jueves, 27 de noviembre de 2014

SEMANARIO - El hombre que fue lunes



SEMANARIO es una feria de arte, un evento que reúne múltiples disciplinas 
y una ocasión para comunicar lo que el talento tapatío quiere expresar. 
Es una oportunidad para hacer visibles las propuestas de ilustradores, 
diseñadores gráficos, fotógrafos, narradores y artistas audiovisuales. 
Es, sobre todo, el verter una reflexión personal sobre el tiempo, 
la intimidad y sus vivencias utilizando las experiencias del día a día.

A SEMANARIO Feria de Arte Joven la componen tres escenarios: 
una galería, los muros de Guadalajara y el espacio público.

Durante un mes, a partir del seis de Noviembre, el Laboratorio de Arte Jorge Martínez 
será la sede donde se exhibirán 35 piezas. Cinco disciplinas aportarán la visión
 de los participantes sobre cada uno de los siete días que conforman la semana.
 Las obras expuestas reúnen diálogos y conversaciones, plasman sentimientos,
 ideas, recurrencias, motivos, obsesiones en torno a la experiencia de lo cotidiano.

Siete muros de la ciudad y el corredor cultural de Av. Chapultepec constituyen
 los otros dos escenarios. Los murales plasmarán, también una serie de reflexiones 
personales sobre la semana y sus días. 
El espacio público mostrará una serie de imágenes que sintetizan la vivencia de la exhibición.

TEASER SEMANARIO




El 6 de noviembre del año en curso se inauguró en Guadalajara la exposición interdisciplinaria "Semanario", en la que tengo el placer de participar con un texto inédito, "El hombre que fue lunes" (texto transcrito en la parte inferior). El fragmento que describe este proyecto hace referencia al talento  tapatío, del que formo parte porque viví casi dos décadas de mi existencia en dicha ciudad.

Una de las peculiaridades de este proyecto es que reúne, entre otros, a diseñadores, fotógrafos, ilustradores y narradores que enfocaron en conjunto sus creaciones al día que les fue asignado, en mi caso el lunes. 

Pueden visitar la exposición y adquirir postales y los cuentos cortos referentes a cada día de la semana hasta el 12 de diciembre. Semanario es su página de Facebook, donde encontrarán varias fotografías de la inauguración y diversas publicaciones con referencias artísticas.








El hombre que fue lunes

El lunes era el día preciso para salir, confirmar que el mundo seguía ahí  y reafirmar su postura con la realidad: los seres humanos seguían siendo tan detestables como los recordaba; siempre mirando, siempre entrometiéndose, hablando de cosas sin sentido y de sus insignificantes vidas.

Esperaba religiosa y pacientemente el primer minuto de cada inicio de semana, pues era el único momento en que su vida parecía tener un propósito real. El agua escasa en sus manos y rostro traía de vuelta cierto sentimiento de satisfacción ya casi olvidado, pasar el peine de pocos dientes sobre sus grasosos cabellos y calzar las botas rescatadas de un terreno baldío eran lo necesario para mostrar su rostro de nuevo.

Hacía años que acataba este comportamiento y la vida se había convertido en una rutina que había adoptado incluso sus mínimos esfuerzos por cambiarla. Ahora lo único anclado a su memoria era el día exacto en que decidió marcharse, renegar (o abrazar) su existencia y venerar a su don del engaño, su don de la mentira. Fue un lunes en que debía huir de la realidad para no dar cabida al terror, para permanecer en su área de confort; huyó del sentimiento de pertenencia para ser dominado por la eterna paranoia, para idolatrar al delirio.

Ahora la vida parecía repetirse por ciclos pero lo que en realidad pasaba era una sucesión lineal de tiempo que repetía nombres según los segmentos avanzados, los días. Y decidió anclarse en uno, el primero. Cada minuto transcurrido de estos segmentos se llevaba a la persona que había sido hacia un instante, las horas lo renovaban, pero durante los siguientes seis días ellas mismas se encargaban de destrozar todo avance, por lo que su convicción se volvía cada vez más delgada, hasta que desaparecía.

No recordaba nada más. Anular su pasado ante el horror de recordar una realidad menos dolorosa a la presente resultaba lo más adecuado. Pensar el instante como lo único verdadero en su existencia, a la vida como algo transitorio y al sufrimiento como una necesidad, lo mantenía expectante.

Sabía que pudo evitar la catástrofe pero no lo hizo. Al contrario, provocarla una y otra vez ante sus ojos cerrados gracias a su imaginación, que crecía como una bola de estambre alimentada de cobardía, era otro de sus pocos placeres.

