sábado, 29 de septiembre de 2018

Puedo soñar que ocurrió (cuento publicado en Punto de partida No. 211)




Ya está disponible (en impreso y digital) el número 211 de la revista Punto de partida. «Nuevos ecos del 68 / 50 años» reúne diversos textos de autores mexicanos nacidos entre el 87 y el 95 en torno a sucesos relacionados con el movimiento estudiantil de 1968. 

Comparto páginas, entre otros, con José Manuel Cuéllar (cuento), Aura García-Junco Moreno (crónica) y Berta Soní (ensayo).







Puedo soñar que ocurrió

Allí donde la toques, la memoria duele.
YORGOS SEFERIS



–Yo quería estudiar para sacerdote, pero no se pudo. Entré aquí porque no quería dejar de estudiar. También me puse a trabajar en un taller mecánico, junto con mi hermano, allá por la casa —Carlos se sinceraba a la menor oportunidad. Eran pocas las personas con las que podía conversar sin prisas.

—Fíjate, dos de mis amigos son miembros de la Acción Católica de la Juventud Mexicana. Yo les huyo por mis jales y porque el gobierno está siempre sobre ellos. Con decirte que nomás en la persecución de la época cristera mataron casi a mil —Manuel, quien tenía veintinueve años, una edad cercana a la de Carlos, era el único con quien había entablado amistad en la secundaria abierta.

—Mis papás fueron cristeros, mi viejo estuvo en muchas batallas. Mi mamá cuidaba a los heridos en la Santa Juana de Arco, qué no le habrá tocado ver… Luego nacimos nosotros.

—Oye, mano, deberías leer Héctor, es una novela sobre cristeros. Te la voy a regalar la próxima semana.

Carlos nunca había tenido un libro fuera de los de texto gratuitos y el misal de su madre. Manuel se lo entregó en una bolsa de papel estraza y le dijo que estaba un poco maltratado porque era una edición de 1953 que había conseguido en la librería de viejo de la Antonio Caso. Carlos se lo agradeció y lo primero que hizo fue escribir su nombre completo atrás de la portada: “Carlos Francisco Castañeda de la Fuente”. Después cerró el libro para admirar la tapa. Era verde esmeralda. Debajo de “Jorge Gram” y “Héctor. Novela histórica cristera”, tenía una fotografía en blanco y negro de un combatiente con un gran sombrero, carrilleras cruzadas en el pecho y un rifle descansando junto a él. Sentado en una silla y de guaraches, miraba al horizonte, desconfiado. 

Comenzó a leerlo esa misma tarde, durante los breves descansos en el taller mecánico en el que trabajaba; sustituyó su misal. El libro versaba sobre el enfrentamiento entre el gobierno y la Iglesia católica en México, la Cristiada. Aquellos batallones que luchaban, mataban y morían en nombre de Dios estaban integrados, en su mayoría, por campesinos leales a su fe.

Carlos marcaba oraciones, con lápiz hacía anotaciones al margen y doblaba por el borde las hojas a las que recurría con insistencia. Una frase en particular lo iluminó: “Detrás de cada movimiento hay un hombre dispuesto a dar la vida.” (Continuar leyendo en el sitio web de Punto de partida)



No hay comentarios:

Publicar un comentario