Reseña
personal: Las puertas de la percepción de Aldous Huxley
(filósofo y escritor inglés, 1894) es un ensayo que publicó en
1954 y que complementaría dos años después con el ensayo Cielo
e infiero. En estos ensayos,
Huxley relata sus experiencias con la toma de mescalina, el principal
alcaloide del peyote y que tiene propiedades alucinógenas. En esta
etapa de su vida, Huxley entró en una especia de decepción por los
avances tecnológicos de la época y lo superfluo de la sociedad,
motivos por los cuales intervino en el ambiente psicodélico1
a través de la creación de estos dos ensayos, que han llegado a ser
los más representativos de esta corriente.
Ambos
títulos surgen de la obra Matrimonio del celo y el
infierno de William Blake, y es
precisamente esta cita la que utiliza como epígrafe del primer
ensayo: “Si las puertas de la percepción quedaran
depuradas, todo se habría de mostrar al hombre tal cual es:
infinito.”
Son
ensayos detalladamente narrados e inmersos en la reflexión,
desarrollados a través de la investigación del peyote y su uso en
grupos indígenas y la experiencia del propio autor, cuyo propósito
es por completo doctrinal y se enfoca en la búsqueda de una salida
de la sociedad consumista y su juicio prefabricado, evocándola a
partir de una perspectiva estética diferente y cuya esencia fuera
artística, desde un plano existencial completamente metafísico y
abstracto que sólo se comunica con el mundo “real” a través de
su lenguaje y sus símbolos (convenciones de las que ya no se puede
escapar), entrando así a una atmósfera abrumadora de colores y
texturas que sobrepasan sus nombres y designios, a un espacio
conformado por una extrema sensibilidad visual.
La
investigación de Huxley para estos trabajos fue ardua, pues también
cuenta con una amplia documentación médica y psicológica sobre los
diferentes estados y resultados a los que pueden llevar estas
modificaciones de las sustancias cerebrales, ya sea por
administración externa o por alteraciones naturales, integrándolo
con sus disertaciones místicas y filosóficas.
Lo
que más critica de la cultura occidental es precisamente (mencionado
anteriormente) esta imposibilidad de escapar de lo más básico: el
lenguaje, pues en su afán por aprehenderlo y controlarlo todo por
medio de la razón; occidente ha dejado de lado lo fundamental, lo no
verbal y lo inherente al ser humano, que es su propia existencia.
Específicamente
en Cielo e infierno es
donde hace énfasis en que estos estados alterados de conciencia a
los que induce la mescalina logran tener acceso a lugares de la mente
-propia o ajena- que habían permanecido cerrados u ocultos
(nuevamente, una alusión a las puertas) y también habla sobre las
mismas experiencias de artistas, religiosos y científicos
idealistas, dando un fundamento más sólido al fomento de estas
prácticas personales para tener acceso al inconsciente y liberarnos
de los filtros artificiales creados por las convenciones sociales.
También
relata las formas naturales de estados visionarios, a través de
enfermedades mentales como la esquizofrenia o por la desnutrición en
el Medievo, razones que fueron identificadas mucho tiempo después y
que en un principio dieron motivos a creencias y juicios falsos e
incluso mortales.
Huxley
creó una atípoda2
a la cultura occidental, abrió las puertas que habían sido cerradas
y tapiadas por el individualismo y el aislamiento social de
occidente, creando así la posibilidad de una perspectiva fundada en
la esencia del ser humano y su relación con el universo y la energía
que se encuentran en constante movimiento.
Se asoció con el
movimiento hippie de tal forma que se convirtió en su manual y de la
mano con los poemas de William Blake fue la inspiración para el
nombre de la banda “the Doors”. A pesar de haber sido escritos
hace más de 50 años, es una lectura que sigue del todo vigente y
que no ha sido superada y a mi parecer debe ser una lectura
obligada, pues lo que más hace falta ahora, justo como Huxley lo
veía en su época, son seres humanos preocupados más por
autodescubrirse y convivir en armonía no sólo con sus congéneres,
sino con todo tipo de vida y energía que lo rodea.
Y finalmente, algunas
frases y fragmentos más
representativos que encontré en el libro:
“Vivimos juntos y
actuamos y reaccionamos los unos sobre los otros, pero siempre, en
todas las circunstancias, estamos solos.” P. 16
“Las sensaciones, los
sentimientos, las intuiciones, imaginaciones y fantasías, son
siempre cosas privadas y, salvo por medio de símbolos y segunda
mano, incomunicables.” P. 16
“(...) la función del
cerebro, el sistema nervioso y los órganos sensoriales es
principalmente eliminativa, no productiva. La función del cerebro y
del sistema nervioso es protegernos, impedir que quedemos abrumados y
confundidos por esta masa de conocimientos en gran parte inútiles y
sin importancia (...) admitiendo únicamente la muy reducida y
especial selección que tiene probabilidades de sernos prácticamente
útil.”
