de
la creación de esta asociación para así poder sancionarlo, dando origen a estas narraciones de Stevenson. ¿Habrá
logrado el príncipe su cometido?
Personalmente, debido a
mis estrafalarios y siniestros (¡me encanta esa palabra!) gustos, y
aventurándome demasiado al hacer esta aseveración, estoy a favor
del suicidio y a terminar la vida como mejor nos plazca, siempre y
cuando no afectemos a terceros (aunque eso es un poco improbable) o
afectarlos lo menos posible, pues “Sabemos que la vida es sólo
un escenario para hacer en él el tonto, tanto tiempo como nos
divierta el papel.” Claro que esta idea no es terminante y se
refugia en muchos otros pensamientos e ideas, y tampoco deseo
incitarlos a realizar tal acto, pero si los exhorto a llevar a cabo
el diálogo tolerante para respetar o confrontar esta práctica, que
ya puntualicé como ancestral, pues finalmente “El diablo, estén
seguros de ello, puede a veces hacer un acto caballeresco.”
Conocí este libro dando
una vuelta por alguna librería, y lo que indudablemente me hizo
comprarlo fue la siguiente frase en el texto de la contraportada:
“Robert Louis Stevenson, admirado por escritores como Jorge Luis
Borges, Alfonso Reyes y Cesar Pavese, plasmó en sus cuentos la
vivacidad nítida, la fascinación por la palabra justa y el desdén
por todo exceso sentimental. También poeta y ensayista, en alguna
ocasión afirmó que, si un hombre ama su oficio al margen de
cualquier consideración respecto a la fama o el éxito, los dioses
lo han escogido.” Y es que al leer "Borges", de inmediato quedé
enganchada al libro, y descubrí también que su obra inspiró a escritores extraordinarios como H. G. Wells y Bioy Cásares.
Buen día, tengo un compilado de cuatro cuentos que empiezan con ese titulo me pase por aquí para observar tu punto de vista; en verdad me aclaraste la situación no entendía el ¿por que?, el príncipe fue al club y luego traiciono a sus asociados. Agradecido por ese detalle.
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