viernes, 31 de mayo de 2013

Inframundo – Javier A. Moreno



Tal vez con el tiempo es más difícil aceptarse porque todas las cosas malas
y recurrentes se sienten cada vez peores, más tristes, más irreparables.”
Javier A. Moreno


Reseña personal: Inframundo de Javier A. Moreno (Colombia) es un libro de cuentos publicado en formato eBook en 2010. Este es su primer libro de relatos breves.

El libro está formado por dos series de relatos, el primero titulado Exploraciones y el segundo Casos, cada uno integrado por 10 (quizá tiene que ver con el 10 pitagórico) relatos, la mayoría narrados en primera persona, los restantes en tercera. Están construidos por diálogos certeros y contundentes o fragmentos, por pequeños capítulos de abismos insondables, pensamientos funestos y acontecimientos que sólo se pueden intuir. Lo verdadero como una incógnita interpretable por cada lector. Los epílogos que se encuentran a lo largo del libro anticipan las sensaciones y sentimientos que inundarán a los relatos, convirtiéndose en los vaticinios perfectos de estas historias.

No recuerdo cómo, hace unos meses, di con el libro, pero quiero creer que fue obra del destino, pues por mucho se ha convertido en uno de mis favoritos. La locura o perdición en que viven estos personajes es quizá la realidad en que deberíamos vivir todos, una dimensión libre de convencionalismos y protocolos sociales cuyo límite con lo irracional no es claro.

¿Nos leen los vivos? Pregunta de uno de los personajes que podría bien referirse a eso mismo, a sí los vivos o las personas reales leen (o leemos) a esas otras personas invisibles, ficticias, cuyas vidas perduran lo que la lectura del relato al que pertenecen.

Así como en el infierno Dante encuentra a varios personajes de distintas épocas que le narran sus relatos brevemente con la intención de perpetuarse en la tierra de los vivos, el lector conoce en Inframundo las historias de otros personajes que no deberán dejarse en el olvido y que también cuentan sus historias para sobrevivir en el imaginario.

Las distintas escenas se desarrollan en lugares distópicos no muy lejanos a la realidad o incluso pertenecientes al pasado y donde lo que carece de sentido, en menor o mayor medida, son las convenciones preconcebidas de la sociedad, donde se desconoce el futuro y el presente es un tiempo amargo.

Respecto a la locura, para Erasmo de Rotterdam en su Elogio a la locura, menciona que perder la razón no implica ser un loco, pues justificar los actos o creencias únicamente en la razón o la ciencia no es saber, sino creer saber. Este tema ha sido y será una discusión eterna entre los seres humanos, y para demostrarlo he compilado algunas frases sobre la locura de diferentes autores, que expongo a continuación:

Siempre hay un poco de locura en el amor, siempre hay un poco de razón en la locura.” Nietzsche, filósofo alemán (1844-1900).

La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia.” Edgar Allan Poe, escritor estadounidense (1809-1849).

Todos son locos, pero el que analiza su locura, es llamado filósofo.” Ambrose Bierce, escritor estadounidense (1842-1914) y de quien recomiendo ampliamente El Diccionario del Diablo.

La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.” Heinrich Heine, poeta alemán (1797-1856).

Los locos abren los caminos que más tarde recorren los sabios.” Carlo Dossi, escritor italiano (1849-1910).

La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma.” Goethe, poeta y dramaturgo alemán (1749-1832).

Lo simbólico es un acto de intercambio y una relación social que pone fin a lo real, que disuelve lo real, y al mismo tiempo, la oposición entre lo real y lo imaginario.” Jean Baudrillard, filósofo y sociólogo francés (1929-2007).

Finalmente, ¿no seremos nosotros en realidad los locos, aquellos habituados a coexistir en un mundo lleno de parámetros establecidos para lograr entender lo mismo sobre todo, limitándonos? Estamos habituados a un mundo en el que ya todo esta delimitado por símbolos y donde se vuelve casi imposible pensar diferente sobre algo ya establecido desde hace siglos. Probablemente ellos, los locos, en realidad se han liberado de tantas ataduras, y nada más.

Entradas igual de interesantes, reflexiones, historias, creaciones y hallazgos se pueden encontrar en el blog del autor (http://www.finiterank.com/notas/) y en su columna en la web El espectador (http://www.elespectador.com/columnistaselespectadorcom/javier-moreno).