P. 24
“Lo que, en el lenguaje
de la religión, se llama “este mundo” es el universo del
conocimiento reducido, expresado y, por decirlo así, petrificado por
el lenguaje” P. 25
“El muy desarrollado
sentido del color que tiene el hombre es un lujo biológico, precioso
para él como ser intelectual y espiritual, pero innecesario para su
supervivencia como animal.” P. 28
“Por expresivos que
sean, los símbolos no puedes ser las cosas que representan.” P. 30
“(...) que una
crucifixión parezca tan serena que resulte casi alegre que unos
estigmas sean casi intolerablemente sexuales(...)” P. 33
“Los ropajes, como he
descubierto ahora, son mucho más que recursos para la introducción
de formas no representativas en las pinturas y esculturas
naturalistas.” P. 33
“La percepción del
artista no está limitada a lo que es biológica o socialmente útil.”
P. 33
“(...) como una
paciente espera de esa inspiración sin la que ni el más prosaico
escritor puede aspirar a realizar nada.” P. 40
“Por encima del
quietista está el contemplativo-activo(...)” P. 41
“La familiaridad
engendra el desdén y el cómo sobrevivir es un problema cuya
urgencia va de lo crónicamente tedioso al auténtico tormento. El
mundo exterior es aquello a lo que nos despertamos cada mañana de
nuestras vidas, es el lugar donde, nos guste o no, tenemos que
esforzarnos por vivir. En el mundo interior no hay en cambio ni
trabajo ni monotonía. Lo visitamos únicamente en sueños o en la
meditación, y su maravilla es tal que nunca encontramos el mismo
mundo en dos sucesivas ocasiones. ¿Cómo puede extrañar entonces
que los seres humanos, en su búsqueda de lo divino, hayan preferido
generalmente mirar hacia adentro? ” P. 44
“La totalidad está
presente hasta en los pedazos rotos. Más claramente presente tal vez
que en una obra completamente coherente.” P. 48
“La esquizofrenia tiene
sus paraísos, del mismo modo que sus infiernos y sus purgatorios
(...)” P. 50
“La mayoría de los
tomadores de mescalina experimentan únicamente la parte celestial de
la esquizofrenia. La droga sólo procura infierno y purgatorio a
quienes han padecido poco antes una ictericia o son víctimas de
depresiones periódicas o ansiedad crónica.” P. 51
“El miedo, según lo
advertido al analizarlo en retrospectiva, era quedar aplastado, a
desintegrarme bajo la presión de una realidad más poderosa de la
que una inteligencia acostumbrada la mayor parte del tiempo al cómodo
mundo de los símbolos.” P. 52
“Cualquier cosa antes
que el brillo abrasador de la Realidad sin mitigaciones. ¡Cualquier
cosa!” P. 52
“El esquizofrénico es
un alma no solamente no regenerada, sino además desesperadamente
enferma. Su enfermedad consiste en su incapacidad para escapar de la
realidad interior y exterior y refugiarse -como hace habitualmente la
persona sana- en el universo de fabricación casera del sentido
común, en el mundo estrictamente humano de las nociones útiles, los
símbolos compartidos y las convenciones socialmente aceptables. El
esquizofrénico es como un hombre que está permanentemente bajo la
influencia de la mescalina y que, por tanto, no puede rechazar la
experiencia de una realidad con la que no puede convivir porque no es
lo bastante sano, que no puede explicar porque se trata del más
innegable y porfiado de los hechos primarios y que, al no permitirle
nunca mirar al mundo con ojos meramente humanos, le asusta hasta el
punto de hacerle interpretar su inflexible esquivez, su abrasadora
intensidad de significado, como manifestaciones de malevolencia
humana o hasta cósmica, de malevolencia que reclama las más
desesperadas reacciones, desde la violencia asesina, o suicidio
psicológico, en el otro.” P. 53
“La única acción
razonable es abrir puertas mejores, con la esperanza de que hombres y
mujeres cambien sus viejas malas costumbres por hábitos nuevos y
menos dañinos. Algunas de estas puertas mejores podrán ser de
naturaleza social y tecnológica, otras religiosas o psicológicas,
y otras más dietéticas, educativas o atléticas. Pero subsistirá
indudablemente la necesidad de tomarse frecuentes vacaciones químicas
del intolerable sí mismo y del repulsivo ambiente. Lo que hace falta
es una nueva droga que alivie y consuele a nuestra doliente especie
sin hacer a la larga más daño del bien que hace a la corta. Una
droga así tiene que ser poderosa en muy pequeñas dosis y
sintetizable. Si no posee estas cualidades, su producción, como la
del vino, la cerveza, los licores y el tabaco, dificultará el
cultivo de los alimentos y fibras indispensables. Debe ser menos
tóxica que el opio o la cocaína, tener menos probabilidades que el
alcohol o los barbitúricos de producir consecuencias sociales
desagradables y hacer menos daño al corazón y los pulmones que los
alquitranes y la nicotina del tabaco. Y, en el lado positivo, debe
producir cambios en la conciencia que sean más interesantes e
intrínsecamente valiosos que el mero alivio o la mera ensoñación,
que ilusiones de omnipotencia o escapes de la inhibición.” P. 60
“El empleo para fines
religiosos de sustancias tóxicas está “extraordinariamente
difundido”.” P. 62
“Estamos, por tanto, no
ante hechos excepcionales, que podrían con justificación ser
pasados por alto, sino ante un fenómeno general, y en el más amplio
sentido de la palabra, un fenómeno humano, la clase de fenómeno que
no puede ser desdeñada por nadie que trate de descubrir qué es la
religión y las hondas necesidades que la religión debe satisfacer.”
