El océano tiene onda (Ediciones B, 2017) es la primera obra de
ciencia, ficción y literatura de Luis Javier Plata Rosas (escritor y divulgador
científico mexicano). La premisa del libro es que lo relacionado con lo científico
debe ser cercano para todos, y plantea el enfrentamiento entre el ámbito
científico y el académico, entre divulgadores e investigadores.
A
través de tres historias intercaladas con diferentes narradores cada una, Plata recurre
a un estilo claro y muy ameno: la historia del estudiante de maestría con su
asesor de tesis (el doctor Sagdev); la corrección de cierto texto del estudiante de maestría por parte de su novia, y la de Solitón (un súper
héroe peculiar con poderes como la Supervista Oceanográfica). El
registro lingüístico varía según los capítulos: el coliquial convive con
términos técnicos como «termoclina», «picnoclina» o «isoterma»; el doctor
Sagdev habla en mal español y en ruso, mientras que la historia de
Solitón tiene un registro mucho más formal.
La
metaliteratura (uno de los protagonistas se refiere a sí mismo y al autor) y la
intertextualidad (el personaje menciona varias obras de ciencia en ficción como
La increíble historia de la malentendida
fuerza de los Coriolis de Pedro Ripa, o Sueños
de Einstein de Alan Lightman) están presentes en varios capítulos.
El océano tiene onda es una conjunción divulgación científica y literatura, dando como
resultado una mezcla de géneros literarios: una novela corta que presenta
varios conflictos, un cuento un poco extenso de Solitón contra las Ondas
Solitarias e innumerables notas al pie, que bien pueden ser un género literario
por sí mismas aunque estén «monopolizadas por la academia» o represente, para algunos,
un «mal necesario», pues en El océano... resultan fundamentales, específicamente
en lo referente a la divulgación. Plata justifica esta afición como «El
enamoramiento entre científicos, siglas y acrónimos».
Para conocer el vínculo entre la portada de un disco de Joy Division y los solitones, visiten este blog
Los
epígrafes de cada capítulo (¡incluida la bibliografía!) están relacionados
con las ondas, el mar o la oceanografía. Éste es un libro ilustrativo que
sorprende por su creatividad y se desarrolla mediante abundantes diálogos y
guiños cómicos que otorgan dinamismo a la lectura. El humor está
presente, sobre todo, en los capítulos de «Oceanografía para dummies» y en las notas al pie ya mencionadas.
Con
esta creación de ciencia en ficción, Plata nos muestra la gran similitud entre la
divulgación y la creación literaria: no es redituable pero otorga gratificación
y satisfacción. De hecho, si se sustituyen las palabras «divulgación» por «literatura»
y «divulgador» por «escritor» a lo largo de todo el libro, el resultado es
exactamente el mismo: «Ya sabes que en México nadie vive de la divulgación (literatura) y,
si lo hace, vive solitón y mal, y yo te apuesto que la historia de un
divulgador (escritor) provinciano no es de ésas con final feliz».
Plata elimina
los prejuicios que se suelen tener sobre la ciencia o la divulgación científica,
como que puede ser soporífera o ininteligible, y nos acerca de manera amena e íntima a un mundo
poco conocido para quienes no estamos inmersos en la ciencia.
De manera sutil, el autor introduce guiños de cultura popular (Happy feet 2, Bob Esponja, The Big Bang Theory), así como hechos, autores
y libros reales: el naufragio del submarino Thresher,
El nuevo breviario del señor Tompkins de George
Gamow o Peces luminosos de Lynn
Margulis, y fotografías, dibujos y esquemas que vuelven la lectura algo mucho
más gráfico. La comicidad de Plata y la crítica que realiza demuestran su gran ingenio.
El océano tiene onda es,
sin duda, un gancho hacia la oceanografía y la divulgación científica que refleja la influencia de las ondas (como
Solitón) en los habitantes del océano y en la vida en las costas.
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