viernes, 31 de enero de 2014

Rocanrol suicida – Rogelio Flores



Rocanrol suicida (Verso destierro,2011) de Rogelio Flores (escritor mexicano, 1974) es una compilación de 13 relatos y es su segundo libro publicado de cuentos.

Hace pocos días me informaron que me entregarían un libro enviado por otro escritor, y yo le respondí con el mismo gesto: le mandé mi libro. No tenía idea de quien sería y al tenerlo en mis manos y leer el título, no sabía que imaginar. La primer sorpresa que me llevé fue al leer algo que podría ser el epílogo de la obra, escrito por Eusebio Ruvalcaba (autor de Un hilito de sangre, libro que reseñé hace tiempo ya): 

Las historias de Rogelio Flores nos envuelven, nos arropan desde las primeras líneas. No porque ex profeso sean narraciones para los oídos de un niño, nada que ver, sino porque poseen esa suerte de encantamiento del que hablaba Stevenson. Que de no haberlo el cuento se cae en mil pedazos. Sin anunciarse en canal cultural alguno, sin decir quítense que ahí les voy en twitter o facebook, Rogelio Flores escribe puntual y metódica, rigurosa y porfiadamente. En este caso impelido por la música. Sabe que la literatura está anclada en la tenacidad y el azar. Que ninguna palabra que se escriba está a salvo de la maquinaria implacable de la autocrítica. Quizás por eso resulte tan placentera su lectura. Porque la musculatura del buen narrador se advierte, aun antes de que el escritor levante las pesas. Leámoslo si no.

Leer que fueran cuentos y esa alusión a Stevenson, mas la pequeña biografía ( foto incluida con el logo fluorescente del club Dada X de fondo) y una genial cita de Chandler incluida en ella: “...si no fuese duro, no podría estar vivo, si no fuera tierno, no merecería estarlo.” fueron suficientes alicientes para empezar a leerlo en ese momento. Y terminé sus letras en pocos días.

Este libro está escrito con canciones y vivencias, con el soundtrack de una generación cada vez más desencantada de la mano de una búsqueda eterna, como todo lo humano. La mayoría de los cuentos están escritos en primera persona (lo que da un toque biográfico a la narrativa) y podrían clasificarse dentro del realismo sucio, movimiento literario que llegó al blog con el pie derecho en la entrada anterior, gracias a Bukowski.

El autor describe episodios y acontecimientos comunes, usuales, siempre conectados con ese caos interno que se externa en los momentos precisos pero muchas veces en los lugares incorrectos, o viceversa. Sucesos que son mejor mantener bajo el anonimato, de los que nace una necesidad más grande por escucharlos o leerlos que por contarlos, donde convertiste en espectador y por consiguiente voyeur es la apremiante finalidad pues siempre será mucho mejor escuchar desgracias ajenas que propias, donde se crea cierta complicidad y de donde nace una identificación tal que es imposible reprimir una sonrisa honesta, un sentimiento de camaradería por haber sobrevivido a lo mismo y estar a la distancia temporal necesaria para leerlo y asociarlo con un buen recuerdo, por horrenda que haya sido la situación.

Rocanrol suicida es un álbum de recortes, fotografías y símbolos musicales retratados en palabras para la posteridad, para que los cómplices no olviden y para que los novatos conozcan, aprendan. Es sentarte en un bar frente a dos cervezas y un sobreviviente, una persona que rememora en su -ya no tan joven- vida a las personas, lugares, texturas y sabores que han formado su vida a partir de sus mejores recuerdos.

Existe cierta continuidad temática en dos de los relatos, La última risotada de Javier Solís y Nada, querida, no pasa nada: el abandono, específicamente el de la mujer amada, que desaparece sin aviso o amenaza previa, en una especie de huida del ser que la mantiene emocionalmente cautiva. O quizá esta continuidad temática es la misma continuidad de la vida, como la consecuente resaca a una borrachera monumental o la depresión post-fiesta, ese momento en el que finalmente estás solo y vuelves a tu vida ordinaria y afligida, donde ya no hay canciones a todo volumen que bloqueen tus pensamientos ni personas nuevas en las que intentes olvidar a las pasadas, cuando el vaso contiene un líquido que ahora te da asco pero que hace unas horas bebías con singular alegría.

