Breve reseña personal: Zen
en el arte de escribir, de
Ray Bradbury (de quien hablé ya en una entrada anterior) es un libro
conformado por once de sus ensayos cuya temática central es la
escritura.
Para
los que tenemos el gusto y la necesidad de escribir, este tipo de
material es completamente necesario. En estos ensayos, Bradbury hace
un tipo de disección de su obra desde sus primeros cuentos y novelas
hasta guiones de películas y obras de teatro, explicando
detenidamente y de una manera simple pero siempre crítica cómo y
cuál es la ardua labor de un escritor, su instrucción y las
diversas anécdotas y vivencias que lo transformaron en el grandioso
escritor que fue.
Lo
más particular de este libro es que Bradbury en ningún momento se
detiene en aspectos técnicos de la escritura, sino que se centra en
lo realmente importante: la esencia de la escritura, el origen de la
inspiración y el genio del creador. Nos dice que aquello que ha de
escribirse debe presentarse de manera fluida y espontánea, no
forzada; pues es un trabajo que requiere tiempo y persistencia y que surge
y se alimenta principalmente de la obra de otros autores y que
reposando en el inconsciente personal, creando escenas, mundos,
historias, imágenes y personajes únicos y diferentes. Este
resultado es un objetivo que suele ser perseguido por los escritores
y no esperado, como bien sugiere Bradbury, quien también asegura que
es mejor dejar el trabajo al inconsciente y liberar el resultado sin
esfuerzo, con ánimo y placer.
Lo
que hace de este libro algo más que una guía o manual para la
escritura creativa, además de estar escrito de puño y letra por
Bradbury (y que a mí con eso me basta), son los pormenores
autobiográficos que nos acercan mucho más al hombre que a la figura
del escritor, pequeños obsequios dispersos en todos los ensayos
que lo aproximan a un plano terrenal y común al nuestro,
descubriéndonos que el genio está dentro y aunque se conforma en el
contexto, la esencia siempre surge del interior y se deja escuchar
(o, en este caso, leer) al expresarse mediante el lenguaje escrito.
Uno
de esos detalles es el referente a los problemas financieros que el
autor tenía cuando empezó a escribir y aún no publicaba o
publicaba poco: “Yo le recordé el voto de pobreza a
que me habían obligado las circunstancias” dijo dirigiéndose a su
esposa, quien a pesar de pasar los primeros años de difícil
economía de un escritor, siempre estuvo a su lado con sus dos hijas,
creyendo en él y su potencial.
Una corta reseña de este libro también
aparece en el número cuatro de una página que creó un listado de los nueve mejores libros sobre escritura y lectura, de los cuales,
debo admitir, sólo reconocí el número tres, On Writing: A
Memoir of the Craft, de Stephen King y que leeré en cuanto tenga
oportunidad de conseguir. El número ocho también me llamó
muchísimo la atención: Ernest Heminway on Writing, por
lo que ésta lista me parece respetable y habrá que analizar el resto
de los títulos posteriormente.
Y ahor,a algunas frases y
fragmentos memorables de los ensayos (si parece que transcribí
la mayor parte del libro, comprendan que me fascinó):
“¿Y qué se aprende escribiendo? ,
preguntarán ustedes. Primero y principal, uno recuerda que está
vivo y que eso es un privilegio, no un derecho. Una vez que os han
dado la vida, tenemos que ganárnosla. La vida nos favorece
animándonos y pide recompensas.” P. 10
“(...) escribir es una forma de
supervivencia. Cualquier arte, cualquier trabajo bien hecho lo
es, por supuesto.” P. 10
“Si no escribiese todos los días,
uno acumularía veneno y empezaría a morir, o desquiciarse, o las
dos cosas. Uno tiene que mantenerse borracho de escritura para que la
realidad no lo destruya.” P. 11
“(...) cuando la muerte reduce la
marcha de otros, uno tiene que preparar de prisa un trampolín y
saltar de cabeza a la máquina de escribir.” P. 12
“Todas las mañanas salto de la cama
y piso una mina. La mina soy yo.
Después de la explosión, me
paso el resto del día juntando los pedazos.” P 12
“(...) si uno escribe sin garra, sin
entusiasmo, sin amor, sin divertirse, únicamente es escritor a
medias.” P. 14
“(...) el primer deber de un escritor
es la efusión: ser una criatura de fiebres y arrebatos.” P. 14
“Ahora los dejo al pie de la
escalera, treinta minutos después de medianoche, con un bloc, una
pluma y una posible lista. Conjuren sus palabras, alerten a su
personalidad secreta, saboreen la oscuridad. Peldaños arriba, en las
sombras del altillo, espera su Cosa. Si le hablan con suavidad y
escriben toda vieja palabra que quiera saltar de sus nervios a la
página...
