viernes, 23 de junio de 2017

Vida extra - Alfredo Carrera





Desde cientos de años atrás, la temática del suicidio ha suscitado múltiples opiniones, y es un hecho que desde entonces ha contado tanto con partidarios como con detractores. Albert Camus lo definió prodigiosamente: «El único problema filosófico verdaderamente serio es el suicidio. Juzgar si la vida es o no digna de vivir es la respuesta fundamental a la suma de preguntas filosóficas».
Esta controversial acción es el eje temático de Vida extra (Pearson, 2017), la primer novela juvenil (con ilustraciones de Cuauhtémoc Watzka) del escritor Alfredo Carrera.
Vida extra es un viaje en el tiempo a finales de la década de los 90 –ésa que, para muchos, amenazaba con concluir y llevarse al mundo entero con ella, todo por el posible colapso tecnológico que se avecinaba y principios del nuevo siglo. Como en un videojuego, esta novela ofrece la posibilidad de volver a la vida  tras una muerte virtual: Juan Carlos, el protagonista, desde el primer capítulo abre su mundo y su mente para el lector y explica por qué decidió dar marcha atrás con su plan de suicidio, mismo que estaba a segundos de realizar.  
A través del diario de este adolescente de diecisiete años que cursa el sexto semestre de preparatoria y cuya historia se sitúa en 2002, Carrera ha creado un muestrario perfecto de la forma de vida de la juventud de entonces que, aunque en realidad no parece tan lejano, es una buen ejemplo de cómo los avances tecnológicos han modificado a la sociedad. Juan Carlos utiliza unos Walkman, para conectarse a internet debe usar la línea del teléfono (y desconectarse en caso de que su madre quiera hacer una llamada), su principal fuente de investigación es la enciclopedia digital Encarta, visita la ilustrativa página web Shownomercy  y, entre sus amigos, es uno de los pocos privilegiados que tiene un celular de segunda generación.
La trama se desarrolla a la par que los personajes se presentan desde la perspectiva de Juan Carlos gracias a las cartas que envió previamente a su intento de suicidio por correo postal (otro elemento que ahora podría considerarse anticuado, sobre todo por las nuevas generaciones). Estas misivas breves aparecen intercaladas en la novela a través de un diseño original, pues simulan hojas arrancadas de un cuaderno. Diversas referencias tanto musicales como literarias salpican estas páginas, entre ellas un aparentemente inofensivo «club de los suicidas», que evoca al singular relato de Robert Louis Stevenson El club de los suicidas, publicado en 1878.
Con un humor ácido que, por las alusiones a la muerte autoinflingida recuerdan a Joseph Conrad («Que piensen lo que quieran, pero no pretendía ahogarme. Tenía intención de nadar hasta hundirme –pero no es lo mismo»), Carrera expone aquí temas como la friendzone y el bullying, un sistema educativo deficiente, la fragmentación familiar y la difícil y penosa transición de la infancia a la adultez y el desarrollo de la personalidad. Vida extra es una novela para nuestro adolescente –suicida o no interior, que nos recuerda que los jóvenes en esta etapa pueden ser ineptos, indisciplinados o soberbios, pero siempre fieles a sí mismos.
Con los años, las penas y los miedos se acumulan, creando lastres que nos impiden cada vez más tomar nuestras propias decisiones y buscar, por trillado que parezca, la felicidad, mientras que el tiempo va cubriendo con delgadas capas grises la persona que realmente fuimos para así poder cumplir ciertas expectativas familiares y sociales sobre lo que implica la vida adulta. Por lo tanto, la juventud parecería un desperfecto que debe superarse a la brevedad posible.
     Carrera refleja cómo los adolescentes viven las emociones intensificadas, y algo que aparentemente no es grave o importante, crece en ellos como un monstruo que puede devorarlos por completo, como una sombra que los envuelve y los persigue incluso en los sueños. Durante la juventud el sufrimiento es exponencial, profundo y radicalmente desmesurado. Las primeras experiencias sentimentales y físicas impactan en un mayor grado porque no tiene precedentes, pues sólo se tenía información teórica. Y los resultados, muchas veces, pueden ser desastrosos. Para Shakespeare, «La juventud, aun cuando nadie la combata, halla en sí misma su propio enemigo». Juan Carlos es el mejor ejemplo de lo anterior.
            A través de los tres meses que transcurren en los treinta y cinco capítulos de Vida extra, Juan Carlos describe, primero a través del recuerdo y después en el presente, todo aquello que estuvo vinculado a su casi fatalista decisión, pero también van surgiendo, poco a poco, sus puntos de apoyo y salvación, demostrando una evolución en el personaje conforme el argumento de la novela se desarrolla.
Una última reflexión sobre el tema. La eutanasia o el suicidio asistido es legal desde 2002 en Bélgica, pero en 2014 esta ley anuló cualquier restricción referente a la edad de quien la solicite, aunque el principio sigue siendo el mismo: la persona debe estar sufriendo alguna enfermedad física o mental que no tenga cura. 24 & ready to die es un documental que retrata precisamente esto: una joven de veinticuatro años muestra por qué ha decidido recurrir a la eutanasia. Problemas psicológicos que la han aquejado durante la mayor parte de su vida le impiden disfrutar de su existencia. Ha sido aprobada para el procedimiento, pero algo ocurre días antes de que se lleve a cabo. Paloma, la protagonista de once años de la película Le hérisson (2009), tiene una opinión sobre la existencia muy similar a la de la joven del documental y a la de varios personajes de Vida extra. Uno de los encantos de estas obras es, precisamente, descubrir cómo se modifica la introspección de los protagonistas conforme se enfrentan a ciertas experiencias.




