lunes, 17 de marzo de 2014

Musiquito del talón – Alfonso López Corral



Musiquito del talón (Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2013) de Alfonso López Corral (escritor mexicano, 1979) es un libro conformado por nueve cuentos que se desarrollan en la ciudad de Navojoa, Sonora.

Tuve el placer de leer este libro hace poco más de un mes, pero por cuestiones de tiempo no había tenido oportunidad de escribir la reseña. Les presumo la dedicatoria:




En estas páginas, López acerca a los lectores de latitudes distantes no sólo la violencia, sino el aspecto más humano de quienes la ejercen y sufren por ella, convirtiendo a la ferocidad actual que reina en ciertas partes de nuestro país en un sólo sentimiento, en historias palpables donde la comprensión de otras realidades se convierte en empatía.

Este musiquito es una especie de exposición para conocer las razones existentes de los movimientos del otro lado del tablero, son un puñado de explicaciones y piezas de rompecabezas en los que las historias más disímiles cobran sentido y donde la naturaleza humana y su ambición siguen siendo el principal misterio.

Pero incluso estas verdades cambiarán según la versión que estemos leyendo: la del vencedor o la del vencido; o según el ánimo de López para venerar o degradar a sus personajes, justo como pasa en el relato más corto del libro, El último hombre de pie.

Dos de mis cuentos preferidos fueron Treinta balazos y Diablos sin cruces. Treinta balazos narra de forma sardónica las travesías del Flaco Irene, un policía ineficaz al que le es asignado el urgente levantamiento de un cuerpo. Entre burlas de sus compañeros y contratiempos inesperados, el Flaco logra finalizar su misión de la mejor manera que le es posible y que, por supuesto, no era la esperada. En Diablos sin cruces se desarrolla la historia de dos hombres, Esquela y Martincillo, que intentan llegar a través del desierto a Sonora tras haber sido asaltados y golpeados brutalmente. Durante un tramo del camino y sus diálogos, se esclarece un poco lo sucedido, pero uno de ellos no logra resistir más y muere. El sobreviviente decide volver e indicar a la esposa del difunto el lugar donde deberá clavar una cruz para alejar a los diablos y, de paso, poder rescatar los restos del banquete que seguramente buitres y coyotes no tardarán en devorar.

Como el propio autor lo menciona en esta entrevista, las historias que conforman Musiquito del talón (titulo que surgió de un corrido de los Hermanos Vega y que pueden escuchar al final de la entrevista) favorecen la ficción sobre la crónica, lo que convierte a estos cuentos en posibles acontecimientos verdaderos pero únicos, con protagonistas particulares que quizá, en alguna realidad alterna, tuvieron precedentes o tendrán sucesores.

En esta otra entrevista, realizada por uno de sus amigos (lo que permite cierta cercanía con el autor) López nos habla, entre otras cosas, del significado del premio nacional que ganó con Musiquito del talón, de algunos autores imperdibles, del panorama que viven los escritores contemporáneos y, por supuesto, de su literatura.

¿Cómo se fue fraguando “Musiquito de talón”?

En un primer momento quise que “Musiquito del talón” fuera un homenaje a mi barrio, al barrio donde crecí, y su gente. También quería que se viera reflejado mi gusto por el corrido. Lo demás fue una amalgama entre cuentos leídos y admirados (el lector no batallará para notar las deudas de esas historias) y el exceso de realidad que tuve (por mi adicción a la lectura de los periódicos) a causa del desastre que ha sido este país a raíz de la llamada guerra contra el narco. Una palabra que enseguida se hizo frase fue la que detonó el libro: “Camposanto. Este país se convirtió en un camposanto. Este país se llenó de muertos“.

Pueden adquirir el libro a través de la página de novedades de Tierra Adentro o en las librerías EDUCAL.

Por último, transcribo algunas de mis frases favoritas dentro de los relatos:

“(...) cuando alguien dispensa a los muertos un trato distinto al que están acostumbrado, entonces sí se enojan, se sienten. (...) ya nomás se comunicaba con los muertos, con números, panegíricos o canciones. Eran los únicos que le importaban.” En Musiquito del talón.

“Yo ya tengo los años para empezar a olvidar (...)” En Héroes entre nosotros.

“(...) sabía que los muertos nunca llegan solos.” En Treinta balazos.

“Los jotos nunca deben ser viejos ni feos (...)” Ibídem

“(...) se fue al infierno, no cabía en otra parte.” En Diablos sin cruces.

“Nomás no cierres los ojos que así llegan las malas ideas.” Ibídem

“-Pues dicen -el dicen le amargó el hígado, palabra culona que usaban todos para no quedar fuera de algo, pero sin ser responsables-” En Derelicción.

“Es cierto que las cosas rara vez son como las cuentan, mucho menos como uno las imagina, si bien conservan la virtud de ser mejores o peores; pero cuando son inocuas, sin remedio ni ponzoña, entonces la expectativa cae al vacío, estéril, incapaz de hacer nuevos llamados al deseo, al miedo o a la esperanza.” Ibídem

“No es bueno que un hombre beba solo, porque corre el riesgo de que el diablo se acerque a hacerle compañía, pero todavía es peor no beber.” Ibídem

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