El hombre que siempre fue lunes realmente no ha vivido en ningún otro día, su biografía está formada únicamente por una consecución de inicios prometedores que devienen en las mismas calamidades que está habituado a experimentar, a ese regreso al anonimato y a la sombra, a una vida ignorada incluso por él mismo. Pero esta vez (como muchas otras veces se ha dicho a sí mismo), es una nueva oportunidad para comenzar.

Hoy se ha dado cuenta de lo cretino que ha sido. Este lunes ha decidido que es su última oportunidad. Por impulso sale del callejón donde durmió, obedeciendo los latidos de su corazón, de ese órgano vital que toda su vida le había indicado que deseaba escapar de un tórax igual de exánime que él. Subió al puente peatonal que tan bien conocía y respiro profundo.

Ver por dos segundos su entorno desde una perspectiva completamente diferente fue su despedida. No tuvo tiempo suficiente para escuchar el estruendo tras su caída y lo que cambió en otras vidas aquel lunes, gracias a su partida.




sábado, 22 de noviembre de 2014

Irreverencias maravillosas: De angustias y creaciones

Mano de La Pianista


El texto de este mes para mi columna mensual, Irreverencias maravillosas, de la Revista VozEd, está dedicado a los autómatas, mecanismos increíbles creados por el ser humano para realizar tareas específicas y diversas.

Pueden leerlo, directamente en la revista, en este enlace, y pueden ver a los 7 autómatas antiguos más extraños aquí.


De angustias y creaciones


No tengo miedo de los robots. Tengo miedo de la gente.
Ray Bradbury


Los autómatas (del latín automăta, derivado del adjetivo griego autómatos, que se mueve por sí mismo) son creaciones que han existido desde la prehistoria, desde la cultura del antiguo Egipto o el periodo helenístico hasta la actualidad, y sus usos han variado entre lo didáctico, lo religioso o la imitación de diferentes acciones humanas.

Han aparecido en la literatura en obras como El Satiricón (s. I), “El jugador de ajedrez de Maelzel” (1836) de Edgar Allan Poe, El Maestro Zacarías (1875) de Julio Verne o Los Robots Universales de Rossum (1920) de Karel Čapek, obra en la que también aparece la palabra “robot” por primera vez –actualmente, ambos términos se pueden usar por igual–.






“El jugador de ajedrez de Maelzel” es un ensayo en el que Poe trata de explicar el funcionamiento de un supuesto autómata llamado El Turco, fabricado en 1769 por el escritor e inventor Wolfgang von Kempelen y que representaba a una persona sentada ante un tablero de ajedrez sobre una cabina de madera que escondía el aparente mecanismo del autómata, cuando en realidad era el lugar donde se ocultaba algún jugador notable de ajedrez. Este supuesto genio ajedrecista también es mencionado en La máquina de pensar y otros diálogos literarios (1998), una compilación de ensayos de Alfonso Reyes y Jorge Luis Borges.

El escritor Isaac Asimov (1920-1992), uno de los autores más reconocidos de ciencia ficción escribió, en 1942, las tres leyes de la robótica dentro de su cuento “Runaround”:
  1. Ningún robot causará daño a un ser humano o permitirá, con su inacción, que un ser humano resulte dañado.
  2. Todo robot obedecerá las órdenes recibidas de los seres humanos, excepto cuando esas órdenes puedan entrar en contradicción con la primera ley.
  3. Todo robot debe proteger su propia existencia, siempre y cuando esta protección no entre en contradicción con la primera o la segunda ley.

Estos preceptos son un tipo de código registrado en la memoria de los robots creados en su literatura, usadas o mencionadas en diversas ocasiones por otros autores (principalmente de ciencia ficción) y son una especie de invocación protectora para sus creadores, los seres humanos.

El hombre, siempre temeroso de afrontar a la divinidad, no quiere equipararse con la “potencia creadora” al engendrar este tipo de mecanismos, pues podrían cobrar conciencia de su poder. El escritor Gustav Meyrink (1868-1932), a través de su emblemática novela El Golem (1915), demuestra cómo una gran figura humana de arcilla, un autómata (en el sentido de quien actúa de forma maquinal, condicionada), fue creada para defender a su creador, pero por un error de éste, el Golem comete actos incongruentes e inicia el caos. Otro ejemplo, cronológicamente anterior, lo tenemos en la primer obra de ciencia ficción, Frankenstein (1818) de la escritora Mary Shelley (1797-1851), donde el protagonista da vida a un extraño ser, formado por partes de diferentes cadáveres, utilizando la electricidad. Al poco tiempo, este ser es consciente de su existencia y poder y termina cometiendo atrocidades. En ambos casos, la tragedia y el enigma conducen a la misma moraleja: no tratar de imitar a la divinidad, pues siempre habrá un castigo que incluso podría ser mortal.