Tal vez, en su noche privada, la Cosa del final de la
escalera... empiece a bajar.” P.
31
“De
modo parecido, a lo largo de la vida nos llenamos de sonidos,
visiones, olores, sabores y texturas de personas, animales, paisajes
y acontecimientos grandes y pequeños. Nos llenamos de impresiones y
experiencias y de las reacciones que nos provocan. Al inconsciente
entran no sólo datos empíricos sino también datos reactivos,
nuestro acercamiento o rechazo a los hechos del mundo.” P. 34
“Lo
que para todos los demás es El Inconsciente, para el escritor se
convierte en La Musa.” P. 35
“Si
vamos a poner nuestro inconsciente a dieta, ¿cómo preparar el
menú?
Bien, la lista podría empezar así:
Lea usted poesía
todos los días. La poesía es buena porque ejercita músculos que se
usan poco. Expande los sentidos y los mantiene en condiciones
óptimas. Conserva la consciencia de la nariz, el ojo, la oreja, la
lengua y la mano. Y, sobre todo, la poesía es metáfora o símil
condensado. Como las flores de papel japonesas, a veces las metáforas
se abren a formas gigantescas. En los libros de poesía hay ideas por
todas partes; no obstante, qué pocos maestros del cuento recomiendan
curiosearlos.” P. 37
“Todos
necesitamos que alguien más alto, más sabio, más viejo nos diga
que a fin de cuentas no estamos locos, y que lo que hacemos es
correcto. Correcto, diablos, ¡excelente!”
P. 48
“Cada
relato era una manera de descubrir personalidades. Cada día, la
personalidad descubierta era levemente distinta de la descubierta
veinticuatro horas antes.” P. 61
“(...)
tratándose de libros, escritores y los grandes silos donde se
almacenan los ingenios, soy la locura enloquecida.” P. 65
“-El
delito no es tener
libros, Montag, ¡es leerlos!
Sí, de acuerdo. Yo tengo libros. ¡Pero no los leo!” Fragmento de
Fahrenheit 451, P. 65.
“-Me
lo comía como si fueran ensalada; los libros eran para mí el
sandwich del almuero, la merienda, la cena y el bocado de medianoche.
¡Arrancaba las páginas, me las comía con sal, las ensopaba con
deleite, mordisqueaba las costuras, pasaba capítulos con la lengua!
Docenas, cientos, billones de libros. Llevé tantos a casa que anduve
años jorobado. Filosofía, historia del arte, política, ciencias
sociales; nombra el poema, el ensayo, la obra de teatro que quieras:
me los comí todos. Y después... después... - la voz del jefe de
bomberos se apaga.
Montag lo apremia: -¿Y después?
-Bueno, me sucedió
la vida. -El jefe cierra los ojos para recordar.- La vida. Lo de
costumbre. Lo mismo. El amor que no marcha del todo, el sueño que se
vuelve agrio, el sexo que se hace pedazos, las muertes demasiado
rápidas de amigos que no lo merecen, el asesinato de uno, la locura
de otro, la lenta muerte de una madre, el suicidio brusco de un
padre... una estampida de elefantes enfurecidos, un ataque total de
la enfermedad. Y pos ninguna parte, ninguna, el libro justo en el
momento justo para rellenar la grieta de la presa que se viene abajo
y contener la inundación, o recibir una metáfora, perder o
encontrar un símil.” Fragmento de Fahrenheit 451 P. 67
“Todas
las mañanas me levantaba, iba hasta el escritorio y escribía
cualquier palabra o serie de palabras que me pasaran por la
cabeza.
Luego me alzaba en armas contra el mundo, o a su favor, y
ponía una variedad de personajes a sopesar la palabra y enseñarme
qué significaba en mi vida.Una o dos horas más tarde,para mi
asombro, había concluido un nuevo cuento. Era una sorpresa total y
encantadora. Pronto descubrí que tendría que trabajar así el resto
de mi vida.” P. 69
“(...) la ciencia ficción devora
ideas, las digiere y nos dices cómo sobrevivir.” P. 87
“Sin imaginación no hay voluntad.
Sin sueños imposibles no hay posibles soluciones.” P. 87
“(...) la Historia de las Ideas; no
otra cosa ha sido siempre la ciencia ficción. Ideas alumbrándose a
sí mismas en hechos, muriendo sólo para reinventar nuevos sueños e
ideas y renacer en formas y figuras aún más fascinantes, algunas
permanentes, todas con una promesa de Supervivencia.” P. 90
“Construimos tensiones, en especial
hoy en día, que apuntan a la repulsión y luego, si somos buenos,
talentosos, observadores, permitimos que el público sienta náuseas.”
