Reseña
personal: Suicidios
ejemplares (1991, Anagrama) de Enrique Vila-Matas
(escritor español, 1948) es una compilación de once cuentos
publicada por Anagrama en 1991, y cuyo tema principal es la muerte, pero una
muerte por mano propia: el suicidio. Y lo extraño es que son
suicidios premeditados pero no llevados a cabo; en algunas de las
historias hay muertes, pero en ninguna es la del suicida potencial.
Los
cuentos están escritos en primera persona y tienen un toque irónico
y cómico, como sólo el humor negro lo puede tener.
Es
un autor que no conocía y que llegó a mi por
recomendación, y reconozco que me sorprendió, pues este tema es un asunto problemático fuera del interés de la mayoría. Hace
algunos meses realicé un trabajo de investigación literaria sobre
el suicidio en la literatura del Siglo de oro español (pero de eso
hablaré en otra entrada, quizá).
El
libro en sí me fascinó, a pesar de que no todos los cuentos atrapan
de la misma manera y que la cuestión del suicidio se trata desde diferentes perspectivas y personajes y en contextos por completo diferentes, cuestión que
también me agradó, pues relata de una manera ágil y única lo
que se supondría que se puede condensar en una sola concepción: el
deseo final y puntual de morir.
También
encuentro un significado importante en la segunda palabra del titulo
del libro, “ejemplares”, pues estas (supuestas) muertes son
modelos porque son premeditadas, pensadas, analizadas y formuladas en
un tiempo y espacio que dotan al personaje de características
únicas, que van desde la ansiada muerte por nostalgia hasta la
muerte ridícula o cómica, lo que también se puede interpretar con
el epígrafe que usa para el segundo cuento: “No
sé muy bien lo que me espera, pero, de cualquier modo, iré hacia
eso riendo.” Stubb, en Moby
Dick.
El
prólogo es cierta advertencia que funciona a la vez como guía para
la lectura del libro, pues en ella da explicaciones razonables y
sustentadas del tema tan delicado que ha escogido. Y la razón no es
otra que acercar el suicidio, a través de una ficción muy realista,
al lector, que este se familiarice y pueda entender a los personajes
para que no sean condenados con prejuicios o doble moral (tan
frecuente en nuestros días); en palabras del propio Vila-Matas: “(…)
dejar que el lector proyecte su propio mundo interior sobre el mapa
secreto y literario de este itinerario moral que aquí mismo ya nace
suicidado.”
Mis
favoritos fueron los cuentos El arte de
desaparecer y Un
invento muy práctico. El primero habla
de la necesidad de un escritor de desaparecer después de sacar a la
luz o publicar su obra: “La obligación
del autor es desaparecer.” No concibe
mostrar su interior y que los lectores sepan quien es en la vida
real, fuera de esa ficción verídica o autobiográfica que se crea en
la literatura, pues sería aparecer ante los demás sin máscaras, en
toda su vulnerabilidad, y creo que tiene mucho sentido, pues escribir
es desnudarnos y mostrar todo aquello que se mantiene en las
tinieblas, por más macabro que pueda ser, y que alguien que no nos
conoce en absoluto nos conozca en primera instancia por nuestro
interior, es algo muy fuerte, más en esta sociedad occidental
superficial, donde lo que cuenta es el aspecto y lo material. En el
segundo cuento, se narra la historia, a través de una carta enviada
a una amiga, de una mujer que se interna en un psiquiátrico y sale
después por su propio pie, al encontrar la respuesta a la pregunta
por la que se interno. Hacia el final del cuento, la realidad, o la
supuesta realidad (pues se crea una confusión que no estoy
autorizada para resolver) induce a cavilar que en realidad la mujer
es una esquizofrénica y todo lo que cuenta que ocurrió fue la
invención de una invención.
En
cada relato se abre una invitación para convivir con los personajes,
que tienen siempre una única seguridad inminente: poder terminar con
sus vidas en el momento en que ellos lo decidan, y en el lapsus de
espera, pueden fantasear con esos finales, acariciar la idea de
morir, flirtear con un acontecimiento que pondría punto final a todo
y entretanto seguir en el plano físico como cualquier otro ser
humano común.
Frases
memorables del libro:
“tristeza
leve –dicen que la nostalgia es la tristeza que se aligera-” P.
24
“(…)
sabiendo que a la muerte le sienta bien la tristeza leve de una
severa espera.” P. 24
“(…)
y yo soy de los que piensan que esta vida es de risa y que la vida
misma está hecha de pura risa y que, por mucho que ignoremos lo que
nos espera al final de la misma, lo mejor es ir hacia todo eso
riendo, con una trágica falta de seriedad.” P. 35
“(…)
la Internacional Cebollista de las sufridas amas de casa, tan
lloronas ellas.” P. 50
"-Yo
no puedo trabajar -le respondió con afectación, como si recitara un
papel muy estudiado-. Yo sólo puedo beber y llorar." P. 53-54
“Tal
vez (las cosas) sean mejores así: reales, vulgares, mediocres,
profundamente estúpidas.” P. 62
“¿Para
qué exhibirme (razonaba Anatol cínicamente) y por qué dar a la
imprenta mis textos si en lo que yo escribo sospecho que no hay más
que una ceremonia íntima y egoísta, una especie de interminable y
falsificado chisme sobre mí mismo, destinado, por tanto, a una
utilización estrictamente privada?” P. 64
“(...)
en lo que yo escribo sospecho una operación de baja lujuria, una
especie de interminable y falsificado chisme sobre mí mismo, ¿A
quién podría interesarle algo semejante?” P. 71
“La
cosa mejor que ha hecho la ley eterna es que, habiéndonos dado una
sola entrada a la vida, nos ha procurado miles de salidas.”