El escritor



En cuanto al séptimo arte, los autómatas también han sido un tópico frecuente desde principios del siglo pasado, entre ellos El Golem (1920, basada en la novela homónima de Meyrink), Metrópolis (1927), El hombre bicentenario (1999), Inteligencia artificial (2001), Yo, robot (2004) o La invención de Hugo Cabret (2011). Esta última se basa en El dibujante y El escritor, autómatas de tamaño real creados por Jaquet-Droz, entre 1768 y 1774, para los aristócratas europeos. El escritor, hecho con más de 6 mil piezas, ha sido considerado uno de los primero antepasados de las computadoras modernas, lo que nos lleva a la máquina de Turing (fabricada por el genio británico Alan Turing): un mecanismo que sirvió para poder crear la primera computadora y que hasta ahora sigue siendo utilizado en ellas. En resumen, la máquina está conforma por una cinta marcada con el sistema binario y un elemento que lee y escribe, según el caso, estos símbolos, realizando un trabajo en serie.



El Golem


Metrópolis


Turing, interesado en la cuestión de la inteligencia artificial creó, en 1950, el test de Turing, una prueba de desafíos con el objetivo de demostrar la agudeza que puede tener una máquina. Este test nunca obtuvo resultados positivos, pues las computadoras no pudieron imitar las respuestas del cerebro humano (aunque lograron engañar a un porcentaje notable de los jueces), pero se estima que en el 2029 las respuestas que den las máquinas logren superar dicho test, aventajando o al menos asimilando la inteligencia humana, ya que la inteligencia artificial continúa perfeccionándose.

Pero hay muy buenas razones para dudar que los robots tomen el control del mundo. Y unas de ellas nos las da el escritor Ray Bradbury (1920-2012), quien adjudica este miedo a la ignorancia y a aquellos que ejercen la censura (de cualquier tipo). En la carta que le escribe a Brian Sibley en 1974, respecto al temor de éste a que en Disneylandia se usaran audio-animatronics (un tipo especial de robots para shows), pues “había leído muchas historias de ciencia ficción en las que se refleja el miedo de que los robots tomen el poder del mundo”, Bradbury responde en una carta concisa, en la que explica que los verdaderos monstruos somos los mismos seres humanos al perder nuestra humanidad, pues miles, millones de personas, a través de la historia, se han fulminado entre sí por motivos diversos y ridículos, como ideologías o religiones que intentan imponer, y para Bradbury, la tecnología (incluidos los robots) sólo nos ayuda con la tarea obligatoria de humanizarnos.

Bradbury termina la carta de manera magistral:

Tengo miedo de jóvenes asesinando viejos y viceversa.
Tengo miedo de los comunistas matando capitalistas y viceversa.
Pero… ¿robots? Dios, yo los amo. Los utilizaré humanamente para enseñar todo lo anterior. Mi voz hablará por ellos, y será una maldita hermosa voz.

Debido a la desconfianza que generó en algunas personas la industrialización y la llegada de maquinaria cada vez más compleja, surgió el temor de la rebelión de las máquinas,  al que Asimov nombró como el “complejo de Frankenstein”, donde las creaciones tecnológicas son capaces de revelarse contra sus creadores y así dar inicio a un episodio apocalíptico.

Finalmente, este temor es tan válido como la defensa que hace Bradbury, y tomar una posición sólo depende de nuestra elección de argumentos y juicios.

martes, 11 de noviembre de 2014

El diablo no existe - Rogelio Flores



La entrada anterior, sobre la presentación de El diablo no existe de Rogelio Flores (autor de Rocanrol suicida), es un preámbulo al texto que preparé para una lectura en dicho evento, pues suelo expresarme mucho mejor por escrito que oralmente. 

Reproduzco entonces dicho texto, a manera de reseña, para darle la bienvenida al tercer libro de cuento de este increíble autor al blog.



Mi dedicatoria por el autor



Los doce relatos que conforman El diablo no existe son una suma de experiencias, situaciones y sensaciones vividas por personajes terrenales en los que podemos ver reflejada cierta necesidad de comprensión, empatía e incluso cariño.

