viernes, 28 de diciembre de 2018

Alquimia de los lenguajes - reseña de Principia, de Elisa Díaz Castelo




Hace unos días, mi reseña de Principia, primer poemario de Elisa Díaz Castelo, fue publicada en el diario Contra Réplica.

Éste fue, sin lugar a dudas, uno de los mejores libros que leí en 2018. En este enlace pueden leer dos de los poemas que conforman el libro, mismo que está a la venta en librerías Educal, y en la página de Tierra Adentro está disponible una entrevista en la que la autora ahonda sobre las temáticas de su escritura.



                    Alquimia de los lenguajes

El universo contiene la esencia del ser humano: su composición química. En los veinte, el astrónomo Harlow Shapley describió esta idea en su artículo “La materia estelar que es el hombre”.
En los setenta, Doris Lessing, Nobel de literatura, la manifestó en su novela Instrucciones para un descenso al infierno. Carl Sagan la popularizó después: “Somos polvo de estrellas que piensa acerca de las estrellas”.
Lucrecio demostró la complementariedad de literatura y ciencia en el siglo I a. e. c. con su poema Dē rērum natūra. Francisco de Quevedo, Nervo y Juan Ramón Jiménez son otros grandes poetas que se sirvieron de la ciencia. Al igual que la ciencia trata de nombrar a la naturaleza y sus cualidades con afán de aprehenderla, la poesía acude a la ciencia y sus términos para configurar su estética.
Este año, la poeta mexicana Elisa Díaz Castelo publicó Principia (Fondo Editorial Tierra Adentro), libro con el que ganó el Premio Nacional Alonso Vidal 2016. El título viene de la Principia (1687) de Newton: Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, una obra científica fundamental sobre los principios de la dinámica.
Los poemas de Díaz denominan el dolor, califican la pérdida, caracterizan el sufrimiento. Son odas al universo y al cuerpo, ese otro universo reducido y endeble; ambos igual de inasibles: organismos vivos que se pueden conocer e intentar regir hasta donde lo permitan. En verso libre o en prosa, persiguen la misma libertad de la enfermedad y la destrucción. Son un microcosmos reflejado en el macrocosmos: el cuerpo como un organismo repleto de astros denominados ameba, demodex, tricocéfalos… (Continuar leyendo en Contra Réplica)

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