viernes, 30 de agosto de 2013

Restos de corazón – Blas Valdez







Reseña personal: Restos de corazón (Fondo Editorial Tierra Adentro, 1998) es el primer libro de Blas Valdez (escritor y guionista mexicano, Los Mochis, Sinaloa, 1972). En 73 páginas y 13 cuentos se encuentran reunidos suicidas y asesinos reales y en potencia, la indiferencia y la incertidumbre, posibilidades y confesiones, realidades alternas, accidentes e infortunios, actos irreverentes para unos y sacros para otros, duelos amorosos y finales infaustos, hoteles, fotografías, iglesias, armas de fuego, aeropuertos y estacionamientos en penumbra, todo sumergido en una estela de violencia que el ser humano es tan asiduo a crear.

Ya se que llevas el diablo por dentro.
Y mira, ¡yo llevo el infierno!, ¡el infierno!...
¡Cásate conmigo!
¿Me escuchas?
¡Cásate conmigo!

Este libro me lo prestó una gran amiga hace unos meses, y debo decir que desde el primer cuento quedé enganchada, por lo que lo terminé ese mismo día. La locura, los celos y la inestabilidad emocional crean la base de estas historias que se entrelazan para poder crear un solo escenario en el que diversos personajes tienen más en común de lo que podrían imaginar y donde la cordura sólo es una invención del hombre civilizado. Es de los restos de corazón precisamente de donde surgieron estas historias, estos individuos etéreos que cobran vida con la inquina, con el resentimiento y la animadversión que sienten incluso por sí mismos, pero también ese amor remanente que impide buscar un final individualista, que los empuja a buscar a alguien más y hacerlo cómplice de ese destino fatídico del que ninguno puede escapar: la muerte.

Sólo he conocido dos tipos de mujeres en mi vida:
las que me hacen desear el celibato y las que me ponen suicida.

Mención especial merece el cuento El club de los futuros suicidas, que inevitablemente, desde la primer lectura, me recordó El club de los suicidas de Stevenson. En él, un grupo de individuos se conocen a través de una terapia grupal para personas que se han intentado suicidar o no logra suprimir esos fatalistas pensamientos:

Los cuatro nos brindábamos ayuda para combatir esos
repentinos deseos de vivir, de trabajar,
de enamorarse y formar una familia.
De sobra sabíamos que esos deseos son una trampa, la trampa del
mañana mejorarán las cosas”, del “esta vez será diferente”;
pero no, nada cambia, nada cambiará.
Todo apesta a humano, a sufrimiento.

Esta descripción de uno de los integrantes me encantó, además de que su nombre es el mío:

Y Dolores, ella parecía hipnotizarnos con su mirada,
con su olor, con sus recuerdos. 'Desde chica ha habido
alguien más dentro de mí, alguien que me está enloqueciendo',
nos aseguró un día con ese aire de desadaptada que tanto cautivaba.

Blas Valdez mantiene un perfil bajo en las redes sociales y en realidad hay poca información sobre él, pero he conseguido recopilar lo siguiente: en 2002 publicó Rompecabezas, un libro en el que coexisten novela, cuento, poesía, guiones cinematográficos e emails... tan raro como pueda parecer, y, si mal no recuerdo, en algún sitio leí también que su tirada, con este libro, era crear una nueva Rayuela... tan catastrófico y ambicioso como esto pueda sonar. Pero, como ya he dicho, no hablo de lo que no conozco, así que tendré que conseguirlo pronto. En 2008, su cuento Violanchello fue llevado al cine por el director Alfonso Pineda, bajo el título de Amor, dolor y viceversa, que, por cierto, también está en mi lista de pendientes:





 
Una tarde para un libro y para una reseña, una tarde de análisis introspectivo y de reunir (con toda la fuerza de esta palabra) los restos de corazón...

No hay comentarios:

Publicar un comentario