martes, 30 de septiembre de 2014

Culpas, fantasías y otras perversiones recurrentes – Alter Imago Fotografía

Invitación a la presentación del libro.


Culpas, fantasías y otras perversiones recurrentes (2014) es un libro de fotografías conmemorativo por el décimo aniversario,  en el ámbito, de un gran fotógrafo (y amigo), Eduardo Gómez. He tenido la oportunidad de trabajar con él en varias ocasiones y en todas ha sido un placer, pues los resultados siempre son originales y maravillosos para ambos. La presentación se llevó a cabo el pasado 9 de agosto, en la colonia Roma (D.F.).

Tiempo antes a la publicación de este libro, que llevó meses de trabajo y la colaboración de más de 40 modelos y 30 sesiones fotográficas, el propio autor afirmó:


Este proyecto será publicado en la forma de un libro conmemorativo de mi décimo aniversario dedicándome a la fotografía y trata sobre uno de los temas que más me ha apasionado: El erotismo.

La obra estará formada por una selección de imágenes llenas de simbolismos, fetiches, fantasías y perversiones que muchos tenemos y que muchas veces ocultamos.

Dichas imágenes buscan por un lado ser artísticas, estéticas, elegantes e impecablemente ejecutadas, pero al mismo tiempo surrealistas, irreverentes, transgresoras y hasta cierto punto perturbadoras.



Fotografía por Alter Imago.


Una de las grandes particularidades de este libro es que fui invitada a participar en él como modelo y como escritora, pues tuve el honor de redactar el prólogo y aparecer en tres de las fotografías.

Este libro muestra el arte de un fotógrafo que ha evolucionado e innovado a lo largo de una década y que sigue en un camino constante de aprendizaje, experimentación y trabajo ininterrumpido del que hace partícipe a sus alumnos a través de sus diversos talleres.

Es siempre un placer conocer, colaborar y, sobre todo, estar presente en los logros de las personas que se estiman, más aún cuando la admiración es mutua y se logra crear en conjunto para un mismo fin.

Hay múltiples ejemplos de la fotografía como arte y técnica, y ahora se presenta en un libro que aúna a lo anterior una temática difícil de tratar (y más de observar) en nuestra sociedad: lo erótico de las perversiones.  



Fotografía por Alter Imago.


Fotografía por Alter Imago.


Quedan cordialmente invitados, entonces, a formar parte de esta realidad deseada pero oculta gracias al miedo (o incluso terror) que se ha instaurado en reconocer el placer y la satisfacción que produce la sexualidad.



Fotografía por Alter Imago.


El libro, por el momento, únicamente está a la venta directamente con Alter Imago Fotografía, en su página de Facebook. 

No teman arriesgarse a descubrir la satisfacción de la que han sido privados.




Selección de fotografías del libro por Alter Imago.



Prólogo


En este proyecto, Eduardo Gómez (Alter Imago Fotografía) nos presenta, dentro de un gran repertorio de atractivos rostros y cuerpos, al erotismo, ese comportamiento inherente a la sexualidad de todo ser humano. Esta admirable fotografía erótica deberá estimular los sentidos y la imaginación de quien la observe con una sola finalidad: incitar el deseo sexual, ese territorio muchas veces vedado de la concupiscencia y el placer.

La etimología de fotografía  (del griego phōs, 'luz' y grafḗ, 'conjunto de líneas, escritura'), crea el significado de  "escribir o grabar con la luz", de ahí que la lectura más simple de estas fotografías, que muestran lo oculto y conservan cierto misterio intrigante, descubre gustos y placeres que han sido vedados por nuestra cultura occidental y sus convenciones sociales, por una moral engañosa construida por la sociedad burguesa sólo para mantener las “buenas apariencias”. Inclusive, no es necesario que las fotografías digan o muestren más, pues son un atisbo a paraísos o infiernos personales a los que no todos nos atrevemos a entrar en nuestra realidad. Culpas, fantasías y otras perversiones recurrentes nos muestran poderosas y diversas imágenes cargadas de sensualidad y símbolos divinos transgredidos en pos del placer. A través de un compendio de texturas, ángulos, matices y luces se crean los escenarios perfectos para la redención al deleite de los sentidos.

Esta fotografía erótica o pornográfica (diferencia perdida siempre en el sutil filo de la navaja) y por lo mismo censurada por los conservadores, inició la creación del testimonio erótico incitado por la figura humana desde algunos daguerrotipos de finales del siglo XIX hasta la fotografía erótica moderna, de la que tenemos algunos de los mejores ejemplares en este libro.