P. 62
“-expresiones gratas al
alma de impulsos fundamentales-.” P. 65
“Ser arrancados de raíz
de la percepción ordinaria y ver durante unas horas sin tiempo el
mundo exterior e interior, no como aparece a un animal obsesionado
por la supervivencia o a un ser humano obsesionado por palabras y
nociones, sino como es percibido, directa e incondicionalmente, por
la Inteligencia Libre, es una experiencia de inestimable valor para
cualquiera y especialmente para el intelectual.” P. 67
“Hablamos demasiado.
Deberíamos hablar menos y dibujar más. A mí, personalmente, me
gustaría renunciar totalmente a la palabra y, como la naturaleza
orgánica, comunicar cuanto tenga que decir por medio de dibujos.”
P. 67 (cita de Goethe)
“Cuanto más pienso en
ello, más me convenzo de que hay algo inútil, mediocre y hasta
-siento la tentación de decirlo- afectado en la palabra.” P. 67
“Debemos aprender a
manejar con eficacia las palabras, pero al mismo tiempo, debemos
preservar y, en caso necesario, intensificar nuestra capacidad para
mirar al mundo directamente y no a través del medio semiopaco de los
conceptos, que deforma cualquier hecho determinado dándole el
aspecto demasiado conocido de algún marbete genérico o algunas
abstracción explicativa.” P. 68
"(...) estudiantes
de Humanidades que nada saben de humanidad, ni de la suya ni de la
ajena." P. 68
“En un mundo donde la
educación es predominantemente verbal, las personas muy cultas
hallan punto menos que imposible dedicar una seria atención a lo que
no sea palabras y nociones.” P. 69
Cielo e infierno
“(...) material
biológicamente inútil, pero estética y a veces espiritualmente
valioso.” P. 76
“(...) para ser
efectivos, los símbolos no precisan del color.” P. 79
“Las cosas determinadas
tienen color; en cambio carece de él lo que juntan nuestro intelecto
y nuestra fantasía, creadores de símbolos.” P. 80
“Siempre estamos
tratando de convertir las cosas en signos para las abstracciones más
inteligibles de nuestra propia invención. Pero, al hacer esto,
robamos a estas cosas buena parte de su ser natural.” P. 80
“Los objetos materiales
que más se parecen a estas fuentes de iluminación visionaria son
las piedras preciosas. Una de estas piedras es adquirir algo cuyo
valor está garantizado por su existencia en el Otro Mundo.” P. 89
“Cuando los fieles
ofrecen flores en el altar, están devolviendo a los dioses cosas que
saben o que oscuramente -si no son visionarios- comprenden que
pertenecen al cielo.” P. 90
“La familiaridad
engendra la indiferencia.” P. 98
“(...) la percepción
es (o por lo menos puede ser, debería ser) lo mismo que la
Revelación(...)” P. 102
“Esto explica la enorme
impresión que transciende de lo estético, causada en el espectador
por las grandes obras maestras estáticas del arte religioso. Las
figuras esculpidas de los dioses y los dioses-reyes de Egipto, las
vírgenes y los pantocráteres de los mosaicos bizantinos, los
bodhisattvas y lohans de China, los budas sedentes de khmer, las
estelas y estatuas de Copán y los ídolos de madera del África
tropical tienen una característica en común: una profunda quietud.