Bucle, Bedlewo, Odontología, Cinco, Gourmet y Médium son algunos de mis relatos favoritos. Para finalizar, les dejo la minificción que cierra el libro y que también me fascinó, sobre todo por la fuerza simbólica que logra transmitir en tan pocas líneas:

Niño

Por lo general preferimos no mencionarlo, pero en el fondo de la casa, en esa habitación pequeña junto a la cocina que mi abuelo usaba de depósito de herramientas y armerillo, hay un armario que nadie abre por temor a que vuelva a aparecer el niño. Cuando aparece, el niño tiene una granada en la mano. Aunque es evidente que habla, el niño no emite sonido alguno. Elige un interlocutor y le habla. A veces es posible reconocer palabras, leerlas en sus labios. Me dice "papá". Se ríe. Sonríe. Muestra su granada nueva y grande. La ostenta. Apenas le cabe en las manos. Se nota que pesa. Luego, de un golpe, saca el seguro y se ríe más con risa y mirada de niño malvado que todavía no sabe en qué consiste su maldad. No hay manera de impedir que esto pase. Una vez el niño aparece, alguien en la casa debe resignarse a verlo explotar.”

El libro completo nos lo regala el autor en el siguiente enlace: http://www.finiterank.com/notas/2010/10/01/inframundo/. Sin duda, un obsequio que tras cada lectura aumentará su sentido e incrementará nuestra inquietud sobre lo desconocido y aquello que ya pretendemos conocer.

jueves, 30 de mayo de 2013

El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde – Robert Louis Stevenson



Reseña personal: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde) de Robert Louis Stevenson (escrito escocés, 1850-1895) es una conocida novela publicada en 1886 y fue adaptada al teatro y al cine. Es una de las obras más famosas y vendidas del autor, de quien ya había reseñado un libro pero dejé de lado la cuestión biográfica.

Stevenson fue educado en una fuerte tradición cristiana y mostró una clara afición a la escritura desde su infancia. Publicó su primer libro en 1866, The Pentland Rising, que era un ensayo histórico. Por ese entonces era común realizar publicaciones que aseguraban que alguna persona, que podía ser el mismo autor, se comprometiera a comprar los ejemplares que no fueran vendidos, por lo que la editorial brindaba oportunidad de publicación a autores nuevos, sin arriesgarse a tener pérdidas monetarias. Tal fue el caso de Stevenson, donde su papá terminó comprando varios ejemplares, debido a su poco valor literario. Pero años después, ya que Stevenson alcanzó la fama, dichos libros subieron extraordinariamente de precio.

Estudió Ingeniería náutica y trabajó como abogado, pero no durante mucho tiempo. Viajó y vivió en diferentes ciudades y países, lo que sin duda tuvo una gran importancia para su creación literaria. El último lugar donde residió fue en una de las islas del Pacífico sur, en el Estado Independiente de Samoa, donde los aborígenes le dieron el título de Tusitala, que significa 'el que cuenta historias'. Es precisamente en ese lugar donde expresa su inconformidad, a través de una carta abierta, al Reverendo C. M. Hyde, en defensa de un padre de Australia. Es curioso que este reverendo tuviera el mismo apellido que su personaje malvado de la novela que se reseñará, pero la novela fue publicada 4 años antes de estos sucesos, que ocurrieron en 1890.

Escribió ensayo, novela, cuento, poesía, obras de teatro, crónicas de viaje y diversas cartas que se han publicado en antologías, por lo que su obra esta conformada por un acervo muy abundante y variado. Tuvo problemas de salud desde muy pequeño y en general esta nunca fue buena, a lo que se aunó su inclinación por el alcohol. Murió en 1894 debido a un ataque cerebral. Respecto a su salud, él mismo dijo que "Durante catorce años no he conocido un solo día efectivo de salud. He escrito con hemorragias, he escrito enfermo, entre estertores de tos, he escrito con la cabeza dando tumbos."

Borges era un gran admirador de Stevenson y lo dejó claro a través de su obra, pues en El Hacedor, hace alusión a Stevenson y su obra a través del poema Blind Pew, el cual transcribo a continuación:

Blind Pew
Lejos del mar y de la hermosa guerra,
que así el amor lo que ha perdido alaba,
el bucanero ciego fatigaba
los terrosos caminos de Inglaterra.

