martes, 30 de octubre de 2018

Agosto, el mes de los ojos - Adela Fernández (cuento)

Adela Fernández



«Agosto, el mes de los ojos», cuento de Adela Fernández (escritora e investigadora mexicana, 1942-2013), fue publicado en su libro Duermevelas en 1986. Éste es uno de mis cuentos favoritos de la autora, y el que leí en la noche de terror de ayer.




Agosto, el mes de los ojos


En mi pueblo, a causa del clima pluvioso se hizo costumbre el uso de paraguas, especialmente en agosto, mes abundante de lluvias. Por su función ocular, ahora, son imprescindibles en todas las épocas del año.
Mi abuelo era paragüero, el más viejo y famoso en su oficio. Nadie ha podido igualar su destreza y la calidad de su trabajo al que se dedico casi todo el tiempo, incluso dejó de dormir para entregarse de lleno a su obsesionante faena.
Su taller, ubicado en lo alto de la casa, es un sitio desvencijado a punto de desmoronarse. El reclinado ventanal tiene todos los cristales rotos, de manera que siempre entran los chifones. De día o de noche, mi abuelo trabajaba con viento. Después de muchos años de plegarias, hubo conseguido que siete ánimas en pena se apiadaran de él, encargándose de cuidar los siete cirios que durante las horas nocturnas alumbraban su obraje. Guardianas fieles impedían que las ráfagas apagaran las velas. Así, junto con el silbar de las galernas y los lamentos de las ánimas, el abuelo encontró la música de su inspiración.
En los meses de febrero y marzo el viejo se debatía en una cruenta batalla contra los ventarrones. Las sedas negras, inmensas mariposas de mal presagio, se levantaban movilizándose por toda la estancia. Volátiles subían y bajaban, de aquí para al´á, perseguidas por los gritos y las manos del ansiando obrero. Cuando esto sucedía me gustaba espiarlo, porque las imágenes me recordaban los cuentos de mi abuela que decía que durante las tormentas las velas de los barcos se vuelven negras y fúnebres. Los lienzos al aire me hacían pensar en aquellos veleros de sus relatos, oscurantados por la cerrazón de las tempestades, debatiéndose en altamar. Mi abuelo, relacionado con esas metáforas, me parecía un eterno naufrago.
El viento rasgaba y deshilachaba las sedas, y a causa de ello, los paraguas confeccionados en febrero y marzo tenían un acaba o en jirones. En la temporada del viento cruel, una larga hilera de mendigos se formaba en la puerta de la casa para adquirirlos como regalo, y aunque bajo ellos no estarían protegidos de la lluvia, les servirían de complementos decorativo para su harapienta vestidura, y sobre todo los librara de la ceguera.
En una ocasión marzo fue más violento que nunca, trajo consigo toda la reciedumbre de las galernas y ni siquiera tuvo misericordia  de las ánimas en pena, aferradas a la tierra para llorar sus culpas y lamentaciones. El viento retozó con los siete espectros revolcándonos en el espacio y les dijo que las voces de los muertos deben buscar su cielo o su infierno. Cuatro de las ánimas vagarosas fueron ardidas por las llamas de los cirios; quizá cayeron al averno o lograron su purificación. A partir de entonces mi abuelo tuvo que trabajar sólo con la luz de tres cirios cuidados por las ánimas que se escaparon de los vientos y llamas para seguir apegadas a los quehaceres terrenos.
Desde la azotea sólo son visibles los paraguas. Mi pueblo no parece habitado por gente sino por murciélagos que avanzan lentos por las calles, y es que las sedas son tan finas como las alas de estos animales. Yo las he tocado y en verdad son muy suaves y delicadas. Los paraguas parecen ser alas de murciélago en perfectas geometrías circulares.
Aquí, casi toda la gente es ciega o tuerta, porque con tantos paraguas los ojos se quedan ensartados en los picos de éstos. Algunos son de cinco y otros de siete o nueve puntas. Hay personas que se sienten muy felices porque de cada una cuelga un ojo. Aquí nadie ve con sus propios ojos sino con los que traen engarzados en los quitalluvias. Por eso nunca mueven la cabeza, no tienen necesidad de voltear y bien saben lo que hay tras de ellos o a los costados. Incluso algunos, al igual que si tuvieran radar, retroceden de espaldas o caminan lateralmente. También por esto se parecen a los murciélagos, avanzan sin chocar, pero en agosto con las lluvias, se apresuran tanto que se sacan los ojos.
Diciembre es el mes en que se consiguen las castañas, y en agosto los ojos.
Hace Hace tres noches vi salir por el ventanal a las tres ánimas en pena. Poco después  se apagaron los cirios. Mi abuelo no repeló de la obscuridad  como era su costumbre. Subí y lo encontré muerto, lleno de viento, enredado en sedas negras. Su íntimo trabajo fue un inmenso paraguas en el que mi abuela puso su cadáver y lo lanzó al mar, carabela de la muerte, navío póstumo. Con voz solitaria y dolorosa me dijo que así se lo había pedido porque él siempre deseó ser navegante, pero la tarea de los paraguas lo apartó de su sueño.
La ceremonia fue de noche mientras soplaba un leve vientecillo proveniente del sur. La abuela ordenó que los tres nietos ensartáramos nuestros ojos en el sepulcral paraguas con el fin de que el muerto no fuera a la deriva. Obedecimos, y debiendo cubrir los cuatro puntos cardinales, ella que también era tuerta, dio su ojos y lo engarzó en el lado Este para orientarlo hacia la dirección de las cuarenta islas. El viejo siempre deseó viajar por el archipiélago.
Aquel paraguas, goleta de quién sabe cuántos sufrimientos se fue navegando nostalgia adentro de la muerte.
Hoy en la noche, cuando ya estaba dormido, oí la voz de mi abuelo. Me ordenó seguir con la tarea de los paraguas. Hoy supe que mi infancia ha terminado, que no volveré a dormir ni de día ni de noche. Y estoy aquí en el taller. Trabajo con viento, corto la seda negra y la uno a los metálicos esqueletos geométricos.
Trabajo con la luz de un solo cirio y el ánima en pena de mi abuelo llora, canta y cuida que las ráfagas no me apaguen la llama.