Más allá de cumplir su cometido estético y corporal, Alter Imago le otorga un lugar privilegiado y adecuado al cuerpo desnudo que va más allá de los límites del placer en el retrato, pues lo coloca en el lugar preciso: el centro de las fantasías más recónditas de cualquier observador.


Lola Ancira

lunes, 29 de septiembre de 2014

Irreverencias maravillosas: Indagar en el olvido

El texto de este mes para mi columna mensual, Irreverencias maravillosas, de la Revista VozEd, está dedicado a una actividad que me ha fascinado durante años: el urbex o la exploración urbana.

Para entender un poco mejor el término y de qué va todo esto, transcribí algunos fragmentos en esta entrada. Para leer el texto completo, visiten este enlace.


The Chapel, por Urbex Clown.


Indagar en el  olvido


                                                                                                                         “Toma sólo fotografías. Deja sólo huellas.”
Regla implícita de la exploración urbana.



La exploración urbana, mejor conocida como Urbex (del inglés urban exploration), es la actividad de infiltrarse en construcciones arquitectónicas de cualquier tipo en situaciones específicas, como el abandono y la decadencia, con una finalidad filosófica, documental, histórica, ilustrativa, emotiva, estética y/o artística.El descuido y abandono de estos lugares comúnmente ocurren por desastres producidos por la naturaleza (Pompeya y Herculano tras la erupción del Vesubio en el 79 d.C.), fracaso económico (Isla de Hashima, Japón), hechos violentos y crueles (mansión de Amatyville), catástrofes (el accidente nuclear de Chernóbil), conflictos socio-políticos (Varosha, en Chipre, tras la invasión turca) o exterminio (campos de concentración soviéticos y alemanes).

Una de las primeras personas en realizar esta actividad y ayudar a su popularización fue Jeff Chapman (1973-2005, mejor conocido como Ninjalicious), quien incluso publicó un libro titulado Access All Areas: a user’s guide to the art of urban exploration (2005). Actualmente, uno de sus principales exponente es el fotógrafo Romany WG, quien desde 2007 ostenta una hermosa y fascinante galería en línea y es autor del libro Beauty in decay (2012), antología fotográfica que reúne su trabajo de explorador urbano en más de 15 países.


Por Kiekmal


Muchas de estas fotografías e información respecto a varios sitios para realizar urbex se pueden encontrar fácilmente en Internet, sobre todo en foros en línea y en sitios como Flickr, Facebook o a través de diversos hashtags como #partnersingrime, #abandon_seekers, #sfx_decay o #unitedbygrime en Instagram. 

Si bien el urbex es sólo un pasatiempo para algunos, en sus filas existen preservacionistas, arquitectos, arqueólogos, fotógrafos profesionales, historiadores e incluso investigadores de lo parapsicológico interesados en lugares «embrujados» o «encantados» por espíritus.

Los verdaderos exploradores urbanos no dañan, vandalizan, ni roban en absoluto por el simple hecho de que veneran esos lugares. Sólo realizan una «investigación de campo» con la finalidad de fotografiarlo y poder mostrar los increíbles parajes que permanecen ocultos para la mayoría.


Altes Kino


Más allá del argumento de buscar «la belleza en la decadencia», la importancia de esta actividad radica en reflejar la historia que cuenta el lugar junto con los objetos abandonados y así postergar, de alguna forma, ese testimonio. Explorar es descubrir el encanto de sitios específicos que, de otra manera, serían ignorados y relegados al olvido por completo.

Hay personas que piensan que lo que realmente vale la pena de una ciudad (propia o ajena) son los monumentos nuevos, las construcciones modernas y limpias que ostentan. Nada más alejado de la realidad: la historia y la memoria están en otro lado, precisamente en los sitios donde un solo momento permanece paralizado a pesar de que el tiempo, la naturaleza y el ser humano no se detienen jamás.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Libro egipcio de los muertos




¡Oh, Egipto, Egipto!, de tus cultos no quedarán más que fábulas y tus hijos, más tarde, ni tan sólo creerán en ellas; no quedarán entonces más que palabras grabadas sobre las piedras, que explicarán tus piadosas realizaciones… Sin dioses y sin hombres, Egipto no será más que un desierto.
Traducción de C. Piedrafita sobre Hermes Trismegistus, Corpus Hermeticum.