Ladrado por los perros de las granjas,
pifia de los muchachos del poblado,
dormía un achacoso y agrietado
sueño en el negro polvo de las zanjas.

Sabía que en remotas playas de oro
era suyo un recóndito tesoro
y esto aliviaba su contraria suerte;

a ti también, en otras playas de oro,
te aguarda incorruptible tu tesoro:
la vasta y vaga y necesaria muerte.

El guiño no puede ser más claro, pues Blind Pew o simplemente Pew era el nombre de uno de los personajes de La isla del tesoro, de Stevenson. En el cuento Borges y yo, hay un fragmento en que dice “Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del café y la prosa de Stevenson”. También escribió, en el prólogo de uno de los libros de fábulas de Stevenson:

"Stevenson no fue un hombre religioso. Fue algo mejor, fue un hombre ético.
Un personaje de Bernard Shaw declara que ha dejado atrás el soborno del cielo:
Stevenson hubiera podido agregar que ha dejado atrás la amenaza del infierno."

Es fascinante descubrir este tipo de cosas, que uno de tus autores favoritos elogie a través de su obra a otro magnífico escritor, pero es tiempo ya de volver a la reseña. Hace tiempo que quería leer esta novela y de hecho compré un libro donde viene junto con algunos cuentos del autor, pero fue hasta que me lo regalaron cuando decidí no postergarlo más, y en realidad no se porqué lo pospuse tanto, pues es lectura de una tarde pero con reflexiones trascendentales.

Varios críticos de la obra de Stevenson encuentran el particular interés que tenía con el trastorno disociativo de identidad, pues en ensayos publicados con anterioridad, había expresado una característica de las personas pertenecientes a la clase alta de la sociedad: tendían a tener doble personalidad, que eran por completo opuestas, la bondad y la maldad. La bondad sería utilizada entonces a manera de máscara ante los demás, mientras que, al estar separados de sus conocidos, la maldad sería su verdadera naturaleza humana y por tanto la esencia de las acciones y comportamientos perversos y malignos. Para el Dr. Jekyll, esta dualidad es natural en la especie humana, pero usualmente el hombre logra controlar sus impulsos pérfidos y el bien domina al mal. El problema que encuentra en esto es que entonces la sociedad se rige bajo una moral y ética de parámetros falsos y frágiles, y se propone entonces crear un método para lograr separar esa dualidad y anular el engaño en que vive esta clase social. Pero el principal detalle es, en caso de lograr la separación, ¿cómo se podrá elegir cuál de las dos personalidades logrará tener control del único cuerpo disponible?

Esta inquietud se convierte en una fijación y a través de diversos experimentos con distintas elementos y sustancias químicas, logra su cometido. Debido a la complejidad y riesgos del experimento, él mismo prueba la fórmula que ha creado, de donde surge Edward Hyde.

La novela puede fácilmente clasificarse en el género de horror, ficción e incluso en la novela policial. Está narrada en tercera persona a excepción de dos capítulos, escritos en primera persona, y se desarrolla en Londres del siglo XIX. La historia comienza con una escena fuerte, lo que atrae de inmediato la atención y crea interés en aclarara la historia oculta bajo el mito que se describe dentro de la realidad del libro.

La historia tiene un rápido desarrollo y en sí es relativamente corta (existen ediciones de poco más de 70 páginas), por lo que su lectura resulta ligera, y la narrativa de Stevenson (al menos en traducción) no es compleja pero sí cuidada y detallada. Tanto los personajes principales como las acciones cuentan con amplias descripciones, lo que otorga realismo y fuerza al relato.

La razón primordial de la novela es manifestar la dualidad inherente al hombre y su lucha constante, el conflicto interminable entre el bien y el mal, pero también la disputa entre lo socialmente aceptable de lo inadmisible, cuestiones que varían según el contexto histórico y cultural, otorgándole ambigüedad a ciertas prácticas o actos y donde las religiones tienen un papel primordial, sobre todo en lo referente a la tortura psicológica.

