El
espejo del solitario (Editorial
Ficticia, 2014) es el primer libro de Víctor Roberto Carrancá
(abogado y escritor mexicano, 1984) que reúne 19 relatos fantásticos
(algunos a su vez formados por varias historias) y un glosario. Ha
recibido varios premios literarios y en 2009 fue seleccionado por su
cuento El organillero
para aparecer en la antología Estación
central bis de
la misma editorial; es egresado de la Sogem. El libro se puede
adquirir en Librerías Gandhi o directamente en la página de
Ficticia.
De
una increíble narrativa descriptiva, un lenguaje estético y
cuidado, abundante intertextualidad y un imaginativo privilegiado,
Carrancá demuestra el valor literario de su obra, siendo, a mi
parecer, uno de los mejores escritores contemporáneos y un nieto
perdido de Borges. El
espejo del solitario es
un compendio de historias conectadas por vasos comunicantes que nos
resumen las memorias de una civilización paralela a la nuestra; y he
ahí donde reside la magia de Carrancá, en crear un cosmos (y su
catálogo de términos) en poco más de 130 páginas, al que designa
enigmática y atinadamente Enogea*.
'*De
acuerdo al Solitario, la etimología procede del prefijo lívico “E”
(sin) y la palabra “Noges” (sentido, comprensión).'
Enogea
no se nos presenta como otro territorio o limitada realidad, sino
como otro planeta, otro universo tan basto y desconocido como el
propio, donde seres mitológicos cuentan con una existencia tangible
y, como sucedería con un espejo, algunas situaciones ocurren en el
sentido inverso. Quizá en realidad Enogea no es un universo tan
distante como parecería: al igual que en algunos sitios de nuestra
tierra, en aquel supuesto universo paralelo Elvis es considerado un
dios, un género musical y un deporte son la religión y doctrina y
el psicoanálisis y las obras literarias de ficción se consideran
libros sagrados y sus fantasmas, al igual que los nuestros, son entes
incorpóreos en búsqueda de la felicidad. Una de las temáticas
recurrentes en la obra de Carrancá son los sueños, mostrados
precisamente como espejos, como un plano perfecto para el
desdoblamiento de la realidad.
A
través de cuantiosas referencias literarias (como El Decamerón, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha,
Alicia en el país de las maravillas y
Alicia a través del espejo),
cinematográficas (The Truman Show),
religiosas, musicales e incluso radiofónicas, Carrancá crea un sin
fin de personajes, lugares y situaciones a las que se les concede
vida mediante la lectura y aún después de ella, pues toda invención
se vuelve eterna al ser interpretada.
Carrancá
también nos otorga explicaciones fantásticas a hechos o situaciones
comunes que convierten lo ordinario en asombroso; nos da la
posibilidad de ver desde otro ángulo la vida misma y nuestra
existencia. Adopta el papel de nigromante que ha de fascinar al
lector y transformar su presente mostrando el engranaje que hace
girar el mecanismo de lo ordinario y demostrando que todo lo
establecido puede (y debe) ponerse en duda.
Varios
son los cuentos que me parecieron maravillosos (en sí todos tienen
una genialidad particular) y me sorprendió que el libro iniciara
precisamente con el cuento por el que conocí al autor, Los
franceses no existen,
que presentaré en la siguiente entrada como cuento del mes. Debo
decirles que contacté al autor gracias a esa lectura y en un gesto
de lo más amable, aceptó que hiciéramos intercambio de nuestros
primogénitos. Aquí está mi linda dedicatoria:
El
hombre que bajó por la chimenea,
Hoy llovió mujer sin
piernas, Sobre
un libro condenable, Las
mujeres siempre mueren en las historias (drama criminal de realidad
imposible),
Un veloz comentario en
torno a la obra de Josaeph Crinee
y La paradójica
condición de los gatos de Schrödinger son
sólo algunos de los mejores cuentos del libro. Criminología,
metaficción, paradoja, demencia y existencialismo (entre muchas
otras cuestiones más) convergen en estas letras que logran crear el
mejor pase para partir de este mundo.
En
El instrumento de Woofer
H Carrancá
hace una alusión al programa de radio que se transmitió el 30 de
octubre de 1938 en Estados Unidos, en el cual el actor y guionista
Orson Welles dramatizó la novela La guerra de los mundos
de H. G. Wells. Lo asombroso del caso está en que, en ese entonces,
muchas personas que sintonizaron el radio ya empezada la emisión y
que no habían escuchado que se trataba de una dramatización,
entraron en pánico al creer real la invasión extraterrestre. Nueva
York fue una de las ciudades víctimas de la histeria colectiva del
programa que duró más de 50 minutos, del que añado el video con el audio completo.
En
los cuentos Sobre un
libro condenable y
Botellas en el mar (este
último dentro de Extractos
del cuaderno de José el solitario)
Carrancá hace uso de una técnica narrativa a través de las notas a
pie de página como recurso de ficcionalización que me recordó a
una de las minificciones que aparece en Relatos vertiginosos (Antología
de cuentos mínimos, Alfaguara 2001) donde el texto está constituido
en sí por los enormes pies de página, más que por los escasos
fragmentos del relato, que en lo personal me gusta descifrar como una
burla al academicismo.