Una característica de la narrativa de Rogelio es la sutil insinuación, al inicio del relato, que hace referencia a las situaciones contundentes y específicas que surgen en la trama de cada historia. A través del imaginario del autor, logramos encontrar el motivo principal de la creación literaria, esa necesidad humana de relatar o contar que persigue siempre la misma finalidad: crear, para los otros, magníficas mentiras como las que concebimos todo el tiempo en nuestras mentes, ya sea alterando los recuerdos o ideando realidades alternas en una permanente dualidad mitológica entre lo cómico y lo funesto.

En el primer cuento del libro, “Verde esmeralda” (que pueden leer en este enlace), la vuelta de tuerca o el giro argumental,  que ocurre casi al finalizar, es lo que introduce lo fantástico en esta narración detectivesca, como fuga o escape a la situación angustiante a la que se enfrenta el protagonista. Esta característica literaria se comparte con el cuento  “Un tatuaje con mi nombre”, que quizá es el relato más fuerte del libro, pues en sus letras coexisten adolescentes con el síndrome de Estocolmo, cucarachas de Acapulco, violaciones y abusos que acompañan a una tristeza infinita por la muerte de una persona amada, narrado a través de una voz femenina e infantil que trasluce inocencia a pesar del contexto violento en el que vive, y que denuncia la horrible realidad de algunos seres humanos indefensos que subsisten en condiciones de pobreza.

En “El cabrito de oro”, la mitología griega se traslada al norte de México y a un circo de fenómenos en decadencia, mientras que en “El asno en la lejanía” la hipocresía y doble moral condenan y aniquilan bajo el manto de indiferencia que otorga la ignorancia.

“La diva del Bronx” demuestra cómo, en una era cada vez más deshumanizada, el contacto físico e incluso sexual se vuelve mucho más íntimo con una muñeca inflable, siendo este objeto plástico el encargado de satisfacer las necesidades de afiliación de cualquier desdichado.

“Afuera del salón Madrid” plantea, entre varias cuestiones, el poder metafísico de las botellas de alcohol para distribuir las penas o el destino de todos aquellos que compartan su contenido líquido: 

El cantinero tomará mi botella y verterá en ese pequeño caballito 
una onza de alcohol. El cliente, ajeno a mi historia, beberá con tranquilidad,
 y sin saber por qué, sentirá mis labios en los suyos, 
como si fuera un beso desde el más allá, ya que para ese momento, 
yo estaré muerto. Entonces algo cambiará en su interior.

La cuestión musical tiene un gran peso en algunos de los cuentos: con un soundtrack ecléctico, que oscila entre la música ranchera de Joan Sebastian y la energía de la música disco, entre el espíritu del rock setentero y ochentero y la historia trágica de Simón, en una salsa de Willi Colon, siempre otorga a la obra un mismo resultado: ambientar con el ritmo adecuado estas páginas tan sorprendentes como los singulares protagonistas que las habitan.

Tenemos entonces una obra de más de cien páginas en las que se esconden secretos mortales, un libro que describe la ficción en torno a criaturas diabólicas y donde los fantasmas amorosos perdonan y esperan, donde la soledad y la desdicha de los onanistas queda expuesta al tiempo que una cariñosa muñeca de plástico cobra vida y donde las moscas imitan la existencia del ser humano, presagiando la muerte y putrefacción.

Por último, en lo referente al título, El diablo no existe, Rogelio demuestra que podemos ser el peor de los mitos que creamos, pues el mal somos nosotros mismos. Es una premisa de que todo lo negativo o adverso que atribuimos a fuerzas externas o misteriosas, toda la maldad que puede existir en este mundo, aquello a lo que llamamos diablo, que representa la maldad y depravación es, en realidad, nuestra parte más humana.


El libro lo pueden adquirir en la librería de Casa Refugio Citlaltépetl.

Para finalizar, transcribo mis frases favoritas del libro:

“Demostrar alegría, darle importancia, era evidenciar lo extraordinario del momento y con ello, presionas las cosas.” P. 18

“-¿Una Lamia?, ¿qué es una Lamia?
-Una mujer quien por ser más bella que las diosas es convertida en monstruo. Es como un vampiro, pero sólo bebe sangre de los chicos a quien seduce.” P. 25

“(…) suspiró con el dese infantil de seguir escuchando la historia. No  creía que fuera cierta, pero eso no le importaba la consideraba una mentira genial, le resultaba interesante y quería conocer los detalles, saber más.” P. 28

“(…) confiado en que los habitantes del Distrito Federal, sin importar su nivel educativo o condición social; no pueden resistirse a las leyendas urbanas, ni a inventar sus propias mentiras o añadidos (…)” P. 29