Lo que logra Henry Jekyll va mucho más allá de un simple proceso químico: se acerca a la creación divina, pues se vuelve capaz de manipular procesos naturales y eliminar límites existentes en la práctica ética de la ciencia, pero límites que finalmente han sido suprimidos ya y que hasta cierto punto ha sido imprescindible, pues el ser humano necesita conocer lo que puede lograr a costa de cualquier precio, que podría incluir su existencia y la de muchos más, para alcanzar una consciencia mucho más amplia de su propia naturaleza. Es una novela por completo vigente, pues esa búsqueda que resulta dañina es la misma que realizan las personas que pierden el miedo a los presupuestos morales y a los que les resulta fácil ir también más allá de la ética, lo que puede dar resultados tanto asombrosos como adversos, pero que quedarían en el misterio, de no llevarse a cabo.

El final puede ser predecible pero es por completo asombroso, pues el poder narrativo de Stevenson en definitiva es incuestionable y es un libro digno de recibir al menos una lectura veraz.

Encontré varios fragmentos y frases admirables, que transcribo a continuación:



Tengo una gran aversión a eso de hacer preguntas; se asemeja a la fatalidad del Juicio Final.” P.1 3



...he llegado a hacer de ello una norma de comportamiento; cuanto más sospechosa me parece una cosa, menos pregunto.” P. 14



...el espectro de algún antiguo pecado, el cáncer roedor de alguna vergüenza oculta, cuyo castigo viene cuando años después la memoria ha olvidado la falta y el amor propio la ha perdonado.” P. 23



El triste barrio de Soho, con sus calles inmundas y sus transeúntes andrajosos...” P.28



Bien, la vida ha sido agradable; me ha gustado; sí, señor, tenía el hábito de saborearla. En varias ocasiones he pensado que es preferible dejarla voluntariamente, con alegría.” P. 36



No creía que esta tierra pudiese contener un sitio para sufrimientos y terrores tan inhumanos; y usted, Utterson, no tiene que hacer más que una cosa: aliviar mis sufrimientos, y para ello, respetar mi silencio.” P. 37



Irregularidades como las que yo cometí habrían sido para muchos hasta motivo de vanagloria; pero desde la altura de los ideales que yo me había trazado las veía y las ocultaba con sentimiento casi enfermiza de vergüenza.” P. 60



...esa verdad, cuyo parcial descubrimiento ha sido causa de mi naufragio; a saber: el hombre no es unidad, sino dualidad.” P. 60



...el hombre no es un individuo, sino una república habitada por ciudadanos múltiples e incongruentes.” P. 60

Comencé a percibir más profundamente que otros, hasta hoy a lo menos, la inmaterialidad trémula, la transciencia vaporosa de este cuerpo, sólido al parecer, que nos sirve de vestidura.” P. 61



...he aprendido a mi costa que el sino y carga de nuestra vida lo llevamos atado para siempre a los hombros, y que cuando intentamos sacudirlo vuelve a nosotros con más extraña y espantable pesadumbre.” P. 61



Ante mis ojos representaba una imagen más viva del espíritu, parecía más directa y simple que la apariencia imperfecta u compleja que hasta entonces me había acostumbrado a llamar mía.” P. 63



Y esto era lo intolerable; que el limo del abismo pareciese articular gritos y voces, que el polvo amorfo gesticulara y pecase; que lo que estaba muerto y no tenía forma usurpase los atributos de la vida.” P. 74

jueves, 23 de mayo de 2013

No es país para viejos – Cormac McCarthy





-Si no vuelvo, dile a mi madre que la quiero.
-Tu madre está muerta, Llewelyn.
-Entonces se lo diré yo
(Fragmento)


Reseña personal: No es país para viejos (No country for old men) de Cormac McCarthy (escritor estadounidense, 1933) es una novela publicada en 2005. McCarthy ganó el National Book Award en 1992 y el Premio Pulitzer en 2007 y ha sido reconocido como uno de los principales novelistas norteamericanos contemporáneos por Harold Bloom, polémico crítico literario también estadounidense.

La novela narra una persecución en un ambiente hostil y desolador que inicia en la frontera de Texas con México, en la década de los ochenta, cuando Llewelyn Moss, veterano de la guerra de Vietnam, descubre una sangrienta escena de un enfrentamiento entre narcos mexicanos que tenía poco de haber sucedido. Tras acercarse y descubrir el cargamento de droga y más de dos millones de dólares en un maletín, decide su destino al volver a su casa y regresar con una botella de agua para uno de los supervivientes y tomar el dinero, pues a partir de ese momento, él se convierte en el eje central de una historia que no terminará hasta que alguno de los dos sicarios contratados que lo persiguen finalice su misión.

