lunes, 23 de febrero de 2015

Irreverencias maravillosas: Enigmáticos despojos

San Martino d. Battaglia, osario italiano


El texto de este mes para mi columna mensual, Irreverencias maravillosas, de la Revista VozEd, es un breve compendio de algunas construcciones míticas edificadas con huesos humanos. 

Pueden leer una versión reducida del texto, directamente de la revista, en este enlace.




Osario de Sedlec, detalle




Enigmáticos despojos

Existen en el mundo diversas construcciones edificadas, en parte o totalmente, con osamentas humanas. A pesar de las impresiones que esto pueda suscitar, la magnífica simetría y los extraños patrones originados con cráneos y los diversos huesos del esqueleto humano han vuelto reales singulares y majestuosos espacios arquitectónicos religiosos. España, París, Bretaña, Alemania, Ecuador, Egipto, Perú, Portugal y Grecia, entre muchos otros países, cuentan con este tipo de misteriosas estructuras: diversas y distantes son las culturas que han demostrado el mismo interés en nuestra estructura corporal como material para la construcción de portentosos osarios o catacumbas.

La importancia histórica de ambos es incuestionable: mientras un osario es un sitio (generalmente cerca de un cementerio o una iglesia) asignado para albergar los huesos exhumados de sus sepulcros y datan del siglo I, una catacumba está formada por túneles o corredores subterráneos que ciertas culturas antiguas crearon y utilizaron como sepulcros y datan del 50 a. e. c. Ambos son una clara muestra de los rituales mortuorios de las civilizaciones judías y cristianas de la época.

Las tumbas colectivas existen desde el Neolítico (4 000 a. e. c.): el culto a los muertos refleja cierta reflexión hacia este hecho natural, una necesidad de glorificar o preparar a los cadáveres para la transición, de enaltecerlos y conservar su recuerdo a través de sus restos. Todas las culturas han reflejado un interés particular en la muerte y parte de su filosofía a través de singulares rituales funerarios, preservados hasta la actualidad en numerosos lugares, desde las pirámides de Egipto hasta los ataúdes colgantes de Filipinas.




Karner Beinhaus, detalle



Uno de ellos es la Karner Beinhaus (casa de hueso), que se construyó en el s. XII en Hallstatt, Austria, como un pequeño cementerio. Alberga 1 200 cráneos y una de sus particularidades es que poco más de la mitad de ellos están adornados con motivos florales y llevan su nombre (y a veces año de defunción) inscrito, lo que anula el anonimato de los difuntos.




 Osario de San Bernardino alle Ossa


Osario de San Bernardino alle Ossa, detalle


En el s. XIV construyeron, sobre un cementerio repleto, el osario de San Bernardino alle Ossa en Milán, Italia. Poco más de 50 años después, se erigió una iglesia que debido a un incendio fue renovada por Giovanni Andrea Biffi, tras 4 siglos, utilizando los huesos del osario. Este lugar refleja una fuerte ideología y estética religiosa y está abierto al público. El Osario de Eggenburg, en Austria, fue construido durante el mismo siglo. Es un sitio magnífico construido con los restos de 5 800 personas, donde cada hueso está en el lugar preciso para crear un efecto visual de simetría perfecto. Se estableció en el fondo de una amplia excavación y en el centro  hay una pequeña pila de cráneos rodeada por cientos de fémures y húmeros que forman un semicírculo a su alrededor. Actualmente, debido al estado de los huesos, no puede ser visitada. 



Osario de Sedlec, detalle


 Osario de Sedlec, detalle del escudo de armas



Osario de Sedlec, detalle de candelero



Uno de los más suntuosos y extensos es el Osario de Sedlec, en República Checa, construida en el mismo siglo, es una capilla católica debajo del aclamado cementerio de la Iglesia de Todos los Santos, contiene cerca de 70 000 cadáveres en su construcción y en el s. XIX František Rint fue contratado para organizar aquella caótica cantidad de huesos. Transformó entonces más de un esqueleto humano en un inmenso candelero de techo, creo un solemne escudo de armas para la familia que lo contrató y plasmo su firma también con huesos, entre muchos ingenios más.




 Capilla de los huesos, detalle


Capilla de los huesos, detalle



La Capilla de los huesos en Évora, Portugal, fue construida en el s. XVI por un monje franciscano durante la Reforma Católica y contiene los huesos de aproximadamente 5 000 monjes que habían sido enterrados en los cementerios de algunas iglesias. El motivo principal de aquel lugar era, a través de la contemplación de las osamentas, mostrar la fugacidad de la vida. Incluso hay 2 cuerpos momificados sostenidos de las paredes con cadenas, uno de ellos es un infante. Otra particularidad de esta capilla es que en la entrada está escrita la leyenda Los huesos que aquí estamos esperamos por ustedes; en la bóveda se puede leer Mejor es el día de la muerte que el del nacimiento (Eclesiastés 7,1) e incluso hay un poema en uno de los pilares, atribuido a un párroco de la localidad, que revela la necesidad de reflexionar sobre la propia existencia.



Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de los capuchinos

Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de los capuchinos, detalle


En el s. XVII se construyó uno de los lugares más impresionantes: la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de los capuchinos en Roma, Italia, por Antonio Casoni a petición del Papa Urbano VIII. Contiene los restos de aproximadamente 4 000 frailes de diversas generaciones. Vertebras seccionadas, huesos ilíacos y pubis crean múltiples figuras minuciosas que adornan la nave principal y las bóvedas de las 5 pequeñas capillas en que está dividida la cripta, e incluso cuenta con cadáveres completos vestidos con sus túnicas religiosas. La letanía Aquello que ustedes son, nosotros éramos; aquello que nosotros somos, ustedes serán recibe a todos sus visitantes.

Uno de los osarios más grandes del mundo, pues reúne más de 50 000 cadáveres del s. XVII y el s. XVIII, se encuentra bajo la plaza de San Jacobo, en Brno, República Checa. Paredes completas y pilares fueron construidos con las osamentas, que son iluminadas por una tenue luz ambarina que dota al espacio de una mística única. Está abierto al público desde 2012.




La Capilla de los Cráneos



Durante casi 3 décadas, a finales del s. XVIII, Vaclav Tomasek, un sacerdote de Czermna, en Polonia, descubrió los cadáveres de miles de soldados que participaron en la devastadora Guerra de los Treinta Años y la Guerra de Silesia, así como los cuerpos de los enfermos de cólera y las víctimas de las plagas. Decidió entonces reunirlos, limpiarlos y honrarlos insertándolos en la construcción de una capilla, La Capilla de los Cráneos. En el altar se encuentran los cadáveres de personas importantes y de aquellos que murieron por enfermedad o acribillados (entre ellos el cráneo de un infectado con sífilis), como una forma de enaltecerlos más que al resto, y su propio cráneo fue colocado en el altar tras su muerte, en 1804. La bóveda de la capilla está repleta del mismo patrón repetido una infinidad de veces: 2 huesos largos en forma de x con un cráneo sobre ellos.

Más información sobre este tipo de lugares se encuentra en el sitio web de Paul Koudounaris, empiredelamort.com, fotógrafo profesional y autor estadounidense con una maestría en Historia del Arte. Sus investigaciones lo han llevado a ser una de las personas más reconocidas en su campo y en el arte macabro. The Empire of Death: A Cultural History of Ossuaries and Charnel Houses (2011) es su primer libro publicado y está a la venta en Amazon, cuya primer frase publicitaria es Desde el fetichismo  por los huesos en el mundo antiguo hasta los cráneos pintados en Austria y Baviera: una obra inusual y convincente de la historia cultural.

En 2013, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) realizó una investigación, publicada en la revista Advanced Functional Materials, cuyos resultados mostraron algo que desde hace siglos era bien conocido para los involucrados en las construcciones o remodelaciones de osarios, catacumbas e iglesias: la estructura del hueso humano sería un modelo fantástico para la creación de materiales más resistentes para construcciones inmensas.

El estudio revela que los huesos están compuestos 
de capas microscópicas de colágeno, material del que están 
hechos los tendones, e hidroxiapatita, 
un material similar al que forma los dientes, 
que se combinan para crear una estructura sólida, 
dura, pero ligeramente flexible, 
que permite a nuestros huesos soportar fuertes cargas.

Así, utilizando diseños optimizados por computadora 
de polímeros blandos y rígidos colocados en patrones geométricos 
que imitan los de la naturaleza, y con la ayuda de una impresora 3D, 
el equipo de investigadores del MIT fabricó un material sintético híbrido 
22 veces más resistente que cualquiera de los que lo conforman.


La finalidad de estos lugares es recordar la mortalidad de los seres humanos y la fugacidad de la vida. La falta de espacio para los cadáveres, fusionada con cuestiones religiosas y filosóficas, dio pie a la creación de sublimes lugares para la contemplación e introspección.

Por diversos motivos, entre ellos las técnicas “novedosas” como la cremación, estas bellas y estremecedoras tradiciones han sido innecesarias, pero gracias a la visión y obras de diferentes individuos, podemos contemplar en el s. XXI vestigios de prácticas increíbles y testimonios de la suntuosidad con que se trataba a la muerte siglos atrás.


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