lunes, 29 de octubre de 2018

Lectura terrorífica en La Murciélaga




Hoy, a las 7 de la noche, el genial Bernardo Esquinca leerá cuentos de terror en la librería de viejo La Murciélaga (Av. Cuauhtémoc 838, Narvarte Poniente, a unas cuadras de metro Eugenia).

Tendremos el placer de acompañarlo con otras lecturas Aura García-Junco Moreno y yo.

Aprovechen para conocer el interesante catálogo de La Murciélaga y disfrutar de algunas historias de terror en la mejor temporada de todas.








 Logo de la librería



La Murciélaga obtuvo su nombre como homenaje a los quirópteros que, en una situación que suena muy literaria, cumplen una función vital en algunas bibliotecas: evitar que los insectos se coman los libros. Por ejemplo, la Biblioteca Joanina, en la Universidad de Coimbra en Portugal, alberga una colonia de murciélagos que desde el siglo XVI protege los ejemplares en resguardo. Desde luego, la presencia de estos depredadores también puede dañar los libros, así que cada noche los encargados de la Biblioteca Joanina cubren los ejemplares con mantas de cuero y dejan a los murciélagos cazar, cada uno, hasta medio millar de insectos.
El acervo de La Murciélaga es diverso y rico: no faltan los clásicos de la literatura universal como Dickens y Wilde ni los de la hispanoamericana como Sábato, Fuentes y Poniatowska. En tanto que sus archivos de novela negra, fantasía y ciencia ficción, aunque no están tan nutridos, tienen una selección cuidada y atractiva. (Texto tomado de Mexico.com, la entrada completa está disponible aquí.)

miércoles, 24 de octubre de 2018

Tiempo de Literatura MXL 2018





Hoy inició el encuentro literario Tiempo de Literatura MXL 2018, cuyas actividades se realizarán en Mexicali, Baja California, del 24 al 27 de octubre. 

Tiempo de Literatura reunirá a varios escritores, entre ellos Franco Félix, Néstor Robles y Mónica Maristain, y tendré el gusto de participar en dos mesas de lectura, la primera mañana (a las 17:30 horas en el Museo UABC) y la segunda el sábado (en la sala de conferencias, también a las 17:30).

Este encuentro es coordinado por la escritora Elma Correa, cuyo libro de cuento Que parezca un accidente acaba de ser publicado por la editorial NitroPress







martes, 16 de octubre de 2018

#MicroHorror - Historias de horror en un solo tweet




Estoy feliz de que mi cuento «Temporada de caza» haya sido seleccionado por @microhorror para su dinámica de "Historias de horror en un solo tweet", el día de hoy a las 22:00 horas. ¡Todos pueden participar!








Instrucciones para el de hoy
Paso 1: leer TEMPORADA DE CAZA de en :
Paso 2: inspirar su de hoy en este texto
Paso 3: usar además el HT