Este libro es también un boleto para un viaje al espacio urbano de la mano de David Bowie, Robert Smith, Caifanes, Los amantes de Lola y su mítica música, vistiendo de negro y con maquillaje recargado en una danza con travestis, prostitutas y amigos en bares; con borrachos genéricos que dejan paso (de mala gana) a las nuevas generaciones, sedientas y ávidas de estupefacientes y melodías que los aleje de una realidad poco agraciada o comprendida.

Estas páginas son recuerdos transformados en letras, historias de amor recientes y pasadas carentes de la ilusión y la felicidad que alguna vez tuvieron, pues eso quedó atrás, junto con la juventud.

Este Rocanrol suicida nos muestra que la única manera (o al menos la más eficaz) de enfrentar la realidad es con golpes, sangre y sexo, actos que encubren la soledad y el desencanto de los que todos somos presa en algún momento de la vida y por tanto surgen esas ganas de desaparecer o poder vivir en marte.



El ya mencionado Nada, querida, no pasa nada es mi cuento favorito, pues el misticismo de la narración gira en torno a una mujer-fantasma, un espíritu que ha embrujado al hombre que aún la ama y al que no dejará libre.

Pueden leer y conocer más del autor en su blog de wordpress,  de donde leí Con la boca deshecha, texto que simplemente me encantó:

"Soy hombre. Amo a una mujer, ella y todo el mundo lo sabe. Amo a una mujer y no sé si ella me ama a mí. No me atormento por ello… no espero nada, aunque quiero todo. El amor no es un negocio, o una transacción. Existe y está ahí. Amo a una mujer que sabe danzar con tacones altos, aun estando borracha. Me gustan sus ojos oscuros y el color de su piel. Yo no le gusto. Lo sé. Esas cosas se saben, se perciben. Ella me quiere, pero yo no lo gusto. O por lo menos, no lo suficiente como para correr el menor de los riesgos, el más chiquito. Aún así, yo me batiría en duelo por ella.”

Por último, las frases memorables:

No con una sonrisa de modelo, sino una de borracha. Espontánea, imperfecta, errática.” Caperucita feroz, P. 21

La alegría de los chicos no parece real, de hecho creo que los hombres siempre estamos tristes. Con la llegada de los treinta años se experimenta una aversión hacia los más jóvenes; un tipo de envidia que aparece en tu estómago...” Las Ratas de Coyoacán, P. 43

Supe también que en cuestión de minutos terminaríamos cogiendo, y que yo no podría evitar cerrar los ojos y pensar en la mirada de Cecilia cuando Ignacio la desnudaba y ella me seguía coqueteando. Tampoco me importó. No me importaba nada, y en honor a la verdad, a ella tampoco.” Ibídem, P. 53

Todos somos hijos de una timidez criminal y vulgar, herederos de nada.” Ibídem, P. 57

... a veces tengo la impresión de ya no tener nada interesante que decirle a nadie, menos a una mujer bonita y joven.“ Pasolini soy yo, P. 59

Me gustan las personas que visten de negro, como ellos (refiriéndose a Roy Orbison, Johnny Cash, Nick Cave y Morrisey). Yo solía hacerlo hasta que noté que toda mi ropa se había desteñido con el tiempo y se había convertido en algo entre gris y verdoso.” Ibídem, P. 60

Pensé en Oscar Wilde y una de sus frases que más me gustan: la decadencia es un privilegio de la aristocracia. Al reflexionarlo, se me ocurrió que sólo los edificios hermosos se convierten en ruinas, mientras los feos son demolidos y desaparecen sin dejar más rastro que el cascajo. (...) Quiero pensar que soy un edificio viejo, como los que abundan en La Habana, habitado por fantasmas femeninos o por gatos. (...) You have killed me, y pienso en ella, mi fantasma mayor.” Ibídem