En
una de sus presentaciones, el autor afirmó que “La
paranoia de este estilo es que siempre van aumentado los temores. Al
recurrir a instrumentos como la interpretación de los sueños uno
empieza a comprender que existen numerosas realidades a las que trata
de pertenecer y al adentrarse en ellas crean a su vez más
laberintos.”
La
eternidad reflejada por el espejo, la soledad multiplicada ad
infinitum y
todo lo incomprensible en esta vida encuentra algunas explicaciones y
salidas opcionales de la mano de José el solitario. Lo lamentable es
terminar el libro y dejar al Solitario donde fue encontrado, en esa
sempiterna melancolía.
Carrancá
suele publicar diversos textos creativos y agudos en la Revista Crítica y también pueden leer más comentarios sobre El espejo del solitario y sus presentaciones en
este enlace.
Para
cerrar la reseña, algunas de las frases memorables el libro:
“(...)
los franceses, al igual que los fantasmas, la felicidad o los
conejos, no existen.” P. 10
“Preparé
una maleta en la que guardé algo de ropa, comida y lo que me cupo de
tristeza.” P. 13
“(...)
aunque le puedo contar muchas otras penas acerca de mi vida, creo
conveniente seguir con la que iniciamos.” P. 13
Sobre
un libro condenable
(pie
de página) “7. Como se sabe, la religión lisberiana asegura que
el infierno existe en una dimensión paralela que mantiene estrecha
relación con al nuestra.” P. 39
(pie
de página) “14. (...) el Compendio de Oniristas sí hace
referencia a las sacerdotisas de la Secta Dual, quienes creían que
la existencia se llevaba a través de dos vidas: la primera, la del
cuerpo tangible y durmiente; y la segunda , la de un yo interno que
viaja a otra dimensión cada vez que uno duerme.” P. 40-41.
Una
historia sobre béisbol
“Palabras
al fin, Yo no tenía por qué creerlas. Supongo que por eso él
siempre me decía aquella frase que me duele tanto: -¿Tú no
entiendes, verdad? No, no lo entiendes.” P. 58
Un
caso llevado ante el ministerio
“Para
este diplomático, el catolicismo consiste, simplemente, en un fraude
religioso promovido con el objeto de impulsar ese estilo de música
llamado corifeo.” P. 62
Máscaras
“Fue
al inicio, sutil y silenciosa. Dama etérea de naturaleza invisible,
perfumó los callejones con su aroma febril. Después de siete días
de paciente incubación, incluso la lluvia murmuraba su nombre:
-La peste, la peste.” P. 73
“Unos se sentaban sobre la acera y, con la cabeza inclinada, se
golpeaban una de las orejas con la esperanza de que algún trozo de
memoria saliera por la otra. Otros simplemente se arrojaban al mar.”
P. 76
Botellas
en el mar
“Tanto había sido el ahínco y tanto el tiempo que le tomaba esta
empresa, que el marinero Castre había olvidado envejecer.” P. 78
“(...) obras literarias que fueron escritas y debidamente
embotelladas.” P. 79
“(...) los personajes de los sueños pesan lo mismo que cualquier
otro pensamiento (...)” P. 85
La
torre de Moeb
“(...) allá arriba había un Dios solitario que soñaba con crear
un mundo lleno de hombres.” P. 92
Al
hombre lo dicta el perro
“Yo
escribiría, si lo mío fuera escribir, textos tan pretenciosos, tan
vacíos y aburridos, que no exagero al aceptar que nunca habría
alcanzado el más mínimo reconocimiento.” P. 96
La
paradójica condición de los gatos de Schrödinger
“El
mayor problema de adoptar un gato de Schrödinger, es la complejidad
de habitar con un animal que está muerto y vivo al mismo tiempo.”
P. 113
“Todo depende de la persona que se atreve a abrir la puerta y,
tristemente, del humor que el lector tiene en ese momento.” P. 116
El
milagro
“(...) coloca su silla frente al escritorio (...) una flama
inspiradora le dice que aquello que va a verter sobre las hojas,
creará algo sin precedentes. “Esto” piensa, “será importante
en algún sitio”.” P. 133
Glosario
de términos sobre un lugar llamado Enogea
“BERMEJA, ISLA: (...) la locura consiste en volverse prisionero de
los lugares que uno recrea con la mente. se trate de sueños o
alucinaciones, el más complejo de los universos es aquel que
construimos a partir de nuestra falta de cordura.” P. 135-136
“CATOLICISMO: fraude religioso creado con el único objeto de
promocionar el género musical conocido como Corifeo.” P. 136
“MAR DE LOS SARGAZOS: (...) Ahí llegan, entre otras cosas, (...)
los globos que utilizan los niños para escribirle a las estrellas
(a las que piden un deseo que se cumple sólo si estas se suicidan).”
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