El Libro egipcio de los muertos (2012, Ediciones Brontes S. L.) traducción de A. Laurent (según el texto jeroglífico publicado por Wallis Budge [Kegan Paul, Trench and Trüber, Londres 1898]), es una colección extensa de conjuros o sortilegios que tienen el propósito de ayudar al espíritu de la persona que ha fallecido en su paso al otro mundo y a librar positivamente el juicio de los difuntos de Osiris (dios de la vida después de la muerte).

Llamadas también “Palabras de potencia”, estas formulaciones ricamente ilustradas y con un valor poético incuestionable, buscan elevar al espíritu a la condición de un dios y otorgarle vida después de la muerte, para que no se pierda en el tan temido Duat y pueda volver al mundo de los vivos por convicción propia.

Aunque el verdadero nombre de este “libro” es Salida del alma hacia la luz del día (que hace una clara alusión al retorno del alma al mundo de los vivos), ha conservado el título de Libro de los muertos porque es el nombre que Richard Lepsius le otorgó en su primera edición (1842). Está conformado por poco menos de 200 conjuros (algunos incompletos, debido al estado de los rollos) que contienen en ellos la sabiduría incuestionable de una cultura extremadamente sensible consumada al arte y al conocimiento, a la ciencia y a la espiritualidad.

Este libro tiene sus orígenes en Los textos de los sarcófagos (Imperio Medio, 2050 a. C.), que a su vez se crearon gracias a Los textos de las pirámides (Imperio Antiguo, 2700 a. C.). La versión más remota e íntegra es el Papiro de Ani, formado por tres papiros divididos a su vez en seis secciones, cada una con una longitud que puede llegar a los ocho metros y que da un total cercano a los veinticuatro metros. El papiro fue hecho por tres escribas diferentes, según la diferencia en las grafías, pero todas las imágenes fueron realizadas por uno solo.

A pesar de que las ediciones a las que tenemos acceso sean una traducción, la sonoridad de estas peticiones mantiene cierto encanto y misticismo de sus orígenes. Son una guía, un manual a seguir para que el espíritu inicie y concluya con éxito las peripecias a las que se verá enfrentado: atravesar del Portal de la muerte, dirigirse al Más allá, sobreponerse a la plena luz del día, cruzar la región de las tinieblas, llegar frente a Osiris, al Amenti, atravesando el desolado y tétrico Duat (donde se encuentran El lago de fuego y Los campos de fuego), junto con los demonios.

Uno de los puntos determinantes es la unión del difunto con Osiris, convertirse en un mismo ser tras pronunciar las palabras clave, las frases determinantes con las que honrará y exaltará al dios de la resurrección.

A continuación, el espíritu deberá enunciar la Confesión negativa ante el tribunal de justicia, para que su corazón pueda ser pesado por Anubis en la balanza, poniendo una pluma del otro lado, y, de esta manera, determinar si el espíritu a prueba deberá permanecer en el reino del Duat; en caso de no pasarla, o si podrá convertirse en un espíritu santificado que podrá volver a voluntad al mundo “real”. Cabe mencionar que el corazón, conforme a los actos negativos, pesaba más, pero si los actos positivos eran mayores, el corazón se volvía liviano y representaba un peso mínimo en comparación a la pluma. En el mismo libro se hace una acotación a que en realidad no importaban las acciones negativas del difunto en tanto éste estuviera convencido de no querer permanecer en el Duat y se presentara con seguridad ante el juicio.



 Ante Osiris.



En caso de que el difunto ganara el juicio, su segunda vida (segundo nacimiento) iniciaría: se le otorga entonces una libertad absoluta para actuar, puede recorrer por igual el mundo inferior, la tierra y el cielo., tener contacto con los condenados al Duat y acceder a Los campos de los bienaventurados y Los campos de la paz, ambos situados en el paraíso. Puede navegar de nuevo en la barca de Ra o en el Océano celeste, pues ahora ese espíritu es también un dios.

Pero un dios que acaba de nacer, un dios joven: los dioses egipcios son mortales, al igual que las personas. He ahí que saludan a su sucesor, a un dios enérgico y vigoroso, el alma de un mortal que se ha convertido en deidad y que, orgulloso, se presenta ante ellos como igual. Los dioses dan la bienvenida al nuevo miembro de su estirpe.

A lo largo del “libro”, son diez las deidades egipcias que aparecen en reiteradas ocasiones, entre los que destacan Ra, Nu, Keb y Tum.