Escritores suicidas (1985) de Héctor Gamboa, Suicidios ejemplares (1991) de Enrique Vila-Matas,  Réquiem por un suicida (1993) de René Avilés Fabila, La tienda de los suicidas (2008) de Jean Teulé y Agenda del suicidio (2011) de Pablo Raphael son otros recomendables libros que tocan esta controversial temática a través de la ficción (excepto el primero, que es biográfico).
        El libro está a la venta en la página web de la editorial Pearson, así como en la de Librería Porrúa, y en librerías ElSótano.
            Para finalizar, transcribo algunas de las mejores frases de la novela:
«Sé que las mujeres acumulan más intentos de suicidios y que los hombres son efectivos en un porcentaje mayor, pero y no logré que creciera ese número: soy un fraude.» p. 10
«Los tres escogimos el silencio como lenguaje universal para intentos fallidos de suicidio.» p. 13
«Le digo diario, aunque más parece una carta pública al mundo.» p. 16
«Intento mantenerme cuerdo, pero el asunto me obliga a escribir estas cosas.» p. 17
«Mis deseos de morir no se fueron. Por las noches fantaseaba con dejar de respirar.» p. 19
«Quería que lo vieran todos. Si la muerte no provoca nada, parece inútil.» p. 23
«Quiero dormir con la esperanza de no despertar o hasta que el fin del mundo esté cerca, hasta el Juicio Final.» p. 36
«Me tomó de la mano como si fuera un niño que se puede perder, que puede encontrar unas tijeras para clavárselas en el pecho, que puede encontrar pronto un edificio más alto para saltar… No me aguanto ni yo.» p. 41
«Creo que me hubiera gustado que se suicidaran otros en lugar de hacerlo yo, pero no los puedo obligar.» p. 57
«Marcado de por vida, o por lo menos en lo que acabo la prepa.» p. 65
rodo prefesido?: cartas en hojasenos en lo que acabo la prepa.» p. 65
lo yo, pero no los puedo obligar.» p. 57
: cartas en hojas«Recibía a los invitados y preguntaba: "¿Cuál es tu método preferido?", al tiempo que señalaba un montón de instrumentos, como un mazo, una soga, una jeringa, una bolsa enorme con pastillas.» p. 69 

 «Las parejas siempre terminan mal.» p. 111

1 comentario: