El escritor sudcaliforniano Ramón Cuéllar Márquez, con quien tuve el placer de presentar mi libro por primera vez hace unas semanas, escribió una profunda y generosa reseña sobre El vals de los monstruos en su sección El librero de la página CULCO BCS.
Ramón Cuéllar Márquez
El librero
Por Ramón Cuéllar Márquez
La Paz, Baja California Sur (BCS). Leer resulta una transformación en cada libro; al terminar nos quedamos con una sensación, una reflexión o simplemente pasamos a lo que sigue. No obstante, hay libros que van más allá y nos sacuden, nos impresionan no sólo por la calidad con que fueron escritos, sino por los temas que abordan y que algunos lo hacen de un modo especialmente perturbador. Ese es el caso de El vals de los monstruos (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2018), de Lola Ancira (Querétaro, 1987), una danza de aberraciones, en efecto, que muestran el lado más oscuro de la naturaleza humana y que no salimos indemnes al concluir. Es un magnífico libro de cuentos producto de una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), a través de Jóvenes Creadores, en 2014-2015.
Distintos elementos entran en juego para converger en puntos torales que nos definen a los personajes, tan poco dueños de sí mismos y más esclavos de sus instintos, de sus emociones más grotescas. Es una forma de esclavitud que se ejerce en la oscuridad del anonimato, como una experiencia para nada redentora, si no que al contrario rompe con sus paradigmas morales y los asume como una cuestión normalizada dentro de su esfera particular. Estas criaturas de Lola Ancira no son de un universo alterno, ni producto de una fantasía literaria, que aunque son de ficción, provienen de la fuente inagotable de la realidad.
Vemos cómo el ajedrez, por ejemplo, entra en un espectro de competencia extraña y cómo un androide ilusorio hace de la narración una exhaustiva manera de contarnos cosas que tal vez no nos gusten, pero que ahí están detrás del telón de la vida diaria; sostiene la historia de principio a fin, mostrándonos una falsa realidad, como es, de hecho, en todos los demás relatos. El miedo es otro elemento que Ancira aborda con aristas más complejas, donde se entrelazan el amor, la muerte, la enfermedad, el sueño como una manifestación contra la cotidianeidad y su pérdida irreparable y que deriva en la vejez como una cárcel atemporal. (Continuar leyendo en CULCO BCS...)
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