Sólo evadía los problemas y se encerraba a escribir en su diario, para luego llorar durante horas. Solía hacerlo antes de irse y yo solía preguntarle si pasaba algo. Invariablemente respondía “nada” y sonreía, haciendo un esfuerzo sobre humano. Y si sus labios mentían callando, sus ojos -como rehenes de ella misma- me gritaban que sí pasaba algo y yo les creía; y con los míos les decía que tuvieran paciencia, que ya arreglaríamos todo. Pero sus ojos nunca comprendieron el idioma de los míos. (...) Y yo sabía que ese aroma se iría en poco tiempo, quizá para siempre y que en adelante mi casa olería a vacío.” La última risotada de Javier Solís, P. 65-66

... todo el que sonríe en el mundo, es un idiota, un retrasado mental; que todo el que no ha sido engañado, vive en el engaño.” Ibídem, P. 71

Ha cesado la lluvia. Tiro el cigarro con sangre a un charco indefenso. La brasa se consume y un hilo de humo se eleva al cielo como el alma de un niño muerto.” Ibídem, P. 72

Ella. La mujer que amaste como un imbécil y se fue, dejándote a merced de la pero de las compañías; tú. Y es que sin Ella, tú eres la peor versión de ti mismo, un ente autodestructivo y oscuro, un ser amargado, un fanático del rencor, un morboso con ansias de ver cómo la ciudad se entrega -como una puta vieja y desesperada- a los brazos del fin del mundo. (...) Tomas el abrigo y las llaves, y escapas a lugares concurridos, que son los que la ahuyentan. De preferencia, aquellos donde no te acompañó, donde hay otras mujeres, mujeres con ojos humanos, que no asesinan ni cantan con ellos, que no te vuelven loco, que no te ponen de rodillas con un parpadeo.” Nada, querida, no pasa nada, P. 74

Por momentos la olvidas, sintiéndote feliz y borracho (y libre), y experimentas una sensación de bienestar que no existe, que es un amera ilusión. (...) Juan José Arreola: “La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.” Pero tu vida no es un cuento de Arreola: tu vida se ha transformado en un interminable juego con los dados cargados en el que es imposible ganar o dejar de hacer apuestas suicidas; tu vida se parece más a un bolero de Julio Jaramillo, a una película de terror muy mala, exhibida de manera interrumpida en un cine donde no hay nadie sentado en las butacas, más que tú.” Ibídem


Ella -tu propia Lady Ligeia, tu relato de Poe-, nunca habrá de dejarte; te acompañará siempre... e invadirá los rostros de todas esas mujeres que quisieras amar y no puedes, porque ya se te olvido cómo. No puedes hacer nada, Ella es un fantasma. Tú, un alma en pena.” Ibídem, P. 76.

domingo, 26 de enero de 2014

Hijo de Satanás – Charles Bukowski



“El camino del infierno estaría lleno de compañía, pero aún era tremendamente solitario.”
Charles Bukowski

Hijo de Satanás de Charles (Heinrich Karl) Bukowski (escritor estadounidense nacido en Alemania, 1920 - 1994) reúne 21 cuentos y fue publicado por Anagrama en 1993; es la traducción de Septuagenarian Stew: Stories & Poems, publicado en 1990 por Black Sparrow. El autor cuenta con más de cuarenta publicaciones y escribió cuento, novela, poema y ensayo.

A Bukowski lo leí por primera vez con este libro, hace dos años, gracias a un préstamo y recomendación de un amigo. Había leído algunas citas pero tenía un sentimiento ambivalente respecto a su obra, pues aunque en general escuchaba muy buenas críticas, el realismo sucio no era algo que me fascinara leer o me llamara (al igual que el realismo, en general), además de que no sabía exactamente con qué empezar y las acusaciones de misoginia no me agradaban en absoluto. Esta recomendación fue de lo más acertada y aunque el realismo sucio no se volvió mi favorito (ya había leído El rey de la Habana, de Pedro Juan Gutierrez) aprendí a valorar su mérito literario. Tiempo después leí una de sus novelas, La senda del perdedor, que me agradó bastante y estará reseñada pronto por acá.

