Hace unos días tuve la oportunidad de asistir a la obra de teatro Rose y conocer la historia fue una experiencia increíble. La reseña la pueden encontrar también en la web de la revista Yaconic, gracias a la cual asistí a esta función como cronista.
Rose es una
conmovedora obra del mirífico Martin Sherman (dramaturgo americano,
1938) con la cual fue nominado al prestigioso Premio Laurence Olivier
en 2000. Bajo la dirección de Sandra Félix (Miembro del Sistema
Nacional de Creadores de Arte), quien ha dirigido también obras de
dramaturgos como Samuel Beckett o Nicolás Gogol, traducida por Lucía
Leonor Enríquez (directora, dramaturga y actriz mexicana, 1981) y
que cuenta con la magnífica actuación de Amanda Schmelz (actriz
mexicana, 1970). Se estará presentando todos los lunes, del 21 de
octubre al 9 de diciembre, a las 19 horas en el Teatro La Capilla, en
Coyoacán.
Martin Sherman
(fotografía de Jonathan Dockar-Drysdale)
Sherman
creó este texto dramático como una forma de evocación a uno de los
hechos del pasado que marcó la historia de la humanidad: el
Holocausto judío. A través de una sola voz, la de un emotivo
monólogo que testifica y llama a rescatar el pasado para evitar
condenarnos a su repetición, a erradicar el odio irracional y el
fanatismo exacerbado por cualquier religión o creencia. Es un texto
circular que mantiene el suspenso, la ironía y una duda perpetua que
sólo se puede responder con más preguntas: la vida misma. La vejez,
el olvido, la disgregación familiar, un odio arraigado disparado
contra inocentes y enfocado a nuevas víctimas que muy probablemente
repetirán el mismo patrón, hasta que no haya un cambio radical que
inicie en la consciencia, son algunas de las temáticas más
recurrentes en la obra.
La
caracterización de la protagonista, Rose, una octogenaria que habla
un perfecto español pero con un marcado acento extranjero, es
perfecta y demasiado emotiva. En un solo escenario, pequeño y
acogedor, Rose permanece sentada en una banca de madera, sosteniendo
una libreta, durante toda la obra (aproximadamente tres horas que se
pasan en una intriga constante), con una pequeña mesita de noche a
un lado y una lampara sobre ella. Esta escenografía crea una
sensación de privacidad e intimidad necesarias, pues estamos ante la
presencia de una víctima más, de una mujer que abrirá no solamente
su mente, sino su corazón y sentimientos ante unos espectadores
sorprendidos por la franqueza y familiaridad con la que narra las
ocho décadas de su tormentosa, increíble pero también asombrosa
historia de vida, que hace contacto visual con sus oyentes para poder
crear una comunicación no verbal que es mucho más poderosa que la
lograda por las palabras. Rose trae de vuelta, a través de su
inconsciente (que nunca olvida, como un elefante),
recuerdos que han marcado su experiencia de vida presa de un odio y
resentimientos ajenos e inexplicables, pero también una crítica a
su propia religión y origen, como lo explica con el mejor
invento del judaísmo: 'pero por otro lado',
con el que logramos ver que incluso ella acepta que su religión no
es la única, que da más preguntas que respuestas y que incluso no
acepta todos sus preceptos al pie de la letra.
SANDRA
FÉLIX
Rose logra cobrar
vida y transmitir un número interminable de recuerdos que a veces se
extravían y confunden en el tiempo y el espacio. Rose es un
duelo perpetuo por nuestros muertos y todos aquellos de los que nos
apropiamos, por conmiseración, por empatía. Muertos extraños que
se vuelven cercanos por el simple hecho de su inocencia. Rose
es la eterna búsqueda errática de aquellos que comparten una misma
religión y visión del mundo, de aquellos que en el siglo pasado
fueron víctimas de un antisemitismo mortal y que en este nuevo siglo
parecen vengar su sufrimiento realizando los mismos actos de crueldad
que los que ellos sufrieron. Seres humanos que, como la misma Rose
explica, “apestan a siglo pasado”, “las víctimas de
prejuicios que a su vez tienden a desarrollarlos”.
Rose es
una voz que encierra a millones de otras voces acalladas que no
pudieron expresar nunca el dolor de convertirse en repentinas
víctimas anónimas y todo el sufrimiento de ser anulado por una
ideología. Es la revelación de una memoria cercenada por el dolor
pero que no ha perdido la capacidad de amar, que ha iniciado de nuevo
cuantas veces ha sido necesario y que lucha porque su voz sea
escuchada, porque todos esos recuerdos no mueran en el olvido, con la
esperanza de lograr una mínima reflexión en cualquiera que preste
atención y logre percibir ese anhelo de armonía con la vida para
todo ser humano por parte de quien ha sufrido atrocidades y, que a
pesar de todo, confía en que la bondad de algunos seres humanos
alguna vez sera más grande que el odio irracional de la mayoría a
través de la manifestación de su mundo interior y su mente, ya que
“el conocimiento es más fuerte que el dolor”.
Rose
en algún momento menciona “quiero irme tranquila, a
mitad de una frase...”
pensamiento alusivo a una de las expresiones con las que inicia la
obra: “la bala la hirió a mitad de un pensamiento”,
refiriéndose a que la niña fue asesinada con un tiro en la frente.
Para saber qué ocurrirá con la vida de Rose, habrá que conocerla
en estas tres horas llenas de fantasmas, pesadumbre y felicidad por
la vida misma que conforman su memoria.
Para conocer más sobre la obra y leer otras reseñas, pueden visitar el blog de Rose, donde también podrán enterarse de sus futuras presentaciones y conocer su modalidad "Teatro en casa", para aquellos que estén interesados en exhibir la obra para un pequeño grupo de espectadores en un particular y en un deterninado escenario.
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