“Sin luz, la cara del viejo se tornó una máscara griega que no se decidía a ser cómica o trágica.” P. 34

“Inocentes, eso no pasa nunca. Ese es su primer error, verse a sí mismas como seres poderosos e invulnerables, cuando en realidad son sólo unos malditos bichos, cuya única virtud es el tesón más estúpido del reino animal. Su segundo error es creer que la mierda es deliciosa. Malditos animales, ni siquiera tienen conciencia de su vida tan horrible. Quizá yo sea una de ellas, y tampoco pueda seguir este viaje.” P. 46

“Ya había dispuesto una fotografía en la mesa del departamento, la mejor de todas, para que si la cosa se ponía fea, su retrato póstumo no fuera el de un loco abatido por los disparos de la policía.” P. 49

‘“La masa sanguinolenta y deforme de piel, sangre y huesos parecía sonreírle al mundo.”’ P. 52

“Entonces te mira y te sonríe, pero con un gesto muy feo, con una sonrisa que se ve que no le nace, que no le gusta y le duele.” P. 58

“(…) un cuento de hadas triste (…)” P. 68

“Sobre mi rostro, de manera intermitente, danzaban luces de colores; una roja, la otra azul. Era la policía, venía por mí.” P. 72

“El cantinero tomará mi botella y verterá en ese pequeño caballito una onza de alcohol. El cliente, ajeno a mi historia, beberá con tranquilidad, y sin saber por qué, sentirá mis labios en los suyos, como si fuera un beso desde el más allá, ya que para ese momento, yo estaré muerto. Entonces algo cambiará en su interior.” P. 73

“No se dio cuenta del momento en que le pasamos la soga alrededor del cuello, ni sintió cuando le amarramos las manos tras la espalda.” P. 83

“Pudo haberlo hecho más rápido, sin embargo demoraba cada uno de sus movimientos, intentando retrasar lo inevitable.” P. 84

“Sin poder evitarlo expulsé algunas lágrimas que podían ser de vergüenza, miedo u horror. O de ese odio terrible que comenzaba a sentir por mí y mis desdichados cómplices, por nuestra causa cruel.” Ibídem

“Murió en silencio y por minutos, todos los asesinos contemplamos su cuerpo oscilando con tristeza.” P. 86

martes, 4 de noviembre de 2014

Presentación de El diablo no existe de Rogelio Flores




El miércoles 5 de noviembre tuve el honor de oficiar la misa negra, junto con los escritores Omar Delgado y Miguel Antonio Lupián, para El diablo no existe (Casa Editorial Abismos, 2014), tercer libro de cuentos del escritor mexicano Rogelio Flores, en Casa Refugio Citlaltépetl.




Los presentadores


Antes de iniciar la presentación, Rogelio firmó y dedicó libros para varios de sus lectores, que ya lo esperaban impacientes. 


Fotografía por Delia Ramos


Rogelio me otorgó la palabra para hablar sobe El diablo no existe, así que inicié con la lectura del texto que preparé para la ocasión. Pueden leer en la siguiente entrada dicho texto. Omar continúo con un grato monólogo en el que mencionó algunas anécdotas vividas con el autor y también dedico palabras para la obra, y por último, Lupián pronunció su genial discurso dedicado a El diablo, que también pueden leer en su página web.



Omar, Lupián, Rogelio y yo durante la presentación


El autor finalizó la presentación de su libro con emotivas palabras y la lectura del primer cuento. Fue un placer haber compartido espacio y tiempo con escritores de personalidades tan singulares y únicas.



El autor durante la lectura de su cuento


El primer libro de cuentos de Rogelio Flores, Adiós princesa, aparecerá pronto en el blog,y el Rocanrol suicida, habita en este espacio y en mi mente desde hace meses. En El diablo no existe encontramos personajes en situaciones que, por más disimiles que parezcan entre ellas, esconden la misma sensación imposible de evadir: una empatía natural por la desgracia en la vida del ser humano.





viernes, 31 de octubre de 2014

Tusitala de obitos - reseña por Roberto Wong




Me complace anunciarles que poco antes de concluir el año, hay una nueva reseña de Tusitala de óbitos por Roberto Wong (escritor mexicano, 1982), autor de París D.F., obra con la que ganó el premio Dos Passos a la primera novela este año. Actualmente escribe para la revista digital Letras Libres y El Anaquel es su sitio web personal, en el que encontrarán diversas reseñas e interesantes textos que escribe con frecuencia.