Volví a leer el libro hace unos días porque sentía cierta urgencia de tener a Bukowski en el blog, y también porque las notas que hice en ese entonces desaparecieron, al igual que las citas que había seleccionado, y en esta segunda lectura fijé mi atención en cuestiones que en la primera vez no lo había hecho, o quizá si pero lo olvidé (me suele pasar). La cuestión es la de siempre: el libro no cambia con el paso de los años, somos nosotros los que volvemos a él siendo ya diferentes y este es, sin duda, un libro que entra en mi lista de favoritos.

El genio de Bukowski radica en que enuncia verdades universales con las palabras precisas y justas, en las que el lector puede identificarse por completo y con una crudeza que al enfrentarnos con la realidad, sin señalamientos de advertencia, crea un dejo de desconsuelo y cierta tristeza de saberlo todo perdido.

Con los personajes subversivos y trágicos que Bukowski puebla estas 199 páginas, recorremos momentos significativos o de revelación en la vida de un boxeador, un jockey, algunos vagabundos, jugadores de béisbol, un actor, trabajadores de fábrica comunes e incluso de un escritor, del que varias pistas y detalles en Los escritores y Bloqueado dejan ver que se trata de él mismo:

          - ... es un tipo condenadamente barriobajero. ¿Cómo logra vender?
          - Tiene lectores barriobajeros. (P. 122)

          - No sabe escribir, Nelson.
          - Y no tiene educación literaria, Harold.
          - Es un maleducado y un mal leído, Nelson.
          - Un pichaboba. Un completo pichaboba, Le odio.
          - ¿Por qué lo leen? ¿Por qué compran sus libros.
          - Es por el estilo simple que tiene. Esa falta de profundidad les da confianza. (P. 124)

Y son precisamente las mismas cuestiones por las que algunos escritores y/o lectores consideran que su literatura no es importante o “buena”, porque no encaja con el modelo del escritor intelectual al que acostumbran leer. A mí, en lo particular, es esto lo que me fascina de él. 

En una especie de justificación para su escritura, Bukowski escribe en las lineas finales de Los escritores:

¿Qué mierda es esto? -dirían.
Chicas, contestaría el si pudiese, esto es la frase simple, sin confusiones, el diálogo realista.   Ésta es la forma en que debe hacerse. Y sólo podreís besar mi fea cara con los dientes amarillos en vuestros sueños. Yo ya estoy comprometido. (P. 126)

La crítica social hacia el país donde vivía y su cultura está presente en varias de las páginas, siendo esta frase una de mis favoritas para representarlo: “Los pobres venían a ver jugar a los millonarios.” (en referencia a los miles de aficionados a cualquier deporte que atiborran los estadios).

Varios son los cuentos memorables de este libro, entre los que destacan Hacia arriba sin alas, mi cuento favorito quizá porque mezcla el realismo con lo fantástico de una manera muy natural, en el que dos hombres que se conocen en un bar establecen una extraña conversación, donde uno de ellos confiesa tener la palabra mágica para poder volar. En Fama, el final abrupto y fatal le da un toque de misticismo a la historia sobre un actor que comienza a consolidar su exitosa carrera. La venganza de los malditos es una suerte de narración utópica en la que decenas de vagabundos logran poner de acuerdo a sus etílicas mentes para saquear una tienda departamental y la odisea en la que deviene dicho acto, y Tráeme tu amor, donde una mujer con ciertos dotes de vidente sabe exactamente lo que está haciendo su marido en un hotel, mientras ella está internada en una clínica de salud mental por dichas “alucinaciones”.

No podía dejar pasar el momento para mostrarles mi poema favorito de Bukowski y el que debería ser el himno de los escritores:

¿Así que quieres ser escritor?

Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
ó clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.

Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.

Si primero tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.

No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
ó hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.

En inglés me gusta mucho más, por lo que les dejo la lectura del poema por Tom O'Bedlam:


Pueden encontrar muchos videos en youtube de entrevistas y lecturas de Bukowski, les dejo estos dos que son de los más cortos e interesantes:




En este enlace pueden leer el poema La historia de un sufrido hijo de puta, que a pesar de su altisonante título, narra la vida del querido gato del autor.

