Hace unos meses, la revista digital de literatura Electrodependiente, de Bolivia, publicó mi cuento «Cosmogonía de las parafilias (o de superpoderes a parafilias)», que apareció por primera vez en mi libro de cuentos Tusitala de óbitos (que pueden escuchar completo en la plataforma de Storytel).
Cosmogonía de las parafilias (o de superpoderes a parafilias): Cuento de Lola Ancira
September 13, 2019 | Narrativa mexicana
La especie humana no siempre ha sido tan tediosa. Hasta hace algunas décadas tenían lo que muchos, hasta ahora, sólo han logrado imaginar: superpoderes o habilidades sobrenaturales. Estos superpoderes estaban clasificados en diferentes categorías, entre las que se encontraban las cualidades mentales, la percepción extrasensorial, el dominio corporal o mental y los poderes físicos o de creación quimérica.
Sin embargo, no todos eran los que contaban con estos progresos genéticos. Tras un necesario y minucioso estudio, se logró crear un informe detallado de las propiedades que presentaban las personas con estos rasgos diferentes a los del ser humano común, sin saber que posteriormente sería de mucha utilidad, pues fue el fundamento para crear una asociación que estructuraba los resultados de ciertas desviaciones sexuales con estas extrañas capacidades.
La nebulosa problemática de los superpoderes fue más allá de usarlos o no para actos beneficiosos, nimios o incluso perniciosos, pues ahora había tal número de prácticas sexuales alternas que la población se vio seriamente reducida, ya fuera por muertes súbitas, asesinatos en segundo y tercer grado o por una considerable disminución en la tasa de natalidad, pues los superpoderes derivaron en parafilias que alteraron por completo el comportamiento sexual habitual de los seres humanos.
El clímax de esta controversia llegó con la lucha entre los conservadores y los modernistas, pues ambos grupos tenían razones fundamentadas y documentadas para defender sus posturas y los ataques físicos y violentos, tan propios del comportamiento humano y su esencia volátil, no se hicieron esperar.
Por supuesto que en esta encarnizada problemática no tuvieron más que ver los portadores de los superpoderes que quienes se excitaban con ellos, por lo que no hubo en sí un solo tipo de culpables, y resultaba una tarea ardua y difícil dividir a la población con superpoderes de la población común.
Fue entonces cuando el segundo gran acontecimiento se produjo: la propia evolución humana, para evitar el fin de la humanidad, a través de la genética que usa al cuerpo humano como mecanismo de artificio para sobrevivir, se vio forzada a erradicar estos superpoderes que ninguna otra raza animal poseía, para poder asegurar la conservación de la especie.
En pocos meses los superpoderes se fueron erradicando, hasta que desparecieron por completo; pero las parafilias quedaron establecidas en algún extraño archivo hereditario que continúa su sucesión hasta nuestros días, configurándose según las aportaciones y descubrimientos de la ciencia moderna, causando más catástrofes (para unos) y venturas (para otros) sexuales. (Continuar leyendo en Electrodependiente...)
Cosmogonía de las parafilias (o de superpoderes a parafilias): Cuento de Lola Ancira
September 13, 2019 | Narrativa mexicana
La especie humana no siempre ha sido tan tediosa. Hasta hace algunas décadas tenían lo que muchos, hasta ahora, sólo han logrado imaginar: superpoderes o habilidades sobrenaturales. Estos superpoderes estaban clasificados en diferentes categorías, entre las que se encontraban las cualidades mentales, la percepción extrasensorial, el dominio corporal o mental y los poderes físicos o de creación quimérica.
Sin embargo, no todos eran los que contaban con estos progresos genéticos. Tras un necesario y minucioso estudio, se logró crear un informe detallado de las propiedades que presentaban las personas con estos rasgos diferentes a los del ser humano común, sin saber que posteriormente sería de mucha utilidad, pues fue el fundamento para crear una asociación que estructuraba los resultados de ciertas desviaciones sexuales con estas extrañas capacidades.
La nebulosa problemática de los superpoderes fue más allá de usarlos o no para actos beneficiosos, nimios o incluso perniciosos, pues ahora había tal número de prácticas sexuales alternas que la población se vio seriamente reducida, ya fuera por muertes súbitas, asesinatos en segundo y tercer grado o por una considerable disminución en la tasa de natalidad, pues los superpoderes derivaron en parafilias que alteraron por completo el comportamiento sexual habitual de los seres humanos.
El clímax de esta controversia llegó con la lucha entre los conservadores y los modernistas, pues ambos grupos tenían razones fundamentadas y documentadas para defender sus posturas y los ataques físicos y violentos, tan propios del comportamiento humano y su esencia volátil, no se hicieron esperar.
Por supuesto que en esta encarnizada problemática no tuvieron más que ver los portadores de los superpoderes que quienes se excitaban con ellos, por lo que no hubo en sí un solo tipo de culpables, y resultaba una tarea ardua y difícil dividir a la población con superpoderes de la población común.
Fue entonces cuando el segundo gran acontecimiento se produjo: la propia evolución humana, para evitar el fin de la humanidad, a través de la genética que usa al cuerpo humano como mecanismo de artificio para sobrevivir, se vio forzada a erradicar estos superpoderes que ninguna otra raza animal poseía, para poder asegurar la conservación de la especie.
En pocos meses los superpoderes se fueron erradicando, hasta que desparecieron por completo; pero las parafilias quedaron establecidas en algún extraño archivo hereditario que continúa su sucesión hasta nuestros días, configurándose según las aportaciones y descubrimientos de la ciencia moderna, causando más catástrofes (para unos) y venturas (para otros) sexuales. (Continuar leyendo en Electrodependiente...)