jueves, 28 de noviembre de 2013

Cuentos de locos para locos (nueve narraciones mentales) – Oscar Benassini





Cuentos de locos para locos (Editorial Ink, 2011) es un libro en formato digital que reúne la obra de siete psiquiatras: Alfredo Espinosa, Rodrigo Garnica, Rafael Medina Dávalos, Jesús Ramírez-Bermúdez, Patricia Rodríguez Saravia, Rafael J. Salín-Pascual y Oscar Benassini, algunos de ellos ya consagrados, que han incursionado en la creación literaria a partir de la necesidad de expresar, a través de la ficción, vivencias significativas (las cuales son abundantes en su profesión) e historias magníficas basadas en pacientes o hechos reales. Todos ellos han participado en diversos talleres literarios, recibido premios tanto nacionales como internacionales y publicado libros de diferentes tipos de textos y géneros, que van desde el ensayo hasta la narrativa. Han participado en diversos proyectos psiquiátricos y literarios, por lo que, para ellos, la convivencia entre ambos mundos es habitual e incluso algunos, como Patricia Rodríguez, cuentan ya con traducciones de sus obras y películas basadas en las mismas.

En la presentación (que funge como prólogo), Benassini reflexiona sobre el acto de escribir y su compatibilidad con la psiquiatría y acierta de manera contundente al afirmar que “lo que se busca es el hilo conductor entre la disposición de escuchar historias, por extrañas que estas puedan resultar, y narrar relatos de cualquier índole siempre y cuando respeten el territorio de la ficción... la ficción es el arte de contar mentiras.” y, que siguiendo la línea narrativa sobre ficción, también dice que esta literatura es una “ficción que no hace falta inventar porque ya nos viene contenida en la realidad de lo psiquiátrico.” Este libro es un compendio de enfermedades mentales o trastornos psicológicos como alucinaciones, esquizofrenia, demencia, paranoia o delirio de persecución, que se exhibe en diversos personajes de diferente edad, género y problemáticas, donde las emociones y su manifestación tendrán un papel primordial.

La antología comienza con La Hiena, Dios y un niño muerto de Alfredo Espinosa (Chihuahua, 1954), historia que, gracias a mi cercanía con la ciudad donde ocurrió un hecho similar, logré asociar con Claudia Mijangos, una Medea del siglo XX que hace más de dos décadas asesinó a sus tres hijos dentro de su hogar. La historia, por supuesto, actualmente es conocida por muchos y se ha vuelto un tema tabú en la sociedad de la localidad. Espinosa realiza una obra estética que a través de diversos recursos literarios logra un cuento extraordinario. Oralia, uno de los personajes principales, describe a una mujer hermosa que, pese a tener vagos recuerdos sobre lo acontecido, es consciente de su realidad y dueña de sí misma, del poder y atractivo femenino que aún conserva. Pero a pesar del tiempo que ha transcurrido desde el fatal suceso, sus alucinaciones recurrentes siguen siendo las mismas, por lo que el estado de demencia perpetuo en el que se encuentra prohíbe su reclusión en prisión.

El doctor Mitre, protagonista de esta intensa historia, narra en primera persona cómo fue el primer encuentro con esta bella mujer y el desarrollo de una relación profesional que finalmente se volvió personal, y es el mismo Mitre quien a través de frases concluyentes admite la empatía que nace en él: “Reconozco en mí cierta indulgencia y una sospechosa simpatía por ciertos homicidas, por aquellos héroes trágicos que son simples marionetas de un sino criminal.” y más adelante afirma que “... quien comienza por comprender a un asesino empieza a perdonarlo.”

Mitre, encantado por ella, mantiene una lucha interna entre lo que debería pensar o hacer y cómo realmente actúa, pues ya no hay concordancia entre estos dos actos; finalmente decide olvidar la cordura y vivir por un instante en el mismo mundo alienado de Oralia, una realidad donde los preceptos establecidos son muy diferentes a los que Mitre considera como “normales”.

Rafael Medina Dávalos (Guadalajara, 1972), en sus narraciones Joaquín y Para estar tranquilo recrea la vida de aquellos afectados por el síndrome de Cotard o los que sufren al pensar que la demencia pudiera ser contagiosa, no ya hereditaria, y visitan con temor al ser que otorgó en parte la vida, pero siempre con un temor natural por convertirse en aquello algún día, por habitar en un lugar donde ya no se reconoce ni el propio reflejo, por existir incluso en un cuerpo irreconocible.