Este ensayo demuestra mejor su descontento con la realidad social que le tocó vivir, y se relaciona en cierto sentido con Las puertas de la percepción, de Huxley, reseñado con anterioridad aquí.

Existe una película, Barfly (1987) basada en al vida del autor, y aunque pasa lo mismo que con su obra en cuanto a críticas (algunos la aman, otros la odian) mi único comentario es que el actor que lo representa debió ser feo, ja. Fuera de eso, es una película interesante y que trata de dar una representación fiel del escritor.


Quizá sea más acertado ver este documental sobre 'Un viejo verde, bebedor y gran escritor'.



Para finalizar, estas son algunas transcripciones de las mejores frases y reflexiones en los cuentos:

- Era despreciable sin siquiera proponérselo. (P. 15)

- ¡Más vale que me mates -le dije- porque si no, cuando yo sea suficientemente mayor te mataré! (P. 16)

- ¿De qué mierda te ríes? -gritó mi padre- ¡Tú debes de ser Hijo de Satanás, tú no eres hijo mío! (P. 17)

“... uno tiene que encontrar primero a Dios para encontrar al diablo. Van en ese orden.” (P. 20)

“No le gustaban los pensamientos profundos. Los pensamientos profundos profundos podían conducir a errores profundos. Después pensó un poco en el suicidio. Tranquilamente. Como la mayoría de los hombres piensa en comprarse un par de zapatos nuevos. El problema principal del suicidio es la idea de que podría ser el comienzo de algo peor.” P. 20

“Pocos tenían la suficiente imaginación como para emborracharse simplemente como una cuba.” P. 24

“Tenía que tener paciencia y esperanza. Como buen gorrón profesional de copas, Harry conocía la primera regla: nunca pidas que te inviten.” P. 25

“Todos estamos jodidos sólo que de diferentes maneras.” P. 31

“La gente estaba desesperada y a la defensiva. Se sentían como si estuvieran malgastando sus vidas. Y tenían razón.”P. 35

- ¿Cuánta mierda tiene que aguantar un hombre sólo para sobrevivir?
- Mucha -se oyó la respuesta- y más... (P. 38)

“Vaya un puñado de tipos horribles inútiles y jodidos (...) Ni siquiera valía la pena tirarles una bomba encima.” P. 48

- ... Intenta parecer un corredor de Bolsa o un médico...
- ¿Qué aspecto tienen?
- Satisfecho y estúpido. (P. 56)

“... fue hacia las colinas donde estaban todos: los solitarios y los dementes, las feas sin remedio con sus tacones gastados y aquellos rostros a los que todo les había sido robado hacía ya mucho tiempo, todo menos la determinación de continuar sin esperanza, sin melodía o sin una máxima expectativa de victoria siquiera.” P. 62

“Para odiarte, primero tienen que leerte.” P. 65

“La esclavitud no ha sido abolida, solamente se ha expandido para incluir a nueve décimas partes de la población. En todas partes. Santa Mierda.” P. 67

- ¿Cuándo sale su próximo libro?
- En cualquier momento. (P. 68)

“Esperaban lo imposible y lo imposible rara vez llega.” P. 70

“El camino del infierno estaría lleno de compañía, pero aún era tremendamente solitario.” P. 74

“No había nada que decir. Las palabras sólo habrían hecho que las cosas se pusieran más feas.” P. 80

“Quizá si me entraran ganas de volver al Este debería pegarme un tiro yo mismo; pero no quiero pegarme un tiro. Han muerto demasiados hombres de un disparo, yo deseo algo más personal. ¿Pastillas, por ejemplo? No, las pastillas son demasiado aburridas, incluso aunque provoquen la muerte.” P. 82

“... Había decidido de juzgarlos era sólo un escudo protector para esconder sus propios defectos.” P. 84

- El poder destruye (...) y la ausencia de él crea un mundo de inadaptados. (P. 85)

-... lo más raro de ser famoso es que no te sientes famoso. Te sientes igual que siempre. Es solamente el público el que cree que eres famoso. (P. 89)