Y es eso precisamente lo que les atribuye su cualidad inspiradora, su
poder para sacar al espectador del Viejo Mundo de la experiencia
cotidiana y llevarlo muy lejos, hacia los antípodas visionarios de
la siquis humana.” P. 103
“Lo que es cierto de un
artista individual puede serlo de toda una escuela.” P. 105
“(...) el sexo es el
sung hindú y el vino el impresionismo persa.” P. 105
“A pesar de una
Historia Natural que no era más que una serie de símbolos
melancólicamente moralistas, en las garras de una teología que, en
lugar de considerar las palabras como signos de las cosas, trataba
las cosas y los hechos como signos de palabras bíblicas o
aristotélicas, nuestros antepasados permanecieron relativamente en
su sano juicio.” P. 107
“La naturaleza de la
mente es tal que el pecador que se arrepiente y hace un acto de fe en
un poder superior tiene más probabilidades de tener una experiencia
visionaria bienaventurada que el pilar de la sociedad satisfecho de
sí mismo, con sus justas indignaciones, sus afanes en materia de
posesiones y pretensiones y sus inveterados hábitos de culpar,
despreciar y condenar. Tal es la razón de la enorme importancia que
se atribuye, en todas las grandes tradiciones religiosas, al estado
de ánimo en el momento de la muerte.” P. 116
Apéndices
(fragmentos)
Apéndice II
“Sabiendo como sabe -o
como puede saberlo si lo desea- cuáles son las condiciones químicas
de la experiencia trascendental, el aspirante a místico debe
dirigirse, en busca de ayuda técnica, a los especialistas en
farmacología, en bioquímica, en fisiología y neurología, en
psicología, psiquiatría y parapsicología. Y, por otra parte, desde
luego, los especialistas -si aspiran a ser genuinos hombres de
ciencia y seres humanos completos- deben dirigirse, saliendo de sus
respectivos casilleros, al artista, al profeta, al visionario, al
místico, a cuantos, en pocas palabras, han tenido la experiencia del
Otro Mundo y saben, a sus modos respectivos, qué hacer con esa
experiencia.” P. 131
Apéndice III
“Los fantásticos
atuendos de reyes, papas y sus respectivos séquitos, militares y
eclesiásticos, tienen una finalidad esencialmente práctica:
impresionar a las clases inferiores con una sensación muy viva de la
sobrehumana grandeza de sus amos.” P. 135
“(...) hay una nueva
apreciación de valores y una nueva definición de significados de
acuerdo con lo presentes gustos y preocupaciones. Con los mismos
documentos, monumentos y obras de arte, cada época inventa su propia
Edad Media, su China privada, su Hélade patentada y registrada. Hoy,
gracias a los recientes avances en la técnica de la iluminación,
podemos ir más adelante que nuestros predecesores.”
P. 144
Apéndice IV
“(...) hay una
correspondencia entre la obra del artista y su carácter.” P.148
Apéndice VI
“Muchos esquizofrénicos
pasan la mayor parte de su tiempo, no en la tierra o el cielo, ni
siquiera en el infierno, sino en un mundo gris y sombrío de
fantasmas e irrealidades.” P.153
“El mundo de las
sombras habitado por algunos esquizofrénicos y neuróticos se parece
mucho al mundo de los muertos, tal como ha sido descrito en algunas
de las primeras tradiciones religiosas.” P. 153
Apéndice VIII
Descipción de Carlyle
sobre su estado, el cual denominaron 'una asombrosa descripción de
un estado mental psicótico, en gran parte depresivo, pero en parte
también esquizofrénico':
“Los hombres y mujeres
a mi alrededor -escribe Carlyle-, hasta cuando me hablaban, eran
únicamente figuras; y había olvidado prácticamente que estaban
vivos, que no eran meros autómatas. En medio de sus atestadas calles
y reuniones, yo iba solitario y me sentía feroz (aunque era mi
propio corazón, no el de otro, lo que estaba devorando) como el
tigre en la selva... Para mí, el universo carecía de vida, de
propósito, de volición y hasta de hostilidad; era una enrome,
inconmensurable y muerta máquina de vapor, girando con la
indiferencia de lo muerto para triturarme miembro a miembro... Sin
esperanza, no tenía ningún miedo definido, ni del hombre ni del
diablo. Sin embargo, de modo extraño, vivía en un termo continuo,
indefinido y agotador; era un hombre trémulo, pusilánime, temeroso
de no sé qué; me parecía que todas las cosas, las de arriba, en
el cielo, y las de abajo, en la tierra, iban a hacerme daño; como si
el cielo y la tierra fueran las ilimitadas mandíbulas de un monstruo
devorador, mientras yo, palpitante, permanecía a la espera de ser
devorado.” P. 158
1 Definición
de la RAE: Adj.
Perteneciente o relativo a la manifestación de elementos psíquicos
que en condiciones normales están ocultos, o a la estimulación
intensa de potencias psíquicas.
2
Definición de la RAE: I. Adj. Geogr. Se dice de
cualquier habitante del globo terrestre con respecto a otro que more
en lugar diametralmente opuesto. U. m. c. s., especialmente en m.
pl.
II.
adj. Coloq. Que se contrapone totalmente a alguien o algo. U.
m. c. s., especialmente en m. pl.
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