El protagonistas es Bell, Sheriff y veterano de la Segunda Guerra Mundial, un hombre de educación y valores tradicionales que debido a la creciente violencia, está aturdido y dentro de su confusión añora los tiempos en que era imposible imaginar actos y hechos que estaban ocurriendo en su comunidad ahora, como el caso de un asesino adolescente, con el que inicia la narración:

"Mandé a un chico a la cámara de gas en Huntsville.
A uno nada más. Yo lo arresté y yo testifiqué.
Fui a visitarlo dos o tres veces. Tres veces. La última el día de su ejecución.
No tenía por qué ir, pero fui. Naturalmente no quería ir.
Había matado a una chica de catorce años y os puedo asegurar
que yo no sentía grandes deseos de ir a verle y mucho
menos de presenciar la ejecución, pero lo hice."


Conforme transcurre la historia, los actos de violencia se incrementan y la angustia de Bell aumenta la certeza del titulo de la novela. La violencia real y auténtica, más de tres décadas después de estos sucesos de ficción, sigue siendo desencadenada por los enfrentamientos de narcotraficantes con las autoridades e incluso entre ellos mismos, otorgándole una completa vigencia actual a la obra. Pero también es el resultado de sobrevivientes y veteranos de las múltiples guerras que ha incitado o en las que ha participado Estados Unidos, el resultado de una sociedad habituada a la crueldad y las agresiones transmitidas de diferentes formas pero siempre con una consecuencia adversa.

Uno de los antagonistas es Anton Chigurh, un perturbado asesino con carácter filosófico. Su agresividad excesiva se manifiesta específicamente en el arma que usa para matar: una pistola de aire utilizada para sacrificar ganado.

En esta novela se le otorga el poder de modificar al destino a objetos o hechos tan cotidianos o insignificantes como una botella de agua, una moneda, un cambio de idea de último minuto o pensamientos premonitorios; y estas modificaciones tienen en veces el poder de la fatalidad, justo como ocurre en el mundo real.

En cuanto a la narrativa, McCarthy hace uso de una peculiar técnica literaria, intercala capítulos narrados en tercera persona con monólogos interiores del personaje principal, lo que da un acercamiento más personal a la obra: introduce al lector directamente a la mente del protagonista, a sus reflexiones y sensibilidad.

Respecto al estilo literario de McCarthy, hablando de una particularidad, hay quienes se quejan de su uso indiscriminado de la conjunción copulativa 'y' (en su idioma natal 'and') porque vuelve algo tediosa la lectura, algo que, sinceramente, pasé por alto al realizar la lectura. Cada escritor tiene o decide sus singularidades, así como Sada hacía un uso excesivo, a mi parecer, de los dos puntos, y lo que queda no es examinar o hacer resoluciones sobre la obra del autor con bases nimias como estas; pues si para algunas personas es molesto o cansado realizar una lectura con ciertas particularidades o simplemente no están acostumbradas, habrá otras a las que les resulte interesante o incluso lo tomen como una característica más del autor y sigan disfrutando de su lectura; habrá que recordar siempre que 'en gustos se rompen géneros'.

El lenguaje es directo y simple, como la mayoría de los personajes, las situaciones y el contexto en general. Pero no es una simpleza que reduzca el valor de la narrativa, sino todo lo contrario: la misma sencillez refuerza la intensidad de los actos y los vuelve más naturales, más humanos.

Esta reseña no puede finalizar sin hacer mención de la película realizada por los hermanos Coen en 2007 basada en la novela, que llevó el mismo título en España pero cambió por Sin lugar para los débiles en Hispanoamérica. La película está muy bien lograda y , aunque ha sido criticada negativamente por el final confuso, quizá tenga que ver con que no es un final tradicional ni esperado, sino uno en el que hay que buscar razones que quizá no encontremos. Singular, como la historia misma. En lo particular, ha sido una de las películas que más me han impresionado, por algunas escenas en específico y la actuaciones. Estuvo nominada a 8 Premios Óscar, de los cuales ganó cuatro, entre ellos Mejor guión adaptado y Mejor película.