“... ella era un alma más o menos buena, pero el mundo está lleno de almas más o menos buenas y mira dónde estamos: siempre sentados en el último segundo de cada minuto.” P. 96

“Yo quería matarla porque sentía que, en esencia, ella quería matarme a mí.” P. 98

“Yo sentía que había pasado realmente, pero después de un rato empecé a pensar que quizá lo había imaginado, que quizá había enloquecido durante unos momentos.” P. 99

“Bueno, pensé ahora pasaremos de odiar las moscas a odiar a los seres humanos. Ambos son difíciles de soportar.” P. 100

“... tengo que decirte que hacía muchísimo tiempo que no oía una mentira tan bien contada.” P. 102

“En seguida esos dos matrimonios se habían vuelto un concurso, un concurso de quién podía agotar al otro. Se habían vuelto un juego de odio.” P. 104

“Se puso a hojear la revista de chicas que había comprado en la tienda de la esquina, es un momento de antojo. Las fotos de coños le aburrían. ¿Era eso lo que querían los hombres? Que farsa maldita, era como meter el mango de una fregona en un hoyo succionador. Siempre la misma cosa, siglos de la misma cosa, un aburrimiento.” P. 105

- ¿Qué tipo de chica quiere?
- ¿A qué se refiere?
- Me refiero a que las tenemos gordas, flacas, maduritas, jóvenes, cuerdas, locas, orientales, negras, blancas, rojas, amarillas, pida usted. Tenemos una chica con una sola pierna, si lo desea. ¿Qué quiere?
- Simplemente , mándeme a la más guapa.
- ¿Ah, sí? Bueno, eso es fácil. Es Carmen.- Muy bien. Mande a Carmen.
El tipo anotó la dirección del apartamento de Monty.
- Muy bien -dijo-, Carmen va de camino... (P. 109)

¿Estás bien, Carmen? -Era una voz masculina.
- Posible psicópata -dijo-, pero está bajo control. Manténte en contacto. Fuera.
Bajó la antena y volvió a colocar el aparato en el bolso. (P. 110)

“...yo lo conocí justo cuando acababa de dejar la fábrica y había decidido intentar convertirse en escritor. Ni siquiera tenía papel higiénico para limpiarse el culo. Usaba papel de periódico arrugado.” P. 121

- ¡Esta tratando de encontrarme un TRABAJO! ¡ESO ES LA MUERTE!
- ¡Santo cielo! Pero ¿es que no comprende?
- Me temo que no... (P. 125)


“Hacía sólo 13 años que se había librado del trabajo de 8 horas. Ahora todo el TIEMPO era suyo. Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día. Cada noche. Era escritor. Escritor. Escritor. Escritor profesional. Había 12 millones de personas en los Estados Unidos y que querían ser escritores. Él era escritor.” P. 128

“El límite entre escribir y defecar es una línea muy fina.” Ibídem

“Escribir te empuja a espacios aéreos, te convierte en un extraño, en un inadaptado. No es raro que Hemingway se volara los sesos por encima del zumo de naranja. No es raro que Hart Crane se tirase a la hélice, no es raro que Chatterton se tomara un matarratas. Los únicos que continuaban era los que escribían best-sellers, y ésos no estaban escribiendo, ésos ya estaban muertos.” Ibídem

“Tal vez no tuviese un bloqueo de escritor. Tal vez sólo creía que tenía un bloqueo de escritor. Pero el resultado final era el mismo.” P. 129

“Lo que odiaba era estar en las largas colas y mirar las nucas. Las nucas no eran tan horribles como las caras, pero de todos modos era horroroso.” P. 136

“Parece como si tuvieras que estar muerto pero te hubieras olvidado de hacerlo.” P. 137

A veces me siento como si estuviera completamente solo en el mundo. Otras veces sé que es así. (P. 160)

“La boca de una persona es mucho más fea que su agujero del culo.” P. 174

“Un escritor es como una puta. Utilizas a una puta y luego has terminado con ella. Creen que si los escritores sufren serán mucho mejores. Eso es pura mierda. El sufrimiento es exactamente igual que cualquier otra cosa: si te dan demasiado, al cabo de un tiempo puedes hundirte. Es el intento de escapar del sufrimiento lo que crea grandes escritores: te sientes tan bien que haces que los lectores se sientan bien.” P. 191