Séneca, Cartas
morales a Lucilio.
“(…)
algo muy parecido al amor, que es también en el fondo una gran
pregunta y algo tan directo e ingenuo como extremadamente peligroso.”
P. 81
“(…)
a la manera de un Catón o de un Séneca, cuyas muertes son, todavía
en nuestros días, el más perfecto ejemplo y modelo del suicidio
clásico y sereno, profundamente mediterráneo…” P. 96
“Ya
ves, así son los hombres, así recuerdan a sus viejas amantes, a las
pelmazas que les acosaron en otra época, así las recuerdan cuando
están a las puertas de la muerte, es decir, en la hora de la
verdad.” P. 111
“Te
escribo con la esperanza de que te arrojes pronto por la ventana de
tu casa.” P. 111
“Me
gustaría que te suicidaras pronto, Mary, me gustaría verte ya
muerta, y si eso no es posible me gustaría verte completamente loca
y encerrada para siempre en ese manicomio del que has logrado salir
no sé cómo.” P. 111
“(…)
siempre a mi lado sin la menor tregua a lo largo de toda esta
aburrida vida en este mundo de horrible vecindario y gran bostezo.”
P. 117
“(…)
suena en mi tocadiscos el Requiem de
Gabriel Fauré, la música ideal para irse sin molestar, para irse de
este mundo sin hacer ruido, tal como pienso hacer yo algún día, no
cuando tú me lo digas.” P. 119
“(…)
y me dije que si la locura era todo un misterio también lo era la
escritura y que, en cualquier caso, en los mensajes del pianista de
Hungría lo que predominaba no era el misterio de la locura sino más
bien, pura y simplemente, el misterio de la escritura: el misterio de
cartas como ésta que te escribo para celebrar un invento que me
mantiene alejada de la desesperación maniática (…)” P. 122
“Barrymore
(la invención de una invención) dice que morir es todo un arte (y
sólo un arte) y que él lo hace excepcionalmente bien.” P. 125
“(…)
una gente serena y simpática, feliz y amable, profundamente sincera,
nada retorcida, adorablemente cristiana, bondadosa, burra. Nada más
alejado de la realidad.” P. 131
“Y
debo decirle que a un pintor sólo le pido y le exijo que su relación
con lo plasmado en el cuadro sea directa, sin equívocos posibles,
real, aunque esa realidad no tenga más vida, más plasmación que la
del cuadro mismo.” P. 134
“Para
no perder clientela. Ellos saben que sólo la mentira fascina a sus
feligreses, de modo que dan a éstos lo que piden: una mentira tras
otra.” P. 135
“Le
explico en qué consiste el parapente. Le digo que es una variante
fascista del ya de por sí fascista ejercicio de dejarse caer, así
porque sí, sobre los pueblos tranquilos.” P. 151
“(…)
si de algo él siempre había pecado era de un excesivo, casi brutal,
dramatismo, siempre provocado por su incorregible tendencia a la
desmesura.” P. 153
“Nadie
puede abrazar el alma de nadie.” P. 159
“Aunque
la ve como ficción, le interesa ahora mi historia lo suficiente como
para creer en ella. Algo es algo. Es compensación, yo dejo que se
desgarre mi realidad.” P. 161
“Me
explicó que en su opinión de hombre, después de la muerte de Dios,
sigue sintiendo la necesidad de que alguien le observe.” P. 165
“(…)
viéndole tan entusiasmado con su invento, resultaba difícil
oponerse a sus planes suicidas.” P. 172
Me
pareció una buena idea utilizar una pieza a la que hace mención y
tuve que buscar: el Requiem deGabriel Fauré, de quien el mismo Vila-Matas (en voz de uno de sus
personajes) escribe:
“El
Requiem de Gabriel Fauré, la música ideal para irse sin molestar,
para irse de este mundo sin hacer ruido, tal como pienso hacer yo
algún día, no cuando tú me lo digas. ¿Oíste el Requiem alguna
vez? Con sus líneas melódicas y dulces y sin dramatismo, con sus
texturas diáfanas, tan francesas, con su orquestación de
terciopelo, con adornos de metal, el Requiem se presenta ante mí
esta noche como un requiem para muertes tranquilas - como espero que
algún día sea la mía-, para las muertes de aquellos que han vivido
en paz con los hombres y consigo mismos y quieren irse de este mundo
sin molestar, sin hacer el más mínimo ruido.”
Y
a pesar de no vivir del todo en paz con los hombres y conmigo misma,
lo disfruto de la misma manera, espero que ustedes también.
Para
finalizar, les dejo también una entrevista digital con el autor (otra
muy buena manera de adentrarse en la mente y la vida de los autores), de
donde transcribo una de las respuestas más peculiares que encontré,
pues a mí también me atrajo la literatura de Vila-Matas y espero
leer algo más de él pronto:
¿Por
qué atrae tanto tu literatura?, al menos a mí.
Suicidios
ejemplares atrajo a toda clase de suicidas, como sé por las cartas
recibidas. "Historia abreviada de la literatura portátil"
atrajo a todos los portátiles abreviados. "El mal de Montano"
atrae a los enfermos de literatura. Hay un verso que dice "en el
centro del vacío hay otra fiesta", en esa otra fiesta se reúnen
los suicidas, los shandys, los montanianos, los Bartlelbys y otros
figurantes de mi escena literaria. Algún día acudiré a esa fiesta,
cuando la obra esté completada.
Excelente!!
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