P. 97
“Todos somos ricos e ignoramos la
enterrada evidencia de la sabiduría acumulada.” P. 100
“A los amigos que escriben siempre
he intentado enseñarles que hay dos artes: primero, termnar una
cosa; y luego el segundo gran arte, que es aprender a cortarla sin
matarla ni dejarle ninguna herida. Cuando empieza la vida del
escritor ese trabajo le repugna, pero ahora que soy más viejo se me
ha vuelto un juego maravilloso, un reto que me gusta tanto como
escribir el original, porque es un reto. Tomar un escalpelo y cortar
al paciente sin matarlo es un reto intelectual.” P. 103
“Yo, fíjese, estoy acostumbrado a
levantarme y correr a la máquina de escribir, y en una hora he
creado un mundo. No tengo que esperar a nadie. No tengo que criticar
a nadie. Está hecho. Con una hora me basta para adelantarme a todos.
El resto del día puedo haraganear. Esta mañana ya he escrito doce
mil palabras; así que si quiero tener una comida de dos o tres horas
puedo, porque ya les he ganado a todos.” P. 110
“Ahí está el gran secreto de la
creatividad. A las ideas hay que tratarlas como a los gatos: hacer
que ellas nos sigan. Si usted intenta acercarse a un gato y
levantarlo el animal no lo dejará. Tiene que decir: 'Bueno, vete al
diablo'. Entonces el gato se dirá: 'Un momento, éste no se parece a
la mayoría de los humanos.' Y luego, por curiosidad, se pondrá a
seguirlo: 'Vaya, ¿a ti qué te pasa que no me quieres?'. Pues bien,
con las ideas ocurre lo mismo. ¿Se da cuenta? Uno dice: 'Al diablo,
no hace falta que me deprima. No hace falta que me preocupe. No hace
falta que empuje. Las ideas me seguirán. Cuando bajan la guardia y
están listas para nacer, me doy vuelta y las atrapo.” P. 111
“Es mentiroso escribir para que el
mercado comercial os recompense con dinero.
Es mentiroso escribir
para que un grupo de esnobs y cuasiliterario de las gacetas
intelectuales nos recompense con fama.” P. 114
“NO PENSAR.
Lo que resulta en más
relajación, más espontaneidad y una mayor creatividad.” P.
116
“La cantidad da experiencia. Sólo de
la experiencia puede surgir la calidad.” P. 118
“A menudo su arte estará e n lo que
no dice, lo que omite, en la habilidad para exponer simplemente con
emoción clara, y llevarlo a donde quiere llegar.” P. 118
“El trabajo del artista es tan largo,
tan arduo, que un cerebro que vive por su cuenta acaba
desarrollándose en los dedos.” P. 118
“El escrito debe dejar que sus dedos
desplieguen las historias de sus personajes, que, siendo humanos y
llenos como están de sueños y obsesiones extrañas, no sienten más
que alegría cuando echan a correr.” P. 119
“(...) no deberíamos desdeñar el
trabajo ni desdeñar los cuarenta y cinco o cincuenta y dos cuentos
escritos en nuestro primer año de fracasos. Fracasar es rendirse.
Pero uno está en medio de un proceso móvil. Entonces no hay nada
que fracase. Todo continúa. Se ha hecho el trabajo. Si está bien,
uno aprende. Si está mal, aprende todavía más. El único fracaso
es detenerse. No trabajar es apagarse, endurecerse, ponerse nervioso;
no trabajar daña el proceso creativo.” P. 119
“(...) a través de las emociones,
con el trabajo sostenido durante un largo periodo, la escritura se
hará más clara; el escritor empezará a relajarse porque estará
pensando bien y el pensamiento se hará más correcto aún porque él
estará relajado. Se volverán los dos intercambiables. Por fin el
escritor comenzará a verse. De noche, de lejos, la fosforescencia
de sus adentros arrojará sombras en la pared. Pro fin el chorro, la
agradable mezcla de trabajo, espontaneidad y relajación será como
la sangre en un cuerpo, fluyendo del corazón porque ha de fluir, en
movimiento porque ha de moverse.” P. 120
“En el fondo, todas las buenas
historias son de una sola clase: la de la historia escrita por un
individuo con una verdad propia.” P. 122
“Lo único que puede causar daño
grave son los diversos tipos de presunción.” P. 122
“Recuerden: la Trama no es
sino las huellas que quedan en la nieve cuando los personajes ya han
partido rumbo a destinos increíbles. La Trama se descubre
después de los hechos, no antes.” P. 124
“Sabio es el escritor que conoce su
inconsciente.” P. 124
“Tenemos el arte para que la verdad
no nos mate.”
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