En La jaula, otro de los relatos del libro, Patricia Rodríguez Saravia (Ciudad de México, 1945) describe una asombrosa historia protagonizada por una joven mujer presa del TOC (Trastorno obsesivo-compulsivo) que, por este motivo, se fue quedando sola y cautiva de un trastorno que la orilló hasta los límites de la existencia. A través de una narrativa precisa, la autora nos aloja en la mente y los actos de una mujer a la que la sola presencia de alguien más le recuerda que lo ajeno o lo externo nunca dejará de contener algún peligro, por microscópico que sea.

En el último de los relatos, Oscar Benassini (1954) quien“Tempranamente seducido por un gran mentiroso, Emilio Salgari, le vendió su alma a las letras desde niño, cara y de modo tramposo...” describe el declive de un escritor en Sabino Fitzgerald, donde a través de sus letras afirma pensamientos y especulaciones sobre el mundo literario, dejando la pregunta siempre abierta... ¿no será que, en realidad, todos los escritores sufren o disfrutan de algún tipo de locura? Con Sabino podemos conocer de propia voz el infierno en el que se puede convertir la creación literaria y despojamos de sus máscaras a esos ídolos que viven detrás de sus textos publicados, a esas figuras que los mismos lectores enaltecen, sin conocer los demonios que hicieron posible dicha obra.

Finalmente, tras haber leído los nueve relatos que conforman este libro, una de las muchas preguntas que se formulan en la mente del lector es ¿Quiénes son realmente los locos? Pues son ellos los que ven, sienten y perciben mucho más que los “normales”: aquellos que siempre, a través de reglas, intentan clasificar todo para tratar de entenderlo, y que por tal motivo están imposibilitados para vivir en el caos que la realidad misma es.

Cuentos de locos para locos ya en el título lleva una alusión para cualquier lector que este dispuesto a ver la existencia desde otra perspectiva, a pensar a través de otras mentes y valorar la vida de otros seres humanos precisamente por lo que son: personas, a pesar de su locura, a pesar de su diferencia.

Este eBook, Cuentos de locos para locos (Edición Kindle Con Audio/Vídeo) de Editorial Ink se puede comprar en Amazon a través de este enlace.

Para concluir, transcibiré algunas citas memorables de los cuentos:

Las tragedias, ya castradas de su violencia, se transformaron en símbolos y ecuaciones psicoanalíticas que Freud adoptaría, y adaptaría, como su mitología personal para escenificar las luchas entre la realidad y el deseo.” Alfredo Espinosa en La Hiena, Dios y un niño muerto.

No desconozco que cuando una persona mata a otra, siempre se trata de un complot. La mano es empujada por murmullos, fantasmas, impulsos desconocidos, agravios, razones, con la convicción de que el otro es un demonio al que simplemente nos le adelantamos para no terminar siendo su víctima.” Ibídem

En los huecos de la infancia se generan las chispas de la violencia: todo lo demás es incendio.” Ibídem

Los otros, criminales, delincuentes, locos, pervertidos, son la mejor coartada para que las propias ruindades parezcan nimias y perdonables.” Ibídem

Nada bueno esperes de aquellos que preguntan: suelen encontrar verdades, es decir, dolores.” Ibídem

“–sólo se ama aquello que uno no puede controlar.” Ibídem

-la alegría que no esté fundada en el alcohol y las drogas es espuria y artificiosa.” Ibídem

El dolor como única presencia.” Rodrigo Garnica en Trema.

La culpa, la perra culpa que hace garras a quien se deje.” Rafael Medina Dávalos en Para estar tranquilo.

... considera que el silencio es su derecho y el último recurso de su autonomía.” Jesús Ramírez-Bermúdez en Estructura en espejo.

Siempre será motivo de inquietud conocer el sufrimiento de alguien más.” Ibídem

¿Es que acaso Polo era un iluminado, un enfermo, un extraterrestre o que más pudo ser? ¿Y yo quien soy?” Rafale J. Salín-Pascual en El Sputnik.

... siempre dos mundos su personal dualidad dimensional, de pronto estaba, de pronto no...” Oscar Benassini en Sabino Fitzgerald.

“–Me voy a la chingada. Alternativa universal para todo y para nada.” Ibídem

Para mi que con lo que no pueden las personas como tú es con su aptitud; escribir, vaya, yo no la tengo y por eso lo entiendo, lo veo.” Ibídem

...dejarse morir me suena mucho más natural, hasta si tú quieres más benévolo con uno, y sobre todo con los demás.” Ibídem

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