Para los egipcios, la muerte es un segundo nacimiento, pues el espíritu del difunto inicia entonces un nuevo ciclo, ya separado del cuerpo. Argüían que estos conjuros fueron creados por el dios Thoth, quien hablaba a través de la boca del difunto y se comunicaba con los otros dioses.

En el Antiguo Egipto, los familiares del difunto eran los responsables de asegurar su paso al Más allá, por lo que pedían a los escribas (a cambio de una gran cantidad de plata)  los conjuros más apropiados para el difunto y los colocaban, en forma de rollos, en su tumba. Algunos conjuros tienen especificaciones sobre dónde y cómo deben ser escritos o impresos, mientras que otros deben ser leídos en voz alta en momentos específicos del ritual. Los primeros conjuros debían ser recitados siempre por un sacerdote, durante el inicia del ritual funerario, cuando colocaban el sarcófago en la tumba.

En sí, los conjuros son un extenso discurso por parte del difunto, dirigiéndose tanto a los dioses como a las fuerzas maléficas, pidiendo la ayuda y protección de los primeros y  vituperando y rechazando a las segundas.



Apofis, representante de las fuerzas maléficas del Duat y las tinieblas.



Desde mi infancia, la valiosa y vasta cultura del Antiguo Egipto (que inicia en el Neolítico, 3150 a. C.) me ha apasionado, a grado tal de que, hace varios años, empecé a usar el seudónimo de Bastet. Esta cultura, adoradora de los felinos y con una inclinación impetuosa por la muerte, creó uno de los ritos mortuorios más bellos y complejos en la historia del hombre.

Una explicación visual y gráfica, más extensa y detallada, la encontrarán en este documental:






Esta obra la pueden encontrar en El sótano y Gandhi (también en versión ilustrada).

En noviembre de 2011, el Museo Británico de Londres albergó una exposición de algunos fragmentos ilustrados del Libro de los muertos.

Para finalizar, transcribo parte del Conjuro CXC (el último, en la edición que tengo, y que a mi parecer debería ser el primero), que revela una advertencia fundamental:

Este libro muestra los secretos de las moradas misteriosas del Duat; es guía de iniciación en los Misterios del Mundo Inferior; por él te será posible pasar a través de las montañas y entrar en los misteriosos valles a los que ninguna vía conocida conduce.

(…)

Cuando recites este libro no debe verte ningún ser humano, sólo los que te son queridos y el sacerdote Kheri-Heb; no tendrán que moverse de sus cuartos tus servidores; con respecto a ti, debes encerrarte en una sala con tapices de telas estelares. De esta manera el alma del difunto por el cual este libro recitado podrá transitar a plena Luz del día, entre los vivos; entre los dioses será poderosa; no la rechazarán sino que, habiéndola examinado los dioses, en el difunto reconocerán a su igual.

Este libro te enseñará la metamorfosis por las que pasa el Alma bajo los efectos de la Luz.

Este libro es, en verdad, un misterio muy grande y muy profundo. No lo pongas nunca en las manos del primero que llegue o de un ignorante.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Centenario de Adolfo Bioy Casares

Fotografía por Alicia D’Amico


Hoy es el centenario de uno de los escritores más grandes de Argentina: Adolfo Bioy Casares (Buenos Aires, 15 de septiembre de 1914 – 8 de marzo de 1999).

Su basta obra es conformada por novelas, cuentos, ensayos, memorias, cartas y diversas colaboraciones con su mentor Jorge Luis Borges, y con su esposa, Silvina Ocampo; incluso algunas de sus obras han sido llevadas al cine. Entre los premios que recibió destacan el Miguel de Cervantes y el Alfonso Reyes, en 1990.

En el blog pueden leer también la reseña de su novela La invención de Morel o uno de sus cuentos, Cavar un foso.

Actualmente, en Youtube hay varias de sus entrevistas:


















Y esta genialidad, donde aparece junto con el asombroso Ray Bradbury:




A continuación, transcribiré una entrevista sobre Honorio Bustos Domecq (autor ficticio creado por Bioy Casares y Borges, seudónimo bajo el que publicaron algunas obras) por Rene Sallas para la revista "Gente" de Buenos Aires, el 11 de agosto de 1977.

Rene Sallas –¿Qué es lo que más les gusta de Bustos Domecq?