- Di algo –ordenó
- Muy bien –dije-, ¿quién va a pagar todo esto?
- Blackman
- Bien, a ver que te parece esto: estamos todos atrapados por las circunstancias y al intentar escapar sólo conseguimos mutilarnos.
- ¿Ah, sí?
- Sí. Todo es una conspiración e importa muy poco. Y las cosas importantes no suele importar...
- ¿Ah, sí? ¿Y qué es lo que importa?
- Lo que importa son las pequeñas cosas como asegurarte de que tienes suficiente agua en el radiador del coche, o cortarte las uñas de los pies, o tener suficiente papel higiénico, o una bombilla extra, cosas como ésas.
- Eso no parece gran cosa.
- Pues es mucho. Maneja bien tus asuntos triviales y las cosas importantes encajarán solas
- ¿Incluso la muerte?
- Incluso la muerte adoptará una lógica perfecta.
- Eso me gusta –dijo Benji.
- A mí también –dije-, incluso aunque no sea cierto. (P. 193)


sábado, 18 de enero de 2014

César Aira, el indescifrable

Ilustración por Abia Dina Díaz 

Les presento mi primer colaboración del año en la revista Yaconic, en su número de enero, que salió tanto en la edición impresa como en la digital. También la pueden leer directamente en la página de la revista a través de este enlace.

Este autor ya cuenta con dos entradas anteriores en el blog, la primera de ellas fue para la reseña de su libro Parménides y la segunda, en el mismo mes, para uno de sus cuentos, titulado El carrito, donde encontrarán algunos datos más sobre el escritor y una entrevista.

Para los interesados en conseguir la revista impresa, les dejo el enlace con los lugares de distribución gratuita (por el momento, únicamente en el Distrito Federal).

Mi interés en este autor en principio se basó únicamente en una de sus obras, pero fue su singular personalidad y estilo literario lo que me engancho por completo a su creación y vida. Adelante:

“Si hay un camino recto es hacia la libertad, 
hacia ir liberándose de convenciones,
 de trabas que uno se autoimpone.
La última será liberarse de la calidad. 
¿Por qué hacerlo bien?
 ¿Por qué darles ese gusto a los lectores y a los críticos?
¿Y qué si lo quiero hacer mal?”
César Aira

Poco se sabe de su infancia, pero en entrevistas ha comentado que fue con Salgari con quien inició su vida como lector y pocos años más tarde fue Jorge Luis Borges (1899-1986, su “maestro perfecto”), con quien inició su vida en la literatura pero con una nueva perspectiva, viéndola ya como un arte y donde surgió su necesidad de expresarse a través de la escritura. En su juventud estuvo rodeado de poetas, lo que justifica que décadas después uno de sus mayores intereses fuera la poesía, género en el que también incursionó.
Su nombre fue conocido en diversos países gracias al reconocimiento del diario español El País, que en 1993 le concedió un lugar a su libro Cómo me hice monja dentro de los diez libros de ficción del año. Pocos años después, en 1996, le concedieron la beca anual Guggenheim. Su década más prolífica fue la pasada, con más de treinta obras de su autoría publicadas.
El escritor y traductor argentino, ha impartido cursos en dos de las universidades más prestigiosas de Argentina: la Universidad de Buenos Aires y la de Rosario, en los que Rimbaud y Mallarmé han sido algunos de los protagonistas. En cuanto a su trabajo como traductor, entre los autores a quienes ha traducido se encuentran Stephen King y Antoine de Saint-Exupéry.
A pesar de que la crítica tiene una opinión ambivalente respecto a él, son muchos los que opinan que Aira es uno de los más grandes exponentes contemporáneos de la literatura argentina, con una obra única que se rehúsa a las clasificaciones. La igualmente controversial Alejandra Pizarnik (poetisa argentina, 1936-1972) se ha convertido en uno de sus centros de estudio y también ha abogado por la polémica literatura de su paisano Osvaldo Lamborghini (1940-1985), cuestiones que hacen visible el gran interés que Aira profesa por sus compatriotas, que al igual que él y pese a su gran trabajo literario, han sido criticados y desacreditados por cuestiones ajenas a sus obras.

