Hace poco tuve el gran gusto de leer Los búhos no son lo que parecen, del escritor mexicano Bernardo Esquinca, maestro del terror, lo fantástico y el misterio. El libro reúne ocho de sus mejores cuentos (entre ellos el que le da título) tanto en español como en inglés, y escribí algunas palabras al respecto para la revista El Septentrión.
Ésta es una oportunidad excelente para acercarse a la obra del autor o, en caso de ya seguir su proyecto literario, de tener reunidos en un mismo tomo algunas de sus historias breves más destacables.
El placer del peligro
por Lola Ancira
Bernardo Esquinca
Los búhos no son lo que parecen
Argonáutica, 2018, Ciudad de México, 231 pp.
Los búhos no son lo que parecen (editorial Argonáutica, 2018), de Bernardo Esquinca (Guadalajara, 1972), es una selección de ocho de sus mejores cuentos, y una de las particularidades del libro es que es una edición bilingüe cuya traducción fue realizada por Tanya Huntington. Uno de los relatos apareció por primera vez en Los niños de paja (2008), dos en Demonia (2011) y cuatro en Mar negro(2014) —libros publicados por la editorial Almadía—. El último cuento es inédito.
Esquinca combina el misterio, el terror psicológico, el horror, lo fantástico, la ficción especulativa y lo policíaco, y las características de su obra se inscriben en el género de la literatura gótica hasta en el del terror moderno. Lo mismo nos sitúa en una librería de viejo en la calle de Donceles, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, que en un bosque sombrío de Bulgaria o en un pueblo alemán donde todos comparten el mismo oficio; nos presenta por igual a cazadores de vampiros del siglo XIV y fabricantes de muñecas del siglo XX, que problemáticas de la vida moderna como lidiar con llamadas molestas de los bancos. Además integra diversos datos históricos reales de forma natural en sus tramas.
Las historias logran mantener la tensión de principio a fin y encarnan ciertas obsesiones del autor. Sobre éstas, él mismo afirma en uno de los cuentos que, de no tener cuidado, pueden terminar poseyéndonos.
Esquinca tiene una creatividad e ingenio más que desbordantes, y lleva a sus personajes de la mano hacia situaciones insospechadas, a entornos siniestros creados específicamente para su perdición. Entre ellos encontraremos a un entomólogo forense, un espeleólogo, un fotógrafo-periodista de nota roja, un brujo, un biógrafo, astronautas, pintores, un coleccionista y un arqueólogo con visos de detective. (Continuar leyendo en El Septentrión...)
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