viernes, 14 de agosto de 2020

Imaginario femenino en México - Ensayo publicado en Tierra Adentro

 

Imaginario femenino mexicano. Ilustración por Ari Collage.




Escribí para la revista Tierra Adentro sobre dos géneros literarios enormes (fantástico y ciencia ficción) y las escritoras mexicanas cuyas obras están inscritas en ellos, y también sobre lo que está sucediendo actualmente en el ámbito. ¡El collage de Ari Chávez Chacón quedó perfecto con el texto!




IMAGINARIO FEMENINO EN MÉXICO

Desde sus orígenes —principios del siglo XIX— y hasta la actualidad, lo fantástico y la ciencia ficción han tenido distintos acercamientos teóricos y diversos intentos por definir sus características temáticas y estéticas. A partir de un acercamiento personal como lectora y escritora, me enfocaré en la teoría de Flora Botton1 para hablar de los elementos más relevantes en las obras de las autoras mexicanas que he rastreado hasta ahora, cuya visión y propuesta resulta imprescindible compartir —dado que la mayoría del corpus de ambos géneros es representado por hombres—, y que se inscriben por completo en su descripción de lo fantástico: “Un reto a la imaginación, a la fantasía y a la sensibilidad”, donde el fenómeno insólito no puede explicarse mediante las leyes del mundo conocido. Su sello es la ambigüedad: la irrupción de lo sobrenatural en el paradigma de realidad de la propia historia.

En cuanto a la ciencia ficción, presenta lo especulativo de mundos posibles en los que cualquier tipo de ciencia o tecnología y diferentes factores propician una modificación —positiva o negativa— radical de la sociedad del futuro y otras temporalidades. A principios del siglo XX destacaron obras que además reunían otras características e inauguraron el término weird fiction, categoría inscrita en lo insólito.

En las últimas décadas, fantástico y ciencia ficción han fundado nuevos “subgéneros” que se inscriben en la literatura especulativa, como la narrativa utópica o distópica. Si bien ahora se está revalorizando esta imprescindible obra, aún hay prejuicios que la acusan de no convenir con el realismo imperante dentro de la ficción, de evadir la realidad o las problemáticas sociales; sin embargo, no hay nada más erróneo, pues nos ofrece perspectivas audaces para analizar y repensar nuestras experiencias personales y sociales.

Esta nueva literatura requiere lectores perceptivos, abiertos; un acercamiento distinto que permita ver más allá de las etiquetas estigmatizadas en estantes de librerías y bibliotecas, referir no tanto a géneros, sino a sus pluralidades: creaciones que surgen de un sinfín de búsquedas relacionadas con la experiencia humana que no fueron planteadas desde el inicio para pertenecer a algún género o categoría, de ahí que su naturaleza heterogénea y su diversidad de elementos no permitan asignarles una sola etiqueta.

La primera obra escrita por una mujer mexicana que se considera ciencia ficción2 porque buscó, a través de la ciencia, transgredir las leyes y limitaciones físicas  mediante un viaje espacial como experiencia espiritual —lo que la instaura en lo que se considera fantasía científica—, data del siglo XVII: “Primero Sueño” (1692), de Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695). Es su poema más extenso, leído y estudiado, en el que primero recrea una atmósfera de oscuridad y silencio, elementos fundamentales de la noche para que la consciencia —o el alma— pueda trascender al cuerpo y alcanzar el conocimiento que le está vedado a los sentidos debido a la luz: toda una hazaña cognoscitiva. Luego, con la llegada del nuevo día, arriba también el fin de la inconsciencia y la vuelta a la realidad. Sor Juana representa aquí la voluntad incorpórea para acceder a un conocimiento más allá de lo físico y racional, donde convergen elementos renacentistas como el sueño, la noche, los astros y seres mitológicos, como Morfeo, Apolo e Ícaro. Respecto a lo científico, Sor Juana analiza lo mismo cuestiones fisiológicas que psicológicas, astronómicas y astrológicas, de la física y de la historia natural.

Un salto al siglo XIX nos lleva a Ana de Gómez Mayorga (1878-1954, CDMX), escritora de cuento fantástico y maestra normalista. Su obra más reconocida es Entreabriendo la puerta (1946), conformada por 30 cuentos; pero los que son considerados sus mejores relatos se reúnen en Nostalgia de lo recóndito (2011). En sus historias breves de títulos concisos, la normalidad se ve acechada e interrumpida por lo extraño. La trama de “La puerta” surge del misterio de lo onírico, donde una arquitectura nueva, oscura, desconocida y casi imposible aparece detrás de un muro con una puerta cerrada a cal y canto que siempre han despertado curiosidad en el protagonista; misma por la que, en una sola ocasión, tiene oportunidad de entrar. (Continuar leyendo en Tierra Adentro...)

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