Es mucho más recomendable leer el libro y después ver la película, pero en cualquier caso respeto siempre a la película que crea a un nuevo lector de la obra en la que está basada debido a su admirable interpretación.

Por último, dejo el trailer y un fragmento de uno de los diálogos en la novela:







- ¿Tienes alguna idea... de lo loco que estás?
- ¿Te refieres a la naturaleza de esta conversación?
- Me refiero a tu naturaleza.

martes, 7 de mayo de 2013

Escritores suicidas – Héctor Gamboa








Reseña personal: Escritores suicidas de Héctor Gamboa (abogado, periodista y escritor de Nayarit, México, 1934-2010) fue publicado con el título Antología de literatos suicidas en 1985 y reeditado en 2001 por Editorial Nueva Imagen.

En cuanto al autor, se licenció como abogado por la UNAM y fue funcionario de gobierno en varias ocasiones,  destacó en el periodismo y publicó diversos relatos, ensayos y novelas, siendo su último libro una autobiografía (Yo, Aztlán, 2007).  Fue coordinador en la Editorial La Rosa blindada (donde publicó varios de sus libros) y colaboró ampliamente en diversos medios locales y nacionales.

Después del prólogo, que es una especie de justificación bastante sucinta sobre la temática del libro, el primer capitulo, Los estudiosos, expone diferentes argumentos basados en investigaciones y debidamente fundamentados para esclarecer en lo posible el interés del autor sobre el suicidio, mencionando algunos autores y obras referenciales como Sigmund Freud, Émile Durkheim, H. G. Morgan, Of suicide de David Hume o Las cuitas del joven Werther de Goethe.

En reseñas anteriores he hablado sobre el suicidio sin dar juicios de valor (en la medida posible), por lo que estaría de más volver a comentar lo que ya he dicho. Sólo puedo reiterar mi interés por esta acción en particular y me parece de lo más acertado que el autor de la obra decidiera colocar una especie de introducción sobre el tema, retomando diversos puntos de vista conforme a distintos contextos sociales.

No es un secreto que a las personas con algún tipo de vocación artística (específicamente los escritores, en este caso) se les asocie con trastornos mentales o desórdenes maniaco-depresivos, hecho comprobado científicamente y no sólo sustentado por los clichés que definen al escritor como ‘un ser torturado por demonios internos o una vida llena de decepciones, solitario y trastornado’, que sí los hubo/hay/habrá, pero que incluso por eso mismo pueden ahondar más en su imaginario, creatividad o intelecto, sin predisponer su vida al fracaso o a contemplar al suicidio como la única salida.

En cuanto a la comprobación científica, me refiero específicamente a la labor que realizaron hace algunos meses los investigadores del Instituto Karolinska, de Suecia, la Universidad Médica más grande a nivel mundial, quienes al realizar estudios neurológicos a más de un millón de personas con algún trastorno mental (como ansiedad, esquizofrenia, bipolaridad, depresión o paranoia), encontraron vínculos con diversas aptitudes artísticas; específicamente en aquellos pacientes con bipolaridad, descubriendo también que los pacientes con historial familiar de bipolaridad o esquizofrenia tendían a desarrollar mucho más su creatividad. Los resultados, en el campo de los escritores, fueron contundentes: presentaron aproximadamente el doble de posibilidad de cometer suicidio que el resto de las personas.

El libro cuenta con un total de 27 escritores vinculados por el acto del suicidio, de los cuales a 13 se les asigna una cantidad considerable de páginas y 14 cuentan sólo con una reducida biografía. Entre ellos figuran Jack London, Ernest Hemnigway, Gérard de Nerval, Virginia Woolf, Stefan Zweig, Jorge Cuesta, Yasunari Kawabata, Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga y Alfonsina Storni.

No conozco la explicación de la selección de escritores suicidas de Gamboa, pero sí que esta lista se queda corta con el total (y que sin duda seguirá en aumento) del catálogo, en la que figuran literatos suicidas de diversas nacionalidades, edades y métodos, como  los estadounidenses Sylvia Plath (30 años), Anne Sexton (45 años) y William Faulkner (65 años), el colombiano Andrés Caicedo (24 años), el francés Jacques Rigaut (31 años) o el español Ángel Ganivet (33 años).