(Alguno de los dos autores, no se especifica cuál) –Su fondo claramente argentino. Es, digamos, un buen ejemplo del porteño: tiene todos los prejuicios, la picardía, las deslealtades, las pobrezas y también las ternuras del porteño.

R. S. –Sin embargo, Bustos Domecq no es porteño...

–No. Es santafecino. Su ciudad natal es Pujato. Pero vivió siempre en Buenos Aires.

R. S. –¿Dónde?

–Por el Oeste. Exactamente en el barrio Concepción.

R. S. –¿Y qué es lo que menos les gusta de él?

–A medida que pasa el tiempo le vamos encontrando más defectos. El más grave, creemos, es que no tiene ningún inconveniente en cambiar de lealtades. Es decir, que está dispuesto a cambiar su esencia, si la moda lo exige.

R. S. –¿Y los otros defectos menos graves?

–Es ventajero, egoísta, tránsfuga, mentiroso, fanfarrón, casanova barato. Cuando un amigo cae en desgracia, lo desprecia. Cuando le va bien, se acerca. Es exitista. Habla mal de los otros; no es un ejemplo de lealtad, precisamente.

R. S. –¿Por qué lo eligieron, entonces?

–Porque él encauza nuestro descontento con algunas situaciones argentinas. Con las supersticiones y defectos de los argentinos.

R. S. –¿Físicamente cómo es? ¿Tiene atractivos?

–Tiene sesenta años. Es gordo y hasta panzón. Mide 1,75 metros. Pesa 82 kilos.

R. S. –¿Se viste bien?

–Está siempre vestido de gris oscuro. Si alguna vez usted lo llega a ver vestido de marrón, es porque le vendieron –o le dieron– un traje equivocado. Lleva siempre chaleco. Un chaleco gastado.

R. S. –¿Usa anillo?

–Sí. Un anillo de oro en el dedo chico. 

R. S. –¿Trabaja?

–En una oficina pública. 

R. S. –¿Cuál?

–Ahora creemos que está en la Dirección General Impositiva.

R. S. –¿Tiene ideas políticas definidas?

–En ese sentido es muy tradicionalista. Muy antiguo. Es de los que creen que el espectro político del país se agota entre los radicales y los conservadores. Posiblemente haya votado siempre por los radicales.

R. S. –¿Qué lee Bustos Domecq?

–Lee muy poco. Pero siempre dice que ha leído algún libro, para quedar bien. Para "palpar la realidad argentina", como diría él. A menudo comenta, por ejemplo, que su libro de cabecera es La cabeza de Goliat de Martínez Estrada.

R. S. –¿Está casado Bustos Domecq?

–Nunca dijo nada. Pero averiguamos que está casado con una señora espantosa y gorda, que lo considera un intelectual raro, al que no puede seguir en sus meditaciones.

R. S. –¿Tiene hijos?

–No. En realidad, no es muy arraigado su sentido de hogar.

R. S. –¿De qué hablan cuando se encuentran?

–Hablamos del tiempo. Y de la carestía de la vida. Se queja mucho de la inflación. También nos cuenta, reiteradamente, su último veraneo en Mar del Plata.

R. S. –¿Dónde se encuentran?

–Generalmente nos citamos en un café que está en Corrientes, entre San Martín y Reconquista. Muchas veces tratamos de llevarlo a "La Fragata", pero siempre se negó. Detesta las confíterías: prefiere los cafés.

R. S. –¿Creen ustedes que tiene éxito con las mujeres?

–Sí, un relativo éxito. Acostumbra a hacerles regalos, pero como está convencido de su encanto personal, se enojaría mucho si alguien pensara que les hace regalos a las mujeres para comprarlas.

R. S. –¿Va al cine?

–A veces. Le gustan las películas americanas de guerra.

R. S. –¿Las de amor no?

–El tiene un romanticismo periférico. Llora mucho en el cine. Las películas de amor le gustan, siempre que no sean demasiado sentimentales.

R. S. –¿Qué actriz le gusta o le gustó?

–Siempre estuvo perdidamente enamorado de Gloria Guzmán. En ese sentido es también conservador. No obstante, suele estar en las puertas de los teatros de revista cuando salen las coristas.

R. S. –¿Va a vivir muchos años H. Bustos Domecq?

J. L. B. –Para mí, no. Para mí ya es un extinto.

A. B. C. –A mí me gustaría que viviera mucho tiempo.

R. S. –¿Y Bustos Domecq qué opina sobre este particular?

–Nunca hablamos con él de este tema... él jamás piensa en la muerte.