sábado, 18 de enero de 2014

César Aira, el indescifrable

Ilustración por Abia Dina Díaz 

Les presento mi primer colaboración del año en la revista Yaconic, en su número de enero, que salió tanto en la edición impresa como en la digital. También la pueden leer directamente en la página de la revista a través de este enlace.

Este autor ya cuenta con dos entradas anteriores en el blog, la primera de ellas fue para la reseña de su libro Parménides y la segunda, en el mismo mes, para uno de sus cuentos, titulado El carrito, donde encontrarán algunos datos más sobre el escritor y una entrevista.

Para los interesados en conseguir la revista impresa, les dejo el enlace con los lugares de distribución gratuita (por el momento, únicamente en el Distrito Federal).

Mi interés en este autor en principio se basó únicamente en una de sus obras, pero fue su singular personalidad y estilo literario lo que me engancho por completo a su creación y vida. Adelante:

“Si hay un camino recto es hacia la libertad, 
hacia ir liberándose de convenciones,
 de trabas que uno se autoimpone.
La última será liberarse de la calidad. 
¿Por qué hacerlo bien?
 ¿Por qué darles ese gusto a los lectores y a los críticos?
¿Y qué si lo quiero hacer mal?”
César Aira

Poco se sabe de su infancia, pero en entrevistas ha comentado que fue con Salgari con quien inició su vida como lector y pocos años más tarde fue Jorge Luis Borges (1899-1986, su “maestro perfecto”), con quien inició su vida en la literatura pero con una nueva perspectiva, viéndola ya como un arte y donde surgió su necesidad de expresarse a través de la escritura. En su juventud estuvo rodeado de poetas, lo que justifica que décadas después uno de sus mayores intereses fuera la poesía, género en el que también incursionó.
Su nombre fue conocido en diversos países gracias al reconocimiento del diario español El País, que en 1993 le concedió un lugar a su libro Cómo me hice monja dentro de los diez libros de ficción del año. Pocos años después, en 1996, le concedieron la beca anual Guggenheim. Su década más prolífica fue la pasada, con más de treinta obras de su autoría publicadas.
El escritor y traductor argentino, ha impartido cursos en dos de las universidades más prestigiosas de Argentina: la Universidad de Buenos Aires y la de Rosario, en los que Rimbaud y Mallarmé han sido algunos de los protagonistas. En cuanto a su trabajo como traductor, entre los autores a quienes ha traducido se encuentran Stephen King y Antoine de Saint-Exupéry.
A pesar de que la crítica tiene una opinión ambivalente respecto a él, son muchos los que opinan que Aira es uno de los más grandes exponentes contemporáneos de la literatura argentina, con una obra única que se rehúsa a las clasificaciones. La igualmente controversial Alejandra Pizarnik (poetisa argentina, 1936-1972) se ha convertido en uno de sus centros de estudio y también ha abogado por la polémica literatura de su paisano Osvaldo Lamborghini (1940-1985), cuestiones que hacen visible el gran interés que Aira profesa por sus compatriotas, que al igual que él y pese a su gran trabajo literario, han sido criticados y desacreditados por cuestiones ajenas a sus obras.

EL ESCRITOR, UNA EXTRAVAGANTE RAREZA 

Aira dice acerca de sus novelas: “Yo las llamo ‘novelitas’ para que no esperen una novela propiamente dicha. Son más relajadas porque no apuntan tanto a un cierre, a una perfección.” En general, sus relatos son cortos y siempre sumergidos en la ficción, donde es precisamente una mínima muestra de extrañeza la encargada de otorgarle esa particularidad a la obra de Aira, esa extrañeza que crea una fascinación por su obra. Pero también lo excéntrico es, en buena parte de sus relatos, la norma, donde el autor nos sumerge en realidades alternas que con cierto sentido cómico crean escenarios posibles en esta realidad a veces insólita.
En cuanto a su estilo, usualmente Aira narra en primera persona y algunos de sus protagonistas son él mismo, por lo que su obra (como la de la mayoría de los escritores) es en menor o mayor grado autobiográfica. Varios de sus escenarios son reales pero también juega con el espacio, y muchos de sus textos se desenvuelven en ambientes cerrados, donde el desarrollo de personajes y los extraordinarios sucesos tienen mucho más peso.
Respecto a sus escenarios, en la pasada 33 Feria Internacional del Libro en Oaxaca, donde el país invitado fue Argentina y contó con Aira como invitado representativo (pues es uno de sus autores actuales más significativos del país) éste comentó: “Mis escenarios son mi pueblo natal, Coronel Pringles, un pueblecito en la provincia de Buenos Aires, donde nací y viví hasta los 18 años; el barrio de Flores, un barrio de la ciudad de Buenos aires donde vivo y donde he hecho un poco la mitología… y el otro escenario es la India, la China, tengo una preferencia por una región que ni sé bien dónde está pero me gusta el nombre Punjab, creo que cerca de Pakistán; y también la ciudad de Rosario que es una ciudad que amo y donde voy todos los años, donde tengo muchos amigos a los que he retratado en mis novelas que suceden en Rosario. Son escenarios de la imaginación“.
Fue en esta Feria del Libro donde describió su labor como escritor en pocas pero contundentes líneas:
“Para mí escribir en un placer. Además es lo único que sé hacer. Yo voy a seguir escribiendo hasta el último suspiro. Puede haber una decadencia de las funciones con la edad, pero quizás lo que salga de allí tenga su encanto propio”.
Ya estando en tierras mexicanas, el 7 de noviembre Aira viajó al Distrito Federal y el Museo del Estanquillo fue la sede donde sostuvo un interesante diálogo con el escritor mexicano Mario Bellatín, donde hablaron de sus preferencias particulares respecto a la escritura y la lectura, donde opiniones propias y quizá contradictorias eran intercambiadas pero donde un mismo adjetivo los unió, el ser escritores “raros”, sobre lo que Aira opinó: “Si un escritor no es raro, ¿qué es? Es convencional, predecible…” Y eso es exactamente lo que no es Aira, convencional, de ahí su renombre y la importancia que tiene sobre las letras actualmente. Aira es un escritor peculiar que está consciente y disfruta de no formar parte del ordinario círculo literario actual, sabiendo que sus particularidades son precisamente las que lo hacen único y por las cuales puede apreciar a otros escritores con los que comparte esas distinciones.
César Aira (Argentina, 1949) es un escritor prolífico que publicó por primera vez a los 26 años y actualmente cuenta con más de setenta obras impresas (tanto en editoriales independientes como en editoriales comerciales). Francia, España, Italia y México son sólo algunos de los países donde ha traducido y editado textos y su estilo se ha desarrollado a través de todos los géneros literarios, sobresaliendo en la narración breve.
«En la literatura argentina, Aira goza del raro privilegio de crear belleza, a la manera de Oscar Wilde o de Fellini. Fabricar objetos exóticos, que una vez en el aire se tornan necesarios e inevitables.» Leonardo Moledo

Lola Ancira, México, 2014.

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