Este libro no es una simple compilación de información, pues Gamboa, a través de su estilo personal, relata los momentos difíciles y mortales de personalidades que han dejado el legado de su genialidad a través específicamente de sus letras, quienes mediante sus méritos literarios y una insondable sensibilidad y particular visión de la vida, lograron trascender de la simple existencia terrenal.

Transcribo a continuación algunas de las frases memorables de Gamboa en referencia a sus suicidas:

“…uno de los rasgos principales de todo neurótico obsesivo es la necesidad de duda permanente en el terreno afectivo…” P.94

En referencia a Muerte en la tarde de Hemingway: “En este libro sostiene que la muerte es un enemigo del que se puede sacar partido; puede ser nuestra esclava simplemente llamándola en el momento oportuno, pues finalmente se rendirá y nos obedecerá respecto a la hora y lugar que la llamemos.” P.106

Sobre Heinrich von Kleist: “Para ilustrar el estado de ánimo que lo tiene preso después del fracaso de su primer intento poético, escribe una carta: ´Me dio el infierno la mitad de lo que es un talento; el cielo o no lo da o, si lo da, lo da entero.’ En lugar de premio, escribir era un castigo del infierno, una condenación: ‘Logro estar contento punidamente si estoy en compañía de mí mismo: solamente entonces puedo ser sincero.’ P. 133

“Nerval describe cómo es la muerte en Octavie: ‘¿La muerte? Esa palabra no transmite nada sombrío en mi pensamiento. Me parece coronada de rosas pálidas como el fin de una fiesta; he soñado algunas veces… que me decía: Ven, ven a reposar en mis brazos. No soy bella, pero soy buena y caritativa, no doy placer, pero sí la calma eterna.’ P. 152

“Los genios lo son en proporción al costal de traumas que arrastran. O tal vez porque su inteligencia desmesurada reacciona ante los estímulos mucho más retorcidamente que las personas normales, y no serían lo geniales que son si no fuera por lo traumados que están.” P. 187

“Al escribir una de sus mejores obras, Mishima plantea que la creación literaria es un don divino que hace pensar pero margina a los seres pensantes hasta crear un muro entre ellos y la sociedad que, finalmente, ya no es tan suya.” P. 189

Sobre Stefan Zweig: “Las leyes le resultaban demasiado restrictivas, la envidia de los otros le pisaba los talones y es que los despreocupados sólo admiten la envidia de los otros despreocupados, pero no la de los agobiados.” P. 232

“…pero así como critica  Kleist su egoísmo de querer que sus amigos o alguien más se suicide con él, Zweig obliga (no estoy convencida de que la haya obligado, precisamente) a su mujer, años más joven, a suicidarse con él. Veamos lo que Zweig dice de Kleist: ‘Ni los amigos ni las mujeres comprenden esa pasión por una muerte compartida con otra persona: nadie tampoco comprendió nunca sus hipertrofias del entendimiento.’” P. 234

“Amor a primera incongruencia” (Refiriéndose a la relación entre Jorge Cuesta y Guadalupe Marín).

Para finalizar, dejo algunos fragmentos del capítulo final, Comentarios:

Podría ser digno de consideración que varios de ellos  mantenían
correspondencia y eran amigos entre sí (Esenin-Maiakovski,
Cuesta-Torres Bodet, Dazai-Akutawaga, Quiroga-Hemingway,
Quiroga-Lugones); otros se admiraban (cuando Asunción Sila de
entera de la muerte de Nerval, decide seguirlo se mata más tarde).

En el paraíso de los suicidas literatos, que imagino intemporal
 e ingrávido, probablemente se discute y se habla con familiaridad
 y conocimiento probado de amor, locura, muerte, magia y erotismo.
Temas tan viejos como el pensamiento del hombre.

Podríamos imaginar a Alfonsina Storni y Virginia Woolf
 narrando sus acuosas experiencias. A Pavese y Hemingway corrigiéndose
 la plana respecto a Por quién doblan las campanas.

La mejor conclusión será omitir juicios y esperar
a que el propio lector los formule. Tal vez las líneas finales de Pavese
 nos ayuden: “Basta de palabras. Un gesto. No escribiré más.