Agradezco infinitamente sus bellas y acertadas palabras para mi primogénito, y espero con ansias tener en mis manos París D.F., leerla y presentárselas. Es, sin duda, un autor del que escucharemos mucho más próximamente.

Transcribiré, a continuación, algunos párrafos de la reseña, que pueden leer completa directamente en la entrada de su sitio web.


Tusitala de óbitos – Lola Ancira
POR ROBERTO WONG el 30 OCTUBRE, 2014


No hay, en México, una antología de nuestros raros. Propondría, por citar únicamente algunos nombres, a Arreola, Garro, Tario, Chimal, Bellatín. De conformarse dicho grupo, Lola Ancira (Querétaro, 1987), podría postular a un espacio. Su primer volumen de cuentos, publicado por Pictographia Editorial, gira en torno a temas poco frecuentes en la literatura mexicana: el sueño, la locura, la muerte.

No hay, en México, una antología de nuestros raros. Propondría, por citar únicamente algunos nombres, a Arreola, Garro, Tario, Chimal, Bellatín. De conformarse dicho grupo, Lola Ancira (Querétaro, 1987), podría postular a un espacio. Su primer volumen de cuentos, publicado por Pictographia Editorial, gira en torno a temas poco frecuentes en la literatura mexicana: el sueño, la locura, la muerte.

En otro extremo de su literatura se lee un importante rechazo al mundo y sus normas. “Un inminente progreso” es, al estilo de Huxley, una distopía en la que el personaje escoge la muerte ante lo terrible de la realidad. En “El dueño de los sinos”, el protagonista pretende cambiar el destino y muere consumido. “Jeremiades” intenta repetir la creación y se encuentra rodeado de esperpentos. En síntesis, los múltiples universos de Ancira parecen castigar lo contranatura –la opción al mundo parece siempre ser la muerte. ¿Es esto una crítica frontal a nuestra realidad? ¿Un sino de la autora?

jueves, 30 de octubre de 2014

Poéticas de los 80, proyecto de Joel Flores

Imagen hecha por Joel Flores


Poéticas de los 80 es un proyecto del escritor zacatecano Joel Flores, autor de El amor nos dio cocodrilos y de Rojo semidesierto, ganador del Certamen Internacional de Literatura 2012 Sor Juana Inés de la Cruz. Este año se hizo también acreedor del Premio Bellas Artes Juan Rulfo para Primera Novela, con Nunca más su nombre y actualmente es becario del FONCA en la categoría de novela. Un escritor que, sin duda, tiene claro su camino y destino.

Este proyecto, que reúne a 12 escritores mexicanos nacidos en la década de los 80, plantea crear un acervo de sus obras publicadas y dar a conocer esta literatura, una literatura contemporánea, tan diversa como las personalidades de sus creadores y que oscila entre el realismo y lo fantástico.

En lo personal, es un placer formar parte de este grupo de escritores coetáneos con mi libro Tusitala de óbitos. Entre los otros once autores que conforman este proyecto se encuentran Gabriel Rodríguez con Niños tristes y Mariel Iribe Zenil con El último intento, así como Israel Terrón, con Artemisa Café, Bernardo Araujo con Toque de queda y Eduardo Ruiz Sosa con Anatomía de la memoria (tres de mis siguientes lecturas). 

Pueden leer la entrada original del escritor en su blog. A continuación transcribo sus palabras, necesarias para deducir la relevancia de este proyecto:

A inicios de octubre decidí cerrar el primer bloque de entrevistas a escritores
nacidos durante el 80, que empecé en enero publicando en La gualdra y en esta página. Quien me motivó fue Fernando Trejo, al invitarme a convertir este trabajo 
en conferencia y a ofrecer el resultado en la Feria Internacional del libro de Chiapas Centroamérica, más precisamente en Tuxtla, que es su tierra natal. 
Para Fernando, como poeta y promotor cultural que siempre se ha preocupado 
por el diálogo entre escritores, era bueno hablar en el Sur 
sobre ¿quiénes son y qué están escribiendo los narradores de nuestra generación?

Fue así como en una semana Flor y yo empezamos a trabajar en lo que primero
 fueron las diapositivas de la conferencia, para después, tras un par de bocetos 
e ideas que se fueron desechando, terminar haciendo este catálogo compuesto por 12 escritores que están publicando en fondos editoriales estatales y nacionales,
 así como en editoriales del país y españolas. Esto apenas es un inicio 
de un proyecto que está en continúa construcción y crecerá. 
Pues su objetivo es, como se lee en el texto introductorio que acompaña el catálogo, 
ofrecer un mapa completo de los narradores jóvenes de México e invitar no sólo al lector, 
sino también a otros escritores, a conocerlos.

