SEMANARIO es una feria de arte, un evento que reúne múltiples disciplinas
y una ocasión para comunicar lo que el talento tapatío quiere expresar.
Es una oportunidad para hacer visibles las propuestas de ilustradores,
diseñadores gráficos, fotógrafos, narradores y artistas audiovisuales.
Es, sobre todo, el verter una reflexión personal sobre el tiempo,
la intimidad y sus vivencias utilizando las experiencias del día a día.
A SEMANARIO Feria de Arte Joven la componen tres escenarios:
una galería, los muros de Guadalajara y el espacio público.
Durante un mes, a partir del seis de Noviembre, el Laboratorio de Arte Jorge Martínez
será la sede donde se exhibirán 35 piezas. Cinco disciplinas aportarán la visión
de los participantes sobre cada uno de los siete días que conforman la semana.
Las obras expuestas reúnen diálogos y conversaciones, plasman sentimientos,
ideas, recurrencias, motivos, obsesiones en torno a la experiencia de lo cotidiano.
Siete muros de la ciudad y el corredor cultural de Av. Chapultepec constituyen
los otros dos escenarios. Los murales plasmarán, también una serie de reflexiones
personales sobre la semana y sus días.
El espacio público mostrará una serie de imágenes que sintetizan la vivencia de la exhibición.
TEASER SEMANARIO
El 6 de noviembre del año en curso se inauguró en Guadalajara la exposición interdisciplinaria "Semanario", en la que tengo el placer de participar con un texto inédito, "El hombre que fue lunes" (texto transcrito en la parte inferior). El fragmento que describe este proyecto hace referencia al talento tapatío, del que formo parte porque viví casi dos décadas de mi existencia en dicha ciudad.
Una de las peculiaridades de este proyecto es que reúne, entre otros, a diseñadores, fotógrafos, ilustradores y narradores que enfocaron en conjunto sus creaciones al día que les fue asignado, en mi caso el lunes.
Pueden visitar la exposición y adquirir postales y los cuentos cortos referentes a cada día de la semana hasta el 12 de diciembre. Semanario es su página de Facebook, donde encontrarán varias fotografías de la inauguración y diversas publicaciones con referencias artísticas.
El hombre que fue lunes
El lunes era el día preciso para
salir, confirmar que el mundo seguía ahí y reafirmar su postura con la realidad: los
seres humanos seguían siendo tan detestables como los recordaba; siempre
mirando, siempre entrometiéndose, hablando de cosas sin sentido y de sus
insignificantes vidas.
Esperaba religiosa y
pacientemente el primer minuto de cada inicio de semana, pues era el único
momento en que su vida parecía tener un propósito real. El agua escasa en sus manos
y rostro traía de vuelta cierto sentimiento de satisfacción ya casi olvidado,
pasar el peine de pocos dientes sobre sus grasosos cabellos y calzar las botas
rescatadas de un terreno baldío eran lo necesario para mostrar su rostro de
nuevo.
Hacía años que acataba este comportamiento y la vida se había convertido en una rutina que había adoptado incluso sus mínimos esfuerzos por cambiarla. Ahora lo único anclado a su memoria era el día exacto en que decidió marcharse, renegar (o abrazar) su existencia y venerar a su don del engaño, su don de la mentira. Fue un lunes en que debía huir de la realidad para no dar cabida al terror, para permanecer en su área de confort; huyó del sentimiento de pertenencia para ser dominado por la eterna paranoia, para idolatrar al delirio.
Hacía años que acataba este comportamiento y la vida se había convertido en una rutina que había adoptado incluso sus mínimos esfuerzos por cambiarla. Ahora lo único anclado a su memoria era el día exacto en que decidió marcharse, renegar (o abrazar) su existencia y venerar a su don del engaño, su don de la mentira. Fue un lunes en que debía huir de la realidad para no dar cabida al terror, para permanecer en su área de confort; huyó del sentimiento de pertenencia para ser dominado por la eterna paranoia, para idolatrar al delirio.
Ahora la vida parecía repetirse
por ciclos pero lo que en realidad pasaba era una sucesión lineal de tiempo que
repetía nombres según los segmentos avanzados, los días. Y decidió anclarse en
uno, el primero. Cada minuto transcurrido de estos segmentos se llevaba a la
persona que había sido hacia un instante, las horas lo renovaban, pero durante los
siguientes seis días ellas mismas se encargaban de destrozar todo avance, por
lo que su convicción se volvía cada vez más delgada, hasta que desaparecía.
No recordaba nada más. Anular su
pasado ante el horror de recordar una realidad menos dolorosa a la presente
resultaba lo más adecuado. Pensar el instante como lo único verdadero en su
existencia, a la vida como algo transitorio y al sufrimiento como una necesidad,
lo mantenía expectante.
Sabía que pudo evitar la
catástrofe pero no lo hizo. Al contrario, provocarla una y otra vez ante sus
ojos cerrados gracias a su imaginación, que crecía como una bola de estambre
alimentada de cobardía, era otro de sus pocos placeres.
El hombre que siempre fue lunes
realmente no ha vivido en ningún otro día, su biografía está formada únicamente
por una consecución de inicios prometedores que devienen en las mismas calamidades
que está habituado a experimentar, a ese regreso al anonimato y a la sombra, a
una vida ignorada incluso por él mismo. Pero esta vez (como muchas otras veces
se ha dicho a sí mismo), es una nueva oportunidad para comenzar.
Hoy se ha dado cuenta de lo
cretino que ha sido. Este lunes ha decidido que es su última oportunidad. Por
impulso sale del callejón donde durmió, obedeciendo los latidos de su corazón, de
ese órgano vital que toda su vida le había indicado que deseaba escapar de un tórax
igual de exánime que él. Subió al puente peatonal que tan bien conocía y
respiro profundo.
Ver por dos segundos su entorno
desde una perspectiva completamente diferente fue su despedida. No tuvo tiempo
suficiente para escuchar el estruendo tras su caída y lo que cambió en otras
vidas aquel lunes, gracias a su partida.
Lola ¿Cómo estás?
ResponderEliminarCuantas posibles significaciones para ese título, cuantos mundos dentro de ese mundo.
Muy buen relato, lúgubre pero no incoloro con ese cierto regustillo amargo que a uno recuerda el estar vivo.
Un abrazo.
¡Hola, Elliott!
EliminarMuchas gracias por tu comentario, me da gusto que este hombre haya despertado esos sentimientos en ti a través de la narración fugaz de unos instantes de su vida que, como bien dices, alude a nuestra propia existencia.
¡Un abrazo y gracias de nuevo por la lectura!