EL ESCRITOR, UNA EXTRAVAGANTE RAREZA 

Aira dice acerca de sus novelas: “Yo las llamo ‘novelitas’ para que no esperen una novela propiamente dicha. Son más relajadas porque no apuntan tanto a un cierre, a una perfección.” En general, sus relatos son cortos y siempre sumergidos en la ficción, donde es precisamente una mínima muestra de extrañeza la encargada de otorgarle esa particularidad a la obra de Aira, esa extrañeza que crea una fascinación por su obra. Pero también lo excéntrico es, en buena parte de sus relatos, la norma, donde el autor nos sumerge en realidades alternas que con cierto sentido cómico crean escenarios posibles en esta realidad a veces insólita.
En cuanto a su estilo, usualmente Aira narra en primera persona y algunos de sus protagonistas son él mismo, por lo que su obra (como la de la mayoría de los escritores) es en menor o mayor grado autobiográfica. Varios de sus escenarios son reales pero también juega con el espacio, y muchos de sus textos se desenvuelven en ambientes cerrados, donde el desarrollo de personajes y los extraordinarios sucesos tienen mucho más peso.
Respecto a sus escenarios, en la pasada 33 Feria Internacional del Libro en Oaxaca, donde el país invitado fue Argentina y contó con Aira como invitado representativo (pues es uno de sus autores actuales más significativos del país) éste comentó: “Mis escenarios son mi pueblo natal, Coronel Pringles, un pueblecito en la provincia de Buenos Aires, donde nací y viví hasta los 18 años; el barrio de Flores, un barrio de la ciudad de Buenos aires donde vivo y donde he hecho un poco la mitología… y el otro escenario es la India, la China, tengo una preferencia por una región que ni sé bien dónde está pero me gusta el nombre Punjab, creo que cerca de Pakistán; y también la ciudad de Rosario que es una ciudad que amo y donde voy todos los años, donde tengo muchos amigos a los que he retratado en mis novelas que suceden en Rosario. Son escenarios de la imaginación“.
Fue en esta Feria del Libro donde describió su labor como escritor en pocas pero contundentes líneas:
“Para mí escribir en un placer. Además es lo único que sé hacer. Yo voy a seguir escribiendo hasta el último suspiro. Puede haber una decadencia de las funciones con la edad, pero quizás lo que salga de allí tenga su encanto propio”.
Ya estando en tierras mexicanas, el 7 de noviembre Aira viajó al Distrito Federal y el Museo del Estanquillo fue la sede donde sostuvo un interesante diálogo con el escritor mexicano Mario Bellatín, donde hablaron de sus preferencias particulares respecto a la escritura y la lectura, donde opiniones propias y quizá contradictorias eran intercambiadas pero donde un mismo adjetivo los unió, el ser escritores “raros”, sobre lo que Aira opinó: “Si un escritor no es raro, ¿qué es? Es convencional, predecible…” Y eso es exactamente lo que no es Aira, convencional, de ahí su renombre y la importancia que tiene sobre las letras actualmente. Aira es un escritor peculiar que está consciente y disfruta de no formar parte del ordinario círculo literario actual, sabiendo que sus particularidades son precisamente las que lo hacen único y por las cuales puede apreciar a otros escritores con los que comparte esas distinciones.
César Aira (Argentina, 1949) es un escritor prolífico que publicó por primera vez a los 26 años y actualmente cuenta con más de setenta obras impresas (tanto en editoriales independientes como en editoriales comerciales). Francia, España, Italia y México son sólo algunos de los países donde ha traducido y editado textos y su estilo se ha desarrollado a través de todos los géneros literarios, sobresaliendo en la narración breve.
«En la literatura argentina, Aira goza del raro privilegio de crear belleza, a la manera de Oscar Wilde o de Fellini. Fabricar objetos exóticos, que una vez en el aire se tornan necesarios e inevitables.» Leonardo Moledo

Lola Ancira, México, 2014.