martes, 14 de mayo de 2019

Que parezca un accidente - Elma Correa (reseña)




Que parezca un accidente (Nitro/Press-UANL, 2018) es el primer libro de cuento de Elma Correa. Su debut es simplemente maravilloso, y escribí al respecto para El Septentrión.

Dos de los cuentos pueden leerse en línea: «Señor Bigotes» y «La intimidad de las abejas».

El libro está a la venta en la página de la editorial, en librerías El Sótano y en El Péndulo.



Destinos disfrazados

por Lola Ancira
Elma Correa
Que parezca un accidente
Nitro Press y UANL, 2018, Ciudad de México, 109 pp.

Un accidente es un suceso inesperado que altera el orden y puede devenir en algún daño, resultar tan inofensivo que pase desapercibido o representar una catástrofe insuperable: «A unos les pasa antes y a otros después: puede ser un accidente o la fuerza de la gravedad, pero al final todos terminamos mutilados», revela Chuck Palahniuk en Monstruos invisibles. ¿Será que un accidente es sólo una treta del destino para indicarnos el camino a seguir?
   Que parezca un accidente, primer libro de cuento de Elma Correa, reúne trece historias, la mayoría centradas en la niñez y en la juventud, en relaciones interpersonales poco convencionales, en distintos trastornos del desarrollo, en la incapacidad de reconocer —o no identificarse con— el propio cuerpo y también en el descubrimiento de la sexualidad, en el recalcitrante odio que pueden experimentar los niños y en distintos tipos de violencia. Su esencia es la identidad indescifrable de lo fronterizo. 
   Los personajes de Correa son tan radicales como humanos, y sus circunstancias nos acercan a escenarios particulares: en «Risa», un joven disléxico y mentiroso, un Nosferatu y una mujer en el séptimo mes de gestación terminan cenando juntos en una fonda de comida china tras laborar para una compañía dedicada a grabar inusuales videos eróticos. 
   Los protagonistas son atraídos por accidentes o son, en sí mismos, infortunios, catástrofes que generalmente aparecen en pares: «se necesitan dos para que haya un accidente», afirma Fitzgerald en El gran Gatsby.
   A través de sus letras, Correa critica de forma ácida e ingeniosa movimientos sociales y políticos en boga, el activismo y algunos «odiosos estereotipos» y roles. Los títulos de los cuentos resultan sumamente atinados y, en algunos, la tensión aumenta drásticamente con el cambio de tiempo verbal en los últimos párrafos. (Continuar leyendo en El Septentrión...)

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