Les dejo aquí el catálogo para su consulta. De verdad no tiene desperdicio, 
sobre toda la creatividad que le puso Flor en el diseño.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Gente del mundo – Alberto Chimal




Gente del mundo (Ediciones Era, 2014) de Alberto Chimal (escritor mexicano, 1970) es una compilación de más de 70 textos breves fantásticos que describen las prácticas, costumbres y vida de ciertos seres humanos peculiares. Este libro es una reedición “corregida y aumentada”, pues se publicó por primera vez en 1998.



El autor y yo el día de la presentación del libro 


Mi colorida y misteriosa dedicatoria


Chimal ha ganado diversos premios y reconocimientos y ha sido becario del FONCA, ha publicado dos novelas, más de 15 libros de cuento o mini ficción, ensayo y teatro. Actualmente es profesor de literatura e imparte un taller de narrativa.

Conocí a este escritor en 2011, cuando el profesor en turno de Literatura mexicana, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM,  lo llevó como invitado. El primer libro que leí de él fue Grey (2006), que también es una compilación de textos cortos fantásticos, y ahora quiero leer su segunda novela, La torre y el jardín (2012), finalista del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos 2013.






Gente del mundo recuerda los relatos de viajes del s. XV de Américo Vespucio sobre el descubrimiento de América o  a la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo del s. XVI. Se asemeja a un bestiario medieval pero de seres humanos, tanto reales como fantásticos, que habitan (o han habitado) en algún lugar recóndito del mundo. Seres que, por sus singulares tradiciones o culturas, parece que no han logrado sobrevivir hasta nuestros días, pero basta con un análisis superfluo para reconocer sus múltiples legados en algunos cuantos de nosotros, como aquellos que no tienen la certeza de saberse reales o verdaderos, los que pierden la esperanza cuando empiezan a reconocer que su sombra los acecha, los que encuentran la belleza fuera del canon o quienes sólo entienden de despedidas definitivas, pues saben imposible el regreso de quienes parten.

Mis relatos favoritos son “Los oficios”, donde narra una parte fundamental de la vida de los notaravas, quienes justifican su existencia eligiendo (o creando) la profesión para la que nacieron y a la cual dedicarán sus cualidades y habilidades, como ser sumadores de muertos. Finaliza con una hermosa frase: Lo que cuenta, dicen sus sabios, es la perseverancia. Y la belleza de cuanto se hace bien.

“La hora de la muerte” y “Los últimos ritos” están unidos por la temática de los ritos funerarios. El primero precisa el momento exacto en que una vida ha de concluir su existencia, pero este mandato es llevado a una escala mucho más grande donde cientos, tal vez miles, pactan para realizar el último viaje acompañados. El segundo refiere que los pobladores del Páramo de Rhunga sólo pueden cortar a sus muertos hasta la desaparición, pues resulta más que imposible cavar en su superficie. Ambos aluden al entierro o funeral celeste tibetano, ceremonia fúnebre sobrecogedora.

En “Los sistemas” y en el “Segundo apéndice: de Auko la ignota” hay claras referencias al Libro egipcio de los muertos, donde los nombres designan, de forma más certera y profunda gracias a su extensión y donde se busca el camino del alma hacia la perfección. La vida es, entonces, una eterna búsqueda de la mejor manera para retornar al universo y siempre cede, como el dolor, al tiránico paso del tiempo.

“La verdad” muestra esa dualidad interna con la que hay enfrentamientos constantes. Porque todos somos dos, e incluso tres o cuatro. Lo difícil, más allá de tratar de comprender la existencia en su totalidad, es entendernos a nosotros mismos.

“Disenso” es la parodia de la realidad que mueve a las sociedades de muchos países, pero sobre todo a los latinos, causas radicalmente distorsionadas con un discurso caduco que siguen rigiendo al pueblo.

 “Valor”,  “Apego”, “Odio”, “Plenitud” e “Historia” son relatos perfectos derivados de la palabra, de una sola palabra con el poder de desplegar el contenido de su fuerza a través de representaciones precisas descritas por un imaginario perfecto.

Las láminas, que forman parte de este repertorio a manera de recuadros con dos o tres líneas, son pequeños universos que lo mismo pueden contener el terror que la esperanza, específicamente “(Lámina 201 de Auko)” y “(Lámina 1229 de Auko)”.

 “La paz” y “La memoria” son relatos que se contraponen, el primero elogiando la magia del olvido, experimentando la existencia sin precedentes, y el segundo vanagloriándose en los recuerdos intactos de una memoria que se posterga a través de la escritura.

“La vergüenza” es la descripción del infierno en la tierra, una consciencia que cobra formas y espacios que conviven con sus creadores hasta colmar sus vidas e impedir que vivan sin recordar sus peores errores.

Esta gente del mundo, tan diversa en sus nombres y definiciones como en sus prácticas y creencias, no nos es más ajena que cualquier persona que habite del otro lado del globo terráqueo. Gente del mundo está conformado de pensamientos náufragos, lanzados en botellas de vidrio esperando al lector adecuado. Y resulta que ese lector está en cada uno de nosotros.

El sitio web de Chimal es Las historias y en el pueden encontrar reseñas literarias, fascinantes cuentos de otros autores, e incluso un concurso de microficción mensual y diversos textos más.

Dato importante: tras las últimas problemáticas de la literatura realista con la literatura fantástica el autor, en esta entrevista con Carmen Aristegui, contundentemente define qué es lo que en realidad sucede:


¿De qué manera la fantasía dialoga con el presente?

Cualquier obra de imaginación fantástica dialoga con el presente. 
Primero, porque está escrita por alguien que vive en un contexto real. 
Por muy estrafalario que sea el libro fue realizado por alguien común. 
Segundo, algunas de las obras de quienes se imaginan las cosas de otra manera, 
sí pueden observar la realidad de lado o por reflejo, más que por lo inmediato. 
Hay literatura de género que alcanza a decir cosas que el realismo no dice. 
El realismo tiene ciertas capacidades, lo mismo sucede con la imaginación fantástica 
que puede ver aspectos ocultos. Creo que ambas vertientes son complementarias.


Pueden adquirir Gente del mundo en Gandhi o El Péndulo.

También pueden descargar el libro 83 novelas, de su autoría, en este enlace.

Para finalizar, transcribo las frases más contundentes y representativas de las vidas de esta gente:

“(…) han tenido que fingirse espectros, o fugitivos del mundo de los sueños (…)” P. 15

“(…) sólo se dejan ver cuando arrojan al vacío, desde los riscos más inaccesibles, a sus niños recién nacidos.” P. 16

“En sus lápidas, talladas toscamente por ellos mismos, están estas palabras: ‘No queda ni la esperanza de su  vuelta’.” P. 18

“La raíz de su credo es la noción de la indignidad de los hombres, la altura ínfima que les corresponde en la escala del mundo (…)” P. 32

“Piedras y diamantes, astillas y sedas, ratas muertas y sabrosos frutos: todo es para ellos igualmente precioso.” P. 35

“Ninguno entre ellos, se dice, ha conseguido aún reproducir la última Cortesía de Eibro, que él insinuó tan sólo en sus cuadernos y por la cual un cuerpo moribundo podría ser convencido, si se tiene paciencia, de no dejar escapar al espíritu.” P. 58

“Sólo han fracasado en la búsqueda del Nombre Final, que se revela en el momento de la muerte y es uno para todas las criaturas y todas las cosas.” P. 62

“Grande es el dolor de quienes los ven marcharse; casi nunca regresan.” P. 65

“Creen sólo en esa clase de magia que excluye a los demás (…)” P. 73

“(…) estamos cerca ya de haber agotado las empresas humanas, de haber descubierto todo lo que estaba por descubrirse, de haber dicho todo lo que es dable decir.” P. 87

“(…) podrían cambiar el universo desde su principio y hacer ‘que siempre hubiera sido más amable, más triste, o más cruel, sin que nadie sospechara que una vez, de algún modo, fue diferente’.” P. 91

“(…) y el resto de la gente del mundo sólo merece su desdén.” P. 92

“Nada sino el sonido de la boca, dicen, delata la presencia de los hombres a los ciegos espíritus del mal (…)” P. 101

“Al abrir el cuarto secreto de una casa, cerrado por generaciones, se encuentran adentro, abrazados, los cadáveres de dos pequeñas niñas que habían desaparecido pocos días antes. No hay signo de violencia ni huella alguna en el polvo de siglos.” P. 104

“(…) el recorrido por el mundo y sus habitantes podría ser todo una mera ficción (…)” P. 115 

“(…) y pudo levantar la vista y admirarse y rechazar la locura y la muerte. Allí dijo: Quiero vivir.” P. 120


“Las palabras estaban dichas y las palabras